Para el exsenador, y actual coordinador de las bancadas del Movimiento de Participación Popular (MPP), Charles Carrera, se hace necesario enfrentar la situación de seguridad se debe enfrentar, entre otras cosas, con “mecanismos de control más rigurosos contra el lavado de activos”.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
En una columna titulada “Un nuevo gobierno, un nuevo debate sobre seguridad pública”, sostiene el dirigente del MPP y el Frente Amplio (FA) que el sistema político ha fallado repetidamente en la búsqueda de soluciones efectivas para la seguridad pública” y llama a reconocer que aunque nos duela, el mercado de las drogas —por su rentabilidad y demanda constante— hace muy difícil erradicar el narcotráfico”.
Sostiene que “es fundamental reconocer que el narcotráfico no solo está presente en las bocas de droga, sino que ha logrado una inserción mucho más profunda en la sociedad. Grandes negocios, sectores del comercio e incluso empresas legalmente constituidas actúan —muchas veces sin saberlo— como instrumentos para el lavado de activos. Este problema no solo corrompe la economía formal, sino que también desdibuja los límites entre lo legal y lo ilegal, debilitando la estructura del Estado y su capacidad de control”.
Nueva realidad de seguridad
Para Carrera la realidad nos impone un nuevo análisis que contemple los cambios en la estructura del crimen organizado y la evolución del narcotráfico en los últimos años. No podemos quedarnos con las recetas del pasado, pero tampoco ignorar las experiencias que han demostrado tener cierta eficacia para la prevención y reducción de la violencia”. Entiende, además, que se debe “retomar, replantear y adaptar la estrategia por la vida y la convivencia”.
La seguridad, asevera, “no puede pensarse únicamente desde la represión, sino también desde la generación de oportunidades, el fortalecimiento del tejido social y la promoción de valores de convivencia. Sin estos elementos, cualquier esfuerzo por combatir el crimen organizado será incompleto e ineficaz”.