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Política Argentina |

Milei y el avance la extrema derecha en el Río de la Plata

Frente Amplio e izquierda social ante el rugido del león

Dos politólogos y dos senadores del Frente Amplio analizan a Javier MIlei en Argentina y el futuro político en Uruguay.

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Caras y Caretas Diario

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El avance de la ultraderecha encarnada por Javier MIlei, lejos de ser un avance de la Libertad, genera n nuevo tablero político en la región y en ese escenario el Frente Amplio en una coyuntura distinta, enfrenta desafíos que trascienden la batalla electoral del 2024.

Matizando la frase popular que sostiene que cuando “Argentina se resfría, Uruguay estornuda” y sin posibilidad de un traslado mecánico de la realidad allende al río para el paisito, parece oportuno reflexionar sobre un resultado que parecía improbable, sobre todo por lo contundente de la diferencia electoral.

Más que analizar la caricatura del electo presidente argentino, nos interesa más poner la lupa en el respaldo popular conseguido que atravesó el río Uruguay; no solo ganó con una diferencia de casi 11% sobre Massa sino que en el circuito electoral en la Embajada Argentina en Uruguay obtuvo un 70% de votos y 90% en el circuito en Maldonado.

Parece oportuno conjuntamente con analizar si hay una derechización de la sociedad argentina sobre todo en su franja etaria más joven, observar la actitud de la izquierda uruguaya en la medida que Uruguay parece ir en un cíclico inverso al argentino.

Los politólogos Constanza Moreira (CM) y Pablo Álvarez (PA) por un lado y los senadores Daniel Caggiani (DC) que integra el Parlasur y Enrique Rubio docente de historia (ER) del Frente Amplio comparten sus comentarios sobre lo sucedido en Argentina y las perspectivas para la izquierda uruguaya que de llegar al gobierno, debe resolver entre otros temas, sus vínculos diplomáticos con el gobierno de Milei, de llegar este como Presidente al 2025.

Hay condiciones objetivas que favorecieron el triunfo de Milei (hiperinflación, desgaste de la imagen del gobierno, etc.) pero la pregunta sería ¿Por qué las fuerzas populares no pudieron aprovechar esas condiciones en su favor, sobre todo las fuerzas de izquierda?

C.M. Hay condiciones objetivas, sí. La vuelta de la "inestabilidad" despierta en los argentinos sus recuerdos más amargos. Por eso la promesa de la dolarización funcionó en esta campaña (se recuerda eso como un período "de oro"). Pobreza, desempleo, colaboran también. Desánimo en las expectativas de vida de los más precarizados...etc. No pueden aprovechar eso porque este mal gobierno inestable y que empobrece es del peronismo. Es más, para lo mal que les fue en estos años es increíble la cantidad de gente que los votó. Que el Ministro de Economía de la crisis económica Argentina haya llegado a una segunda vuelta y cosechado 44% es casi un milagro.

Sobre la izquierda...la gran pregunta. ¿Cuál es la izquierda argentina? ¿Bregman, una candidata que se desentiende del drama Milei? El peronismo es un gran movimiento de masas y el Kirchnernismo ha sido su expresión de izquierda. Massa era la socialdemocracia frente a Milei y el ultra neoliberalismo, defendía los derechos de los trabajadores, la soberanía nacional, las Pymes, las políticas sociales y las empresas públicas. Esto es la izquierda Argentina.

Pero vienen de cuatro horribles años. Y la gente votó " por el cambio" y contra la política y la casta.

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E.R. Hay que estudiar como la globalización impactó negativamente en el norte en las clases medias y populares en términos de puestos de trabajo y de niveles de ingreso, y a su vez, en la incapacidad de la centro izquierda de reformular sus programas.

Y tuvo una base también en la revolución tecnológica que había comenzado antes y que se acentuó en las transformaciones geopolíticas que se fueron dando simultáneamente, todo lo cual acentúa la incertidumbre social y el horizonte en el norte. Todo esto da sentido al fortalecimiento de esas políticas de derecha o de extremos .Ahora, en este contexto internacional, Argentina tiene sus peculiaridades. En primer lugar, el peronismo no es un partido. El Frente Amplio por ejemplo, tiene diversidad ideológica, aunque más acotada que en sus orígenes pero fuerte unidad programática y fuerte identidad.

El peronismo, en cambio, tiene una identidad generada a partir de su proceso fundacional, pero no tiene el resto en materia programática ideológica.

