Una firma “temblorosa y de escasa velocidad” evidencia la dificultad que tuvo Vladimir Roslik para rubricar el acta de la justicia militar número 33, tras el interrogatorio perpetrado en el Batallón de Infantería N.º 9 de Fray Bentos, en el año 1984. Roslik estuvo detenido desde las cuatro de la mañana del 15 de abril de 1984, cuando un comando de militares de esa unidad irrumpió en su domicilio y lo detuvo.
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La crónica de una tortura que terminó en el asesinato de Roslik
Luego de un prolongado tiempo de plantón y próximo a las 23:50 del mismo día de la detención, Roslik fue conducido a la “sala de disciplina” para ser interrogado. El interrogatorio, que fue acompañado de intensos tormentos (golpes, picana eléctrica y submarino) estuvo supervisado por el mayor Sergio Caubarrere. Sobre la una de la mañana del día 16 de abril de 1984 Vladimir Roslik cayó muerto de rodillas y de cara al piso.
Las torturas a las que fue sometido ocurrieron en el marco de los dos operativos que se produjeron en la Colonia San Javier, en el año 1980 y en el año 1984, cuando se detuvieron a 20 personas en el primer año y a otras nueve, en el segundo. De hecho, ambos operativos son el centro del juicio oral que se desarrolla en Fray Bentos, donde el fiscal Ricardo Perciballe expone más de 70 medios probatorios para acreditar la responsabilidad de nueve militares retirados que encabezaron ambos operativos de detención. Precisamente, uno de los medios probatorios expuestos en el juicio fue el examen de la firma de Roslik. El análisis de la firma la hizo el perito calígrafo del Instituto Técnico Forense, Carlos Eduardo Peña, quien en su declaración ante el juez de juicio Claudio de León agregó que “se observa especialmente en el Acta Nº 33 una alteración, una firma temblorosa, desproporcionada y de escasa velocidad”. Por su lado, el abogado del Observatorio Luz Ibarburu, quien representa a las víctimas de los operativos en Colonia San Javier, Pablo Chargoñia, dijo a Caras y Caretas que la pericia del experto calígrafo apunta a acreditar que “la firma de Roslik en Acta de interrogatorio es notoriamente temblorosa y lenta (así indicó el perito), diferente a la que estampaba habitualmente en sus recetas y en la de su título de médico”.
Las pruebas del fiscal
El objetivo del Ministerio Público es demostrar cómo Vladimir Roslik fue torturado durante su interrogatorio. Las pruebas que se incorporaron al expediente que reunió toda la investigación objeto del juicio oral que se desarrolla en Fray Bentos incluyen un conjunto de documentos que provienen de la propia Justicia Militar, entre ellos, legajos de los propios militares acusados de torturar a 29 víctimas. Por su lado, el perito calígrafo explicó cómo examinó la firma del acta que le hicieron firmar a Roslik los represores Sergio Caubarrere y Dardo Ivo Morales. Lo hizo comparando la firma en las recetas médicas que su viuda, Mary Zabalkin, guardó. También sirvió para el examen caligráfico la firma de Roslik sobre su título universitario de Medicina.
Con esos documentos auténticos el perito calígrafo comparó la firma de Roslik con la que el médico había dejado en las actas militares que le hicieron firmar sus represores tras los interrogatorios mientras estuvo detenido. Peña relató que “el examen de la firma se realiza estudiándola por separado y que luego se realiza la tarea comparativa”. Así, estudió el desenvolvimiento de trazos y la ubicación de los puntos, la dimensión y espaciamiento de grupos de letras, la inclinación de la firma y analizó elementos identificatorios de la rúbrica. También examinó cómo Vladimir Roslik ejecutó la K en las actas recuperadas de la justicia militar. El perito calígrafo concluyó que luego de analizadas con lupas y microscopios las firmas originales y las de las actas militares recuperadas, se pudieron ver las diferencias y cómo Roslik firmó bajo las torturas de los militares responsables de los interrogatorios, Morales y Caubarrere. “En la firma del Acta 33 se observa especialmente esas alteraciones al igual que en las Actas N.º 39 y 47”.
La muerte de Roslik según los militares presentes
En tanto, uno de los militares acusados por el fiscal Ricardo Perciballe, Sergio Caubarrere, había declarado en el año 2011 —declaración que el fiscal trasladó en la presente causa— que a él se le delegó la responsabilidad del interrogatorio a Vladimir Roslik en 1984. Dijo que “todo el operativo estuvo a mi cargo, me tocó hacer interrogatorios y operativos. Añadió en esa oportunidad que a todos los detenidos se los revisaba por parte del médico Eduardo Saiz, sobre quien, también en el juicio oral que se desarrolla en Fray Bentos, pesa pedido de condena”. Luego del homicidio de Roslik, el represor Caubarrere fue procesado por la Justicia militar pero por homicidio culposo, hecho que provocó que su responsabilidad en el homicidio del médico pasara a ser cosa juzgada.
Caubarrere fue interrogado acerca de las condiciones en las que murió Roslik. Ante esto, contestó: “Cae de rodillas y de cara contra el piso. Yo me voy a acordar toda la vida. También estuve presente cuando el médico del Batallón lo intentó reanimar”. Caubarrere relató, además, que “luego del homicidio, el general Hugo Medina se reunió con el médico Saiz”. La prueba pericial incorporada al juicio también incluyó la autopsia histórica elaborada por la Cátedra de Medicina Legal de la Facultad de Medicina, que concluyó que “se trató de una muerte violenta en el contexto de las torturas a las que fue sometido en el curso de un interrogatorio en el que —además— se pretendía entrenar en esas técnicas a jóvenes oficiales. La causa de la muerte fueron los diversos traumatismos infligidos a la víctima en el contexto de una sesión de tortura, que provocaron un shock hipovolémico por anemia aguda, a lo que coadyuvó una asfixia aspirativa”.
El pedido de condena del fiscal Ricardo Perciballe es para nueve militares retirados involucrados en los interrogatorios y operativos en la Colonia San Javier: Ivo Morales, responsable de uno de los interrogatorios a Roslik; Sergio Caubarrere, quien se hizo cargo de haber encabezado los operativos de detención e interrogatorios, junto a Mario Roca, Abel Pérez, Rodolfo Costa, Jorge Soloviy, Luis Estebenet, Daniel Castellá y Eduardo Saiz, de 13, 14 y 15 años de penitenciaría.