Algo iba a pasar. Después de un mayo con récord de violencia, el ministro Heber en el ojo de la tormenta, y los grandes medios, por primera vez, informando todos juntos lo que no podía taparse, el presidente Lacalle Pou tomó el teléfono y mandó un mensaje por Whatsapp.
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Tocó reunirse. No hacía falta decir el motivo, bastaba con prender la radio para enterarse.
¿Los invitados? Luis Albert Heber, obviamente, y el ministro de Defensa (¿su fututo remplazante?), Javier García. Para terciar, el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, que siempre tiene que estar.
¿Lugar? La residencia presidencial de Anchorena, en Colonia. ¿Tan lejos? ¿no puede ser aquí nomás en Suárez y Reyes?
Había alejarse de las guardias periodísticas y una escapadita a Colonia no venía mal. Y después de todo, hay que usar la residencia ¿no?
Si bien había que tomar distancia de los periodistas, tampoco tanto, por lo que se anunció la reunión con pitos y flautas, para que todos sepan que, en plena crisis de inseguridad, el presidente iba a reunirse con el ministro responsable del área.¿Quién más estaba? Dos personas claves para el mandatario: Roberto Lafluf, asesor de publicidad de Lacalle y Nicolás Martínez, secretario personal.
No hubo comunicado oficial de lo que pasó en la reunión, pero si extraoficial. El medio encargado de transmitir la "versión de fuentes de gobierno" fue Telemundo, como suele ocurrir.
¿Y qué dijo? Dijo que "el objetivo del encuentro fue realizar un análisis sobre el rumbo del gobierno y se basó en tres puntos de particular interés del Ejecutivo".
¿Qué más? Que el presidente reiteró su frase, ya pronunciada en otros momentos: "Hay que apretar el acelerador".
Esa fue la única frase, de lectura múltiple, como para dar un título a los diarios y sitios web ansiosos por publicar algo de la reunión.
El único que hizo de vocero oficial fue Álvaro Delgado, quien dijo lo que tenía que decir: "Fue una reunión fue muy productiva y "necesaria en un año muy importante para concretar los objetivos principales del gobierno".
¿Del tema seguridad? No, de eso no dijeron nada. La pregunta del millón se quedó sin respuesta: ¿Hubo tirón de orejas para Heber? ¿Usted qué opina?