El Instituto Cuesta Duarte dio a conocer su último informe de coyuntura con el análisis del desempeño económico del segundo semestre del año, en el que se alerta sobre el crecimiento con más desigualdad.
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De los aspectos más destacables del informe es que la economía uruguaya tiene un Producto Interno Bruto (PIB) que en el segundo trimestre de 2022 se ubica 3,8% por encima del nivel prepandemia. Lo que puede ser visto como un buen resultado tiene una contracara a nivel salarial alarmante, mientras sube el PIB la masa salarial real se encuentra entre un 2,5% y un 3% por debajo de su nivel de 2019.
A su vez, se destaca que no es uniforme este crecimiento y que se encuentran diferencias significativas por sectores, además de este diferencial tan preocupante entre capital y salarios. Para el Cuesta Duarte “el desempeño durante la crisis, y en particular en el período de recuperación, no ha afectado ni a todos los sectores ni a todas las personas por igual”. Mientras algunos sectores se ubican muy por encima de los niveles previos a la pandemia, otros todavía están por debajo.
Los efectos sobre la desigualdad deben ser el centro de la atención porque se da en un proceso de crecimiento. Al respecto el informe llama la atención afirmando que “la desigualdad en el proceso de recuperación implica, por un lado, un traslado de ingresos de los sectores asalariados a otros sectores, a la vez que dificulta la recuperación de indicadores sociales que hacen a la calidad de vida de las personas como son los índices de pobreza”.
De esta forma, “el problema entonces se ubica no tanto en el desempeño de la economía en términos macro, sino en la modalidad del crecimiento y fundamentalmente en la distribución de sus frutos, donde se pueden visualizar claros ganadores y perdedores”.
Como se ja informado ya en este medio a partir de los últimos datos publicados de Cuentas Nacionales del BCU, existió una expansión del producto de 7,7% respecto a igual trimestre del año anterior y de 1,1% respecto al trimestre inmediatamente anterior, en términos desestacionalizados. La variación interanual de 7,7% aporta poca información ya que la base de comparación está dada por el segundo trimestre de 2021, período en el cual todavía estaban vigentes un conjunto de restricciones a la movilidad y donde además se verificaron cifras récord en materia de muertes por coronavirus en nuestro país.
El Cuesta Duarte destaca que existen alertas con riesgos que pueden afectar el crecimiento, pero lo que más preocupa es los efectos en términos distributivos. Un crecimiento bueno esta de la mano de una baja en el salario real y no existen medidas a generar mecanismos de mejora de este sino lo contrario. Al respecto se afirma que si bien se pueden avizorar algunas luces amarillas que podrían amenazar a continuidad del crecimiento, una de las principales debilidades del proceso de recuperación económica es la desigualdad que lo caracteriza. Tanto en materia de sectores de actividad como en cuanto a componentes de la demanda, se observa una heterogeneidad importante en el crecimiento. También la distribución de los frutos del crecimiento ha sido sumamente desigual, con sectores que han acumulado importantes ganancias mientras que en promedio los asalariados todavía no volvieron a los niveles de poder de compra que tenían en 2019”, de esta forma hay un modelo económico que con intenciones genera ganadores y perdedores.
Vinculado a esto cabe recordar que el sector externo ha sido ha sido el primero en crecimiento económico ayudado por un contexto externo” pero sin llegar al conjunto de la economía. Los altos precios internacionales de los principales productos de exportación uruguayos como la alta demanda ha sido el motivo del crecimiento exportador. Se generó de esta forma “un impulso extraordinario para el sector a partir de las mayores ventas al exterior de bienes”. Pero el sector servicios no fue así, gran afectado de la pandemia y del contexto regional en especial por el peor desempeño de los servicios turísticos. Para el Cuesta Duarte “Teniendo en cuenta ambas trayectorias, en 2020 las exportaciones en términos reales tuvieron una caída de 16%, un crecimiento de 14,4% en 2021 y en los 12 meses que van hasta el segundo semestre de 2022 se ubican casi 5% por encima de su nivel medio de 2019, tomado como el promedio anual pre pandemia”.
En términos de proyecciones para este año se espera un crecimiento medio del entorno del 4,7%, una tasa algo superior a la del año previo y que seguramente sea levemente corregida al alza de la mano de los datos del segundo trimestre de 2022. Manteniendo las condiciones actuales se destaca un escenario de empeoramiento en términos distributivos con nueva pérdida del peso distributivo de la masa salarial. En aspectos clave seguimos para atrás y perdemos las posibilidades que nos da el crecimiento. En un marco de salarios reales trancados, crecerá en menor medida que los ingresos generados totales.
Para el Instituto Cuesta Duarte: “Si comparamos con la situación existente en 2019, la economía uruguaya tiene un Producto Bruto Interno que en el segundo trimestre de 2022 se ubica 3,8% por encima del nivel prepandemia, mientras que la masa salarial real se encuentra entre un 2,5% y un 3% por debajo de su nivel de 2019. Esto indica que el desempeño de la economía durante la crisis, y en particular en el período de recuperación, no ha afectado ni a todos los sectores ni a todas las personas por igual; y mientras algunos sectores se ubican muy por encima de los niveles previos a la pandemia, otros todavía están por debajo. La desigualdad en el proceso de recuperación implica por un lado un traslado de ingresos de los sectores asalariados a otros sectores, a la vez que dificulta la recuperación de otros indicadores sociales que hacen a la calidad de vida de las personas como son los índices de pobreza.