En segundo lugar, Argentina es un país territorialmente muy fragmentado por el peso de las provincias. Incluso en los debates se vieron cómo el tema de la seguridad nada menos se remitía a la provincia y eso dificultó enormemente la gobernabilidad.

Por otro lado, el capitalismo agrario siempre fue muy fuerte en Argentina y yo creo que esto se vio en la votación, por ejemplo, que tuvo el eje Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes.

Argentina no tuvo un progresismo como el que tuvimos a principios del siglo 20, no fue Batlle, ni un asentamiento de la institucionalidad democrática, con la fortaleza que nosotros hemos tenido. Eso se ve no solo en el tema de las dictaduras, sino en, por ejemplo, en el comportamiento del Poder Judicial en la Argentina, y el elemento de un corporativismo, tanto territorial como social o político.

El peronismo de este periodo tuvo un pésimo punto de partida que venía del macrismo anterior y algunos escándalos puntuales de corrupción real o fabricado fueron mediáticamente muy catapultados que fueron generando una imagen del poder; yo creo que no hay que desestimar estos elementos relativos a la herencia o relativos a la cuestión mediática.

P.A. La mayor dificultad para entender las fuerzas populares en sentido bien amplio (políticas y sociales) es que de alguna forma era imposible desprenderse de las responsabilidades del gobierno en varios temas, principalmente de la situación económica. Pensar que bastan las crisis económicas para que sean condiciones favorables a las fuerzas de izquierda es un error. Sobran ejemplos en la historia donde ante crisis políticas o económicas las salidas de las mayorías populares estuvieron en torno a propuestas que se volvieron directamente contra la izquierda. Aun así, el 44% de la ciudadanía estuvo dispuesto a apoyar la candidatura del Ministro de economía del partido en el gobierno, gobierno que tiene la responsabilidad, entre otras cosas, de la situación inflacionaria. La inflación a ese nivel impacta directa e inmediatamente sobre la población.

La vida precaria es también fértil, por la potencial ruptura de los vínculos con lo común, y lo público, para las ultraderechas.

Las “condiciones subjetivas” estuvieron mucho más fuertemente disputadas. La idea de casta, de los derechos como privilegios, etc. Hay ahí un terreno enorme para analizar y para actuar, también en el horizonte de las fuerzas populares. La derecha construyó sus propias redes de cadenas

D.C. El campo popular de izquierda fue dividido. Hubo un gran frente, Unidos por la Patria antes del Frente de Todos que tuvo desgajamientos importantes en los cuatro años de Gobierno de Alberto Fernández, que además del panorama coyuntural, que es bastante complejo, hace que en la presentación electoral, tenga una pata renga.

Creo que hay un fenómeno que no es Milei, pero que expresa Milei que es el rompimiento o la expresión de algo nuevo que está surgiendo y de algo viejo que está dejando de ser, el sistema de partidos que había implosionado en el 2001 con la crisis y que se había recompuesto a partir de la llegada de Néstor Kirchner. Creo que Unión por la Patria mostró mayor capacidad de articulación, pero no terminó consolidando esa expresión de izquierda nacional popular progresista.

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¿Las sociedades occidentales están viviendo un tiempo cíclico donde tras gobiernos progresistas de corte centro izquierdista surge la extrema derecha como opción?

P.A. Si nos remontamos a las últimas décadas puede verse en forma descriptiva que en varios lugares hubo respuestas de fuerzas de ultraderecha ante ciclos de gobiernos progresistas.

Creo que en general estas fuerzas de ultraderecha se nutren de la imposibilidad de las fuerzas tradicionales de las derechas que ocupaban fundamentalmente espacios de Centro, que eran herederas de la visión triunfalista del período neoliberal que se quedó sin capacidad de mostrar alternativas a las crisis que los países enfrentaban y las acciones de los gobiernos progresistas. Hay una tensión entre la desaparición del centro o su orfandad pero las ultra derechas también surgen a partir de las nuevas perspectivas de riesgo que logran instalar, entre ellas las asociadas a las posiciones más xenófobas y racistas, y también otros miedos/enojos asociados a visiones conservadoras en el orden social.

Pero entiendo que estas fuerzas de ultraderecha en general no son portadoras de un nuevo orden político, en general no critican la institucionalidad democrática ni su funcionamiento, sino que traen más bien elementos de carácter reaccionario y autoritario al propio sistema.

