La actuación de la fiscal Gabriela Fossati en el tan enmarañado caso de Alejandro Astesiano, excustodio del presidente Lacalle Pou, y que terminó con un proceso abreviado y una condena de cuatro años y seis meses, está bajo la lupa de los analistas.
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¿Qué otra cosa podría haber hecho la fiscal con este caso? ¿Podría haber acusado de obstrucción a la Justicia a la primera línea del gobierno multicolor?
En un extenso análisis publicado en la última edición de la revista Caras y Caretas, el sociólogo Rafael Bayce profundiza en este tema, planteando una visión crítica sobre ciertas visiones simplistas a cerca de la actuación de la fiscal Fossati.
En un listado de interrogantes, Bayce plantea: "¿Por qué (Fossati) se la va a jugar ella sola, con los tiburones de omertá que parecen abundar en esa pecera?". A lo que agregó: "Si profundizaba más, podía, al menos, perjudicar irreversiblemente su carrera, sin que el resultado final del proceso cambiara, porque doctores tiene la santa madre iglesia como para impedirlo en caso de que ella se inmolara para buscarlo".
Para eso, siguió el sociólogo y columnista, "hay traslados judiciales oportunos, segundas instancias tajantes, supremas cortes que sabrán cumplir… Nada hipócrita, acaso cínica; nada cobarde, sino valiente declarante, quizás algo discepoliana, conocedora del paño, consciente de los límites entre el deber legal y el sacrificio inútil, luchando por su supervivencia social y jurídico-judicial".
Fossati encontró la forma de sobrevivir en el sistema. Y su estrategia fue cumplir "mínimamente con su papel de parte fiscal, aunque frustrando infundadas expectativas de draconianos fallos". No obstante, "declaró lo suficiente como para que sus pocas palabras fueran aprovechadas por buenos entendedores, que no parecen ser todos, claro; las bombas asordinadas que lanzó son focos que iluminan el sistema, que sigue siendo como los teóricos de izquierda de los siglos XIX y XX lo habían imaginado y anunciado. Lo que no debería sorprender hoy ni generar absurdas expectativas".
Ficciones de lujo
Tanto la democracia como el poder judicial, acierta Bayce, "son ficciones de lujo que rigen cotidianos normales cuando no amenazan al poder real". Pero, "cuando las papas queman", ambos conceptos no rigen. Para entenderlo, "véase lo que ha demorado y cómo se han reducido la verdad y la justicia respecto de la dictadura cívico-militar como seudópodo de la guerra fría geopolítica".
En esos casos "la justicia queda reducida a las letras de murga y a las rasgadas vestiduras y mecidas barbas de las oposiciones político-comunicacionales recientemente convertidas a magras expectativas de justicia en una democracia capitalista, burguesa y liberal".
En Uruguay y en el mundo, concluye Bayce, "crece una decadencia de la normatividad jurídica en desmedro de otras normatividades, valores y creencias; aunque, perversamente, esas normatividades ajurídicas se argumenten con retórica jurídica; lo que desprestigia a sus actores y a la normatividad jurídica aún más, como incompetente, impotente, hipócrita, grandilocuente y servil".