En este lapso hubo serias acusaciones, asambleas muy disputadas, aprietes financieros por parte del gobierno, condicionamientos arbitrarios, demoras en la autorización de iniciativas técnicas, exigencias excesivas y a veces arbitrarias, que terminaron en una intervención de la autoridad sanitaria, que en algunos momentos llegó a amenazar con desplazar a los directivos legítimamente electos e interrumpir el proceso democrático de elección de autoridades que se realizaría a mediados de setiembre.
Por suerte, diferentes actores, el Directorio del Banco República; algunos parlamentarios de todos los partidos; la Dra. Cristina Lustemberg, ministra de Salud Pública; las empresas proveedoras; los funcionarios médicos y no médicos de la institución y la propia Junta Directiva que hoy se retira mantuvieron un clima de diálogo e iniciativas propositivas que permitieron llegar a la fecha de las elecciones con cierta normalidad, sin afectación de los servicios técnicos y en un clima de disputa electoral civilizada, a veces ríspida pero sin afectar el diálogo y la convivencia entre adversarios que deberán convivir durante el próximo período que durará al menos tres años, incluyendo la participación en los órganos de dirección.
Como decimos al comienzo de esta nota, se cierra una etapa y se abre otra que ojalá sea de tranquilidad institucional y de respuestas acertadas a los problemas que con urgencia requieren solución. Estoy seguro de que las nuevas autoridades de una u otra tendencia quieren lo mejor para una institución que merece, por su visión, por su pasado y por su fortaleza social, el amor, la dedicación y la generosidad de quienes han sido elegidos para conducirla.
Toda una vida ligada al CASMU
Yo he sufrido mucho durante estos últimos tres años porque, como he dicho varias veces, en estas páginas veía con muchísima preocupación y dolor la posibilidad de la desaparición o el desguace del CASMU, una institución que considero ejemplar y que es pilar fundamental del Sistema Nacional Integrado de Salud.
Tal vez algunos no lo entiendan, pero como yo hay mucha gente, miles, decenas de miles de uruguayos cuya vida ha sido muy ligada al CASMU y acontecimientos fundamentales de nuestra existencia han ocurrido en su entorno. Hemos nacido o hemos tenido hijos nacidos en el CASMU; en el CASMU hemos trabajado, o han trabajado nuestros hermanos, padres o familiares cercanos; el CASMU le ha salvado la vida a alguien que amábamos o en el CASMU han muerto quienes más queríamos. Por eso el CASMU no debería desaparecer ni tampoco ser destrozado, menospreciado y agraviado.
En los próximos días se inicia la gestión de las nuevas autoridades y parece haber una sana intención del Gobierno de ayudarla a continuar las acciones dirigidas a mejorar la eficiencia en la gestión, ayudar a ordenar sus problemas financieros más acuciantes, recuperar su serenidad, el crédito bancario y la confianza de los proveedores, los usuarios, y los funcionarios.
Los médicos eligieron libremente como era de orden, y hoy existe una inmejorable oportunidad para restañar heridas y asegurar confianza. Quiero creer que todos estarán a la altura y que el balance sereno de lo que se ha hecho hasta ahora no sea tan malo y lo que se haga de aquí en más sea aún mejor.