D.C. Creo que en ese escenario de disputa, las derechas están muy fortalecidas, las ultraderechas y los que han perdido eje hoy es el centro político. Quizás la izquierda termina ocupando parte de ese centro político, sobre todo tratando de recuperar algo que se ha roto, que es el consenso democrático.

C.M. A todo avance progresista le sucede una reacción conservadora. Esto suele suceder: por eso les llamamos "reaccionarios". El tema es donde queda el punto de equilibrio después. A la época del "giro progresista" le siguió una reacción conservadora: en Brasil, en Ecuador, en Argentina, en Uruguay. Pero también a la revolución rusa le siguió el nazismo. Y a los procesos del "populismo" de los Perón y los Vargas le siguió la dictadura. No es de ahora. El tema es qué derecha es esta (hay cosas que permanecen: la religión, los militares y el gran capital) y que cosas cambian. Pero la reacción conservadora es esperable por parte de aquellos que pierden poder; aun cuando las ganancias de los trabajadores, las mujeres, los más pobres sean mínimas, siempre son amenazantes. Antes daban Golpes de Estado y ahora ganan elecciones. Esto es una buena cosa. La "extrema derecha" y la derecha se unen. Y allí donde la derecha se "amortigua" siempre puede aparecer una extrema derecha para animarla. Pero al final, van juntos: Herrerismo y Cabildo Abierto, Macri y Milei. Los que le dieron el golpe de Estado a Dilma y Bolsonaro.

E.R. Para mí los progresismos en general, no solo la situación Argentina no han entendido muy bien que es el cambio cultural, el cambio en el concepto del tiempo “se quiere ya y ahora”, el cambio en el concepto del espacio, el cambio en el sentido de la adhesión a los vínculos que también incluye los vínculos políticos, entonces para los más jóvenes que ingresan en el área política y comportamiento sigue otras pautas, entonces la combinación de productos es un combo que genera una profunda incertidumbre.

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¿Qué tan lejos está Uruguay de vivir un proceso electoral polarizado socialmente como el argentino?

C.M. Uruguay es un país polarizado, desde hace tiempo. Las diferencias entre izquierda y derecha son nítidas. Pero todo está muy institucionalizado. Por eso los márgenes de maniobra de la extrema derecha de achican. No es que sean "moderados". Es que para liquidar una empresa pública (como quiere Milei) o eliminar el Banco Central requerís muchos más apoyos que una voluntad presidencial. Eso es lo que nos hace más "amortiguados" y "gradualistas". Junto a ello debe destacarse un movimiento sindical muy organizado y una izquierda política capaz de sintetizar todo desde el centro a la derecha. Pero la institucionalidad importa y hace la diferencia. Tanto para amortiguar a la izquierda como a la derecha.

D.C. El escenario argentino es diferente al uruguayo, yo creo que todavía los partidos políticos tiene un anclaje muy importante y sobre todo como nosotros somos una penillanura levemente ondulada, la tradición en el buen sentido de la palabra, también permea a los sectores izquierda real, las familias de izquierda tienden a que tienen mayores niveles de politización de ciertas lógicas de izquierda.

Eso no quita que hay un problema que es que la política ha perdido centralidad en la sociedad y por tanto hay determinados sectores sociales jóvenes y no tan jóvenes que no están muy compenetrados con la situación y lo que sucede en la política, eso convalida el discurso de la casta política o clase que no creo que haya en Uruguay pero hay una despolitización de algunos, la política no está llegando, que en un momento la política tuvo referentes que les llegaban por diferentes motivos, como Pepe Mujica.

P.A. Con el tema de la polarización siempre surge una distinción necesaria, por un lado, la polarización se suele entender como la distancia ideológica entre los partidos que cuestionan la legitimidad del orden y los partidos que de alguna forma se afirman en el orden liberal democrático. No estamos en Uruguay frente a una alta polarización de ese tipo. Sí estamos ante una polarización de carácter social y política, más bien definido en torno a agrupamientos de opiniones e ideas que se diferencian fuertemente de otras, sin estar cuestionando el régimen democrático institucional, y sí cuestionando al “otro” actor colectivo. Por lo tanto, hoy desde este punto de vista tenemos una fuerte polarización y esto se ve bastante en los datos que algunas encuestas muestran sobre la opinión de la ciudadanía respecto de los grandes temas, los cuales estaban bastante asociados con el voto partidario.

