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Política LUC |

A SEIS MESES DEL REFERÉNDUM

«La LUC se aprobó, pero mal herida»

Fueron 20 meses que tuvieron al país en vilo. Desde la aprobación de la Ley de Urgente Consideración en julio de 2020 al referéndum de marzo de 2022, lapso en que el movimiento popular se paró frente al programa del gobierno multicolor

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Durante la campaña electoral el hoy presidente Luis Alberto Lacalle dijo que iba a presentar una Ley de Urgente Consideración (LUC), pero sin dar detalles. No convenía que se conociera su contenido. En marzo de 2020, pocos días después de asumir, dio a conocer el anteproyecto. Rebaja de derechos, recortes a las libertades, privatización de sectores clave de las empresas públicas. Todo estaba allí. Un verdadero plan de gobierno que la coalición multicolor terminó imponiendo, por muy pocos votos, en el referéndum del domingo 27 de marzo.

La respuesta del movimiento popular no hizo esperar. Tras el rechazo vino la decisión de ir a un referéndum para derogar la norma. Una campaña de recolección de firmas abarcó a todo el país y pese a los obstáculos puestos por el gobierno, sumados a las restricciones por la pandemia de covid-19, se sobrepasaron las firmas necesarias y hubo consulta popular. Tras esta quedó claro que la mitad del pueblo uruguayo se opone a las políticas antiderechos y privatizadoras del gobierno de Lacalle y compañía. La campaña de recolección de firmas dejó fortalecido al movimiento popular y lo proyecta para nuevas instancias como ser la reforma de la seguridad social, dijo a Caras y Caretas el secretario de la Federación Uruguaya de Viviendas por Ayuda Mutua (Fucvam), Gustavo González, uno de los protagonistas de la patriada contra la LUC. La ley fue aprobada en julio de 2020 y a comienzos de 2021, tras intensas discusiones, el movimiento popular decidió ir contra ella.

“Quedó claro que la LUC era una ley de regimentación necesaria para un modelo de país que se quería impulsar”, destacó González al definir la norma. No obstante, agregó que “hubo un proceso muy rico hasta el último día de la votación, que podemos analizar en dos etapas fundamentales: el debate interno y luego la recolección de firmas”.

En la primera etapa destacó el debate a nivel de las organizaciones sociales sobre qué hacer con la LUC: “Si íbamos contra toda la LUC o si lo hacíamos contra algunos artículos. Luego aparece en la Intersocial, cuando estaba trabajando otros temas, de que el movimiento sindical se había pronunciado a favor de ir a un referéndum por la LUC. Ahí lo asume la Intersocial en su conjunto. Luego viene el debate sobre si ir contra toda la LUC o ir contra algunos artículos, donde ahí tuvo un peso, a mi juicio importante, el Frente Amplio, que ya había votado varios artículos en el Parlamento sobre la base de una argumentación, que se podrá compartir o no, que era lo menos malo o mejorar en lo posible. Eso fue un debate abierto hasta que al final llegamos en las organizaciones, de mayor número en términos de representación, a la necesidad de aunar esfuerzos para oponerse y generar una unidad para la acción, para oponerse a la LUC con el conjunto del pueblo. Esto dejó sus secuelas como todo debate, la unidad no es un problema lineal, pero salimos a la cancha con la recolección de firmas, momento en que yo creo que el gobierno apostó a que no se llegaba”.

Fue la recolección de firmas un momento clave para la estrategia del movimiento sindical y popular. Los militantes tuvieron que hacer su tarea en medio de las restricciones impuestas por la pandemia, las que muchas veces fueron usadas por el gobierno para impedir la tarea. Hubo intervención policial y espionaje, como el denunciado en Rocha, para obstaculizar la militancia.

“Hay que tener en cuenta que la usina propagandística del gobierno en ese período era extraordinaria, ahora sigue floreciente, y además por el problema de la pandemia, entre otros, cuando estábamos en la recolección de firmas ellos se negaron a abrir el debate justamente por pensar ‘estos mueren por inanición, no llegan a las firmas’”, recordó.

Pero la militancia no se rindió. “Ahí hubo un trabajo extraordinario de la gente de a pie. Creo que allí surgió la rebeldía del pueblo uruguayo en ponerse a la cabeza de la recolección de firmas, precisó. Y recordó que era “un momento alicaído del movimiento popular, con una derrota del progresismo (en las elecciones de 2019), por lo que creo que la recolección de firmas fuer una extraordinaria herramienta para levantar el espíritu de la gente, a tal grado que no solamente se llegó a la cifra requerida, sino que se sobrepasó. Y esto cambió el tablero del país”.