Además, el actual gobierno tuvo como una de sus principales fuerzas aglutinantes la construcción de un sentimiento anti frenteamplista, de modo que desde ese punto de vista la polarización fue parte de la elección ya del 2019. Fue una fuerza negativa, el “anti” lo que permitió que se mezclen supuestos socialdemócratas con un partido de matriz militar conservador.

E.R. Yo creo que acá estamos en el ciclo inverso, estamos con una derecha que no es ultraderecha, aunque en su interior algún sector en la coalición vaya más lejos, acá tenemos un Gobierno de Derecha, pero muy distinto a este fenómeno que se ha dado en la Argentina y estamos en Uruguay ante el fracaso en cuanto al cumplimiento de sus objetivos y compromisos más fundamentales y un crecimiento de la izquierda que aparece como la alternativa.

¿Cuáles deberían ser los conceptos centrales de la izquierda en lo discursivo para por un lado no licuar su perfil y por otro para mostrarse como una alternativa al populismo de derecha?

C.M. Todo el mundo sabe lo que es el FA. Eso simplifica y complica la comunicación. Simplifica porque no precisas hacerte conocer (más allá de los candidatos la gente vota al FA) y complica porque No sos "la novedad". Así que nos diferenciamos del populismo de derecha con facilidad. Pero mucho me temo que las cosas que "enamoran" a la gente no son ideales precisamente de izquierda (por algo triunfan las derechas). Hay que defender las propias convicciones (la igualdad, los derechos, lo público, la democracia) aunque no sea lo que "enamore".

E.R. La izquierda, si se quiere fortalecer como alternativa, no solo tiene que cultivar los elementos que clásicamente ha cultivado, , la unidad programática, el programa que es muy bueno y la unidad política, pero tiene que entender y desarrollar una política específica hacia esta nueva cultura que afecta normalmente a los jóvenes, ese medio millón de jóvenes que votan por primera vez o que están en una edad muy cercana, porque hay elementos de despolitización o de lejanía en cierta medida del mundo de lo político, aunque con un irrupción muchas veces en torno a la defensa de valores puntuales con mucha fuerza, como puede ser en derechos humanos o el de la agenda de derechos, pero como irrupciones puntuales; hay que tener un despliegue específico orientado en esta dirección, aparte de las clásicas.

P.A. - Lo principal es ofrecer un futuro mostrando cercanía con la realidad de la gente y la capacidad para construirlo. La izquierda no debe abandonar principios y si se leen los últimos documentos del Frente Amplio eso parece estar claro. Independientemente de quien esté enfrente la izquierda propone valores (lucha cultural) que ayudan a consolidar una sociedad. Solidaridad, igualdad, derechos, libertad, no discriminación, democracia, etc. La propuesta de gobierno debe tener coherencia con esos valores, hacerlos efectivos y que ellos delimiten las fronteras. El FA no se define como socialista, es policlasista, pero esos valores son centrales. No debe rehuir a los debates, debe estar dispuesta siempre al intercambio, a la labor política. Frente a la bandera del miedo y la incertidumbre que han levantado las derechas la izquierda debe explicar sus posiciones, no para ser aplaudida sino para romper las distancias. Para ello debe atender de verdad el factor del poder comunicacional, es imposible hoy no pensar en esa dimensión. Las ultraderechas lo han hecho muy bien, pero claro que cruzando fronteras éticas como las noticias falsas, los ataques reputacionales, etc. También es importante mostrar su presencia en los territorios, en los barrios. Allí donde pasa la mayor parte de la vida de las personas, para que lo común y lo público no sea tan fácilmente desmontable por lo mesiánico. Por eso mismo es necesario separar los ideólogos y partidarios de las ultraderechas, de aquellos que por su situación han apoyado, por ejemplo electoralmente, su proyecto.

¿Es posible que el Frente Amplio logre una acumulación con la izquierda social en la medida que su agenda parece estar condicionada por la actividad exclusivamente parlamentaria?

C.M. Para que el FA logre una acumulación con la izquierda social hay que conjurar los peligros de la separación: dentro del FA y dentro del movimiento social (donde la izquierda está). Superar el "movimientismo" puro y el "aparatismo" desmovilizador. El FA es hijo de este encuentro. La actividad parlamentaria del FA está muy bien porque si les parlamentaries no hubieran cobrado cada cosa (desde Katoen Natie hasta la LUC y desde lo de Marset hasta lo de la Comisión de SG) los escándalos hubieran quedado muy mediatizados. Eso no lo pueden hacer los medios. Y el rol de la Fiscalía ha sido importante. Pero el FA no puede ser solo aparato político y representación parlamentaria. Tiene que ser movimiento, denuncia, organización social y resistencia cultural.

P.A. Los procesos de acumulación política no son lineales. Están orientados por objetivos. El bloque social y político no puede ser pensado como una mera "alianza" de cosas. Allí se delinean valores, tiene un sentido más antropológico y procura la capacidad de poder efectiva. Las acciones que organizaciones que forman parte del bloque forman parte de la dinámica propia de la naturaleza de un bloque social y político. El Parlamento es un espacio privilegiado en la política uruguaya, pero el FA también está reconstruyendo su capacidad de partido más allá de un simple "vehículo electoral". Es desde ese lugar donde más fortalece el bloque social y político de los cambios.

D.C. Lo que hay ahora son miradas tácticas diferentes en algunos aspectos, sobre todo lo que tiene que ver con el plebiscito, pero hay un horizonte común y creo que la izquierda tiene que poder construir un programa de cuatro a cinco puntos que le permiten, junto con la izquierda social y con algunos otros sectores que no pertenecen a la izquierda clásica política y social, un programa de transformaciones que permitan fundar un nuevo concepto de convivencia.

E.R. El asunto tiene que ver con el vínculo. Fue variable un buen vínculo con los movimientos sociales, pero fundamentalmente un buen vínculo con el ciudadano como tal, porque se puede tener ese vínculo con los movimientos sociales, pero si a su vez este no se extiende y no cala en profundidad en el conjunto de la sociedad, eso explica esa suerte de péndula acción que lleva a votar a Mujica en una elección y a votar a Manini en otra, entonces es muy importante fortalecer el vínculo con los movimientos sociales pero entender de que los movimientos sociales tienen una penetración solo relativa dentro de nuestra sociedad, eso también es muy importante. Por ejemplo, yo creo que gran parte de la agenda de derechos tuvo una muy fuerte penetración en el área metropolitana, pero en el resto del interior no sucedía eso.

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¿El relato de la izquierda Institucional sigue vigente para las nuevas generaciones que asomaron a la política en el tercer gobierno del Frente Amplio?

P.A. No solamente el relato de la izquierda institucional sino fundamentalmente el relato de la democracia. Considero que en buena medida el ascenso de ciertas derechas O ultraderechas tiene que ver con la falta de cumplimiento de la promesa democrática y esto no se asocia exclusivamente al funcionamiento de las instituciones que entendemos son base de un régimen democrático sino también de los compromisos que la democracia ASUME en términos de igualdad, de mejora de la calidad de vida, de servicios públicos de calidad, etcétera. La democracia pierde potencia y capacidad para pensar sus propios límites y este es un elemento central. García linera ha hablado de ciertas oleadas dentro del progresismo del siglo XXI y habló bueno de la emergencia de un tercer momento de estos de estos proyectos. Se supone, según Linera, que la segunda ola es posterior a las derrotas electorales de los primeros gobiernos de izquierda, que traen progresismos reducidos, poco densos. Yo creo que el 2024 debería interpretarse en el marco de una tercera ola progresista que debe desafiarse a sí misma, a sus propias experiencias de gobierno. Es este escenario donde visualizo que la izquierda puede conectarse con las nuevas generaciones, relanzando un nuevo ciclo de politización activa. Que no debe pensarse solo en los marcos de "la campaña electoral", sino que debe permear en las acciones e iniciativas de gobierno. La señal no debe ser solo de escucha sino de reconocimiento. Debe concebir la relación entre gobierno, fuerza política, movimientos sociales y militancias de una manera no vertical, y que además promueva el protagonismo de las personas en la construcción de lo común y la apropiación de lo público.

Naturalmente, debe garantizar las mejores condiciones materiales para el desarrollo de los proyectos de vida, no puede hacerse bajo la lógica de soportar miserias a cuenta de futuros nobles. Serán necesarias tanto la paciencia como la osadía.

C.M. Puede "enamorar" a los jóvenes atendiendo el Feminismo, la diversidad y el medio ambiente.

D.C. Hay muchos jóvenes uruguayos que están desencantados con la política, pero saben quién es Milei porque lo conocen en las redes sociales, y eso también es un fenómeno a estudiar. Ahí hay todo un componente de cómo la izquierda se para en construir un lenguaje para aquellos que hoy están despolitizados y puedan ser parte del modelo de transformación.

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