Firmas tuvieron efecto

Alcanzar las firmas, superando ampliamente el mínimo requerido, tuvo efectos sobre la estrategia del gobierno que hasta ese momento hacia la plancha esperando que no se llegara a la meta propuesta. “Ningún analista lo está estudiando, pero esto cambió rotundamente. El gobierno tuvo que echar para atrás una cantidad de cosas. Hay que ver que cuando asumió, además de caracterizarse el mismo como defensor del capital -los llamó los malla oro-, se vanagloriaba de que iba a meter la LUC, a sacar la reforma de la seguridad social, a aumentar los combustibles con un mecanismo nuevo, y todo eso cambió. Esto es muy importante y nadie lo está viendo”, subrayó.

Gracias a la fuerza del movimiento popular “ya no se sabe cómo se calcula el aumento de los combustibles, producto de que un aumento va en detrimento de la imagen del gobierno. Hay que recordar que ahí empezó a tener espalda Ancap, cuando la querían vender como chatarra, la espalda de Ancap los salvó de los aumentos abusivos de los combustibles. Se frenó la reforma de la seguridad social, que ahora vuelve a surgir, entonces creo que esa resistencia, mirada desde la perspectiva de una recolección de firmas, fue muy importante”.

Se llegó a las firmas. En julio, en medio de una masiva demostración popular, estas fueron entregadas a la Corte Electoral. Y vino una etapa aún más compleja. “Recordemos que vino un rebrote de covid, nos agarra el verano, un tiempo difícil para las actividades masivas, el decreto de que no nos podíamos juntar, sin Carnaval, frente a todo eso hubo que hacer campaña. Fue una campaña muy hostil, se pusieron el color de la camiseta celeste en las boletas, trataron de decir todo tipo de cosas, que decíamos, que no era real”.

“Hubo muy poco debate”, recordó. Y en este sentido precisó que los que hubo “fueron muy acartonados. Intentaron ningunear a los dirigentes del movimiento popular, preferían discutir con los dirigentes de la oposición, porque obviamente se les podía echar en cara cuestiones del gobierno. Entonces polarizaron entre Frente Amplio y esta colcha de retazos que es la coalición. Polarizaron ahí”.

No obstante, para González, el resultado del referéndum del domingo 27 de marzo fue positivo. “Creo que el resultado fue muy positivo aun en las peores condiciones. Se perdió por muy poco”, subrayó.

“¿Salió la LUC? Sí, salió, pero mal herida”, sentenció seguidamente.

Mirando hacia adelante

Una vez analizado el proceso, González prefirió mirar hacia adelante y reflexionó que las normas de la LUC pierden razón de ser “cuando la gente sale a las calles. En un momento de polarización todas estas regimentaciones se van al carajo”.

No obstante, mostró su preocupación por el alto nivel de votación que una norma de carácter antipopular tuvo. “Es terrible que la mitad de la población haya votado esto. Me preocupa. Habrá que seguir discutiendo”. “Ahora se viene el problema de la reforma jubilatoria”, aclaró. Otra razón para seguir en la pelea. Advirtiendo que en la lucha “todo el mundo saca experiencias”, la experiencia de la LUC “fue removedora para ellos [el gobierno]. No fue tan sencilla. Hay que acordarse que tuvo que salir el presidente de la República, a último momento, a dar la conferencia de prensa. A otros los tuvieron que mandar a guardar para que no hablaran porque si seguían hablando, perdían. Si hubiéramos tenido diez más ganábamos, porque la tendencia era hacer cada vez más claros los temas de la LUC”.

Destacó que la acumulación de experiencia, fuerza y unidad, producida en el enfrentamiento a la LUC “es fundamental para el paso que tenemos que dar para frenar esta ofensiva, porque la ofensiva del capital sigue y creo que hay que juntar un gran frente de todas las organizaciones sociales a los efectos de seguir dando la pelea frente a estos embates”.

“El referéndum nos dice que somos hoy la mitad del país. Cuando digo somos, me refiero al movimiento popular uruguayo que resistió en las peores condiciones una ley regresiva y antidemocrática. Eso nos hace pensar que de la mitad a tres cuartos podemos llegar en la medida que se luche en forma consciente y se clarifique”, concluyó.

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