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Putin no, pero sus enemigos tampoco

Por Rafael Bayce.

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Tranquilos, lectores, estoy en contra de la invasión a Ucrania; y en contra de la visión geopolítica de Putin que la fundamenta; creo que, efectivamente, es una violación del derecho internacional, de las soberanías nacionales, de los órdenes democráticos, de las libertades públicas, de la paz mundial, y un riesgo de reaparición de guerras internacionales plurinacionales que son cada vez más desastrosas por el más letal armamento disponible.

 

Hay ignorancia geopolítica

También creo que si se conocieran mejor las teorías geopolíticas a las que Putin y el ejército ruso adhieren, que propugnan un frente sino-ruso de vanguardia anti-liberal, pero también anti-fascismos de derechas y anti-izquierdista (A.Duguin) -que incluyen una suerte de neoimperialismo neozarista como parte del nudo sino-ruso antiliberal y antinorteamericano-, habría aún más temores respecto del entorno geopolítico de esta movida en el tablero global, aunque la posición es muy innovadora, fundada e interesante. Quizás alguna columna merecería Duguin, uno de los pensadores histórico-políticos más innovadores e influyentes, absurdamente desconocido aquí.

Pero tengo graves matices de diferencia al interior de este acuerdo crítico y prospectivo sobre el conflicto.

 

A Putin parece que le saldrá el tiro por la culata

En primer lugar, creo que a Putin le saldrá el tiro por la culata; que se está haciendo goles en contra en todas las canchas y objetivos que ha dicho perseguir. Uno: no va a poder mantener a Ucrania ocupada si es que la derrota en la invasión; dos: va a fortalecer la parte anti-rusa de la identidad de Ucrania; tres: va a conseguir que todos los países europeos incrementen su armamento; cuatro: va a permitir una resurrección ‘gloriosa’ de la alicaída OTAN; cinco: va a promover la sustitución de su gas por fuentes energéticas alternativas, pésimo negocio, y excelente para EEUU; seis: arriesga, por las bajas bélicas y los efectos de las sanciones, a perder apoyo político interno; siete: deberá pagar suculentos peajes geopolíticos a China por su apoyo en medio de esas desastrosas consecuencias de su iniciativa; ocho: fortalecerá a EEUU como sheriff global indirecto y como sustituto multibillonario del gas ruso en Europa. Goles en contra de todos sus objetivos declarados como motivos de la invasión; en un filme de espionaje, podría ser un refinado contra-agente que lanza a los suyos en brazos de sus enemigos con gesto de defenderlos fiera y épicamente. Si Putin fuera un genio, como Trump ha dicho, tendría que revertir estas 8 profecías que proferimos en este momento del desarrollo del asunto.

 

La opinión pública mundial cree en el melodrama falso y parcial de la prensa

En segundo lugar, el acceso de la opinión mundial al conflicto, a través de la prensa occidental dominante, es parcial, mentirosa y opera políticamente de modo central, afirmado en la falsa creencia de que solo informa. Porque el mundo accede al conflicto a través de la prensa que le llega. Y la prensa opera políticamente contra Rusia y a favor de Occidente desde la equivocada creencia de que es objetiva, neutral, bien informada y con buena formación para hacerlo. Pero nada de eso es cierto. Además de todo eso, la prensa tiende a simplificar el asunto como un melodrama telenovelesco del bien contra el mal, de víctimas inocentes contra victimarios monstruosos; y no es así, ni verlo así ayuda a entenderlo. No hubo, hay ni habrá buenos y malos fijos como en las telenovelas; no hay ángeles puros ni demonios puros, en principio; varían en su carácter y en su protagonismo como tales. Apoyar a quienes critican y enfrentan a Putin hoy no debe significar que esos han sido, son y serán casi siempre el bien; sería una falaz inferencia porque históricamente muchas veces encarnaron el mal. Si el mundo tiene tantos desastres geopolíticos hoy, en buena parte se debe a la desastrosa política imperial y posimperial de las grandes potencias en los últimos 5 siglos, y a la realidad geográfica y política que dibujaron como dibujantes principales.

 

Provocaciones ignoradas, sobre-reacción publicitada, super-sobre-reacción legitimada

En tercer lugar, y como añadido al pésimo papel que la prensa juega en el mundo actual, la prensa, parcial y operadora política con cara de ángel, es responsable de que sean ignoradas las micro-agresiones acumuladas de Occidente y de Ucrania a Rusia, que han inducido a una sobre-reacción rusa que la convierte ahora de víctima en victimario a los ojos malinformados y prejuiciados de la opinión pública mundial. Esa sobre-reacción rusa es la carnada perfecta y justificadora de una macro-sobre-reacción occidental, tan deseada y esperada por los provocadores occidentales; el modelo de esta dinámica es el proceso de Israel y Palestina.

Toda super-sobre-reacción precisa de una sobre-reacción para legitimarla, justificarla, posar de víctima; y que la verdadera víctima, antes y después del hecho focalizado y descontextualizado, sea vista como victimaria; para eso debe provocarla sin que la opinión pública mundial lo sepa; ese es el papel de la prensa: ocultar las provocaciones de un victimario, focalizar la sobre-reacción del provocado sin mencionar nada de las provocaciones sufridas, que convierten así a la víctima en victimaria; y habilitan la super-reacción del provocador, que ahora es creído como víctima y puede victimizar nuevamente a su víctima, a la que provocó antes para que pareciera victimaria.

Toda esta mentira no sería posible sin la parcialidad de la prensa, que induce equivocadas reacciones de la gente, que parecen tiernas y valientes aunque sean oportunistas e ignorantes, de quienes se comen las pastillas casi siempre y en parte lo desean, golosos.

 

La mayoría de críticos ‘no son quiénes’ para hacerlo

La mayoría de los críticos de la invasión y del líder invasor ‘no son quiénes’ para hacerlo, ya que han hecho abundantemente las mismas cosas que sus criticados en el pasado inmediato, y en pasados más lejanos. No defienden principios ni valores cuando los vocean sino que los esgrimen hipócritamente cuando les convienen a sus intereses; y los ignoran o violan cuando no es así. Está al alcance de cualquiera la lista de más de mil bases militares de EEUU en el mundo, 600 de ellas en el extranjero; nadie está ni cerca de eso; ni cerca de las intervenciones militares hechas por ellos. Esos críticos de Putin, que lucen como inflexibles e insobornables principistas éticos, no critican, por ejemplo, los más de 70 años seguidos de intervenciones, ocupaciones, humillaciones y provocaciones de Israel contra Palestina; y cuando las Naciones Unidas las han condenado, EEUU vetó las decisiones, amén de armarlos hasta los dientes, y nuclearmente, mientras impide el acceso de otros a esas facilidades; que, además, han sido los únicos en usarlas, aunque ahora Putin amenace con ello. Pregúnteles a los africanos por Francia, Inglaterra, Holanda; a los asiáticos por Inglaterra; los árabes y africanos por Francia; a los latinos por España y Portugal; y a los mismos europeos por Alemania, o por la URSS. No son quiénes para escandalizarse con quienes empiezan a hacer lo que ellos hicieron durante siglos. Pueden, sí, criticarlos, pero sin posar de ángeles inocentes y principistas; eso es repugnante para quienes conocen genealogías, pedigrís, prontuarios y CV.

 

Nadie ha violado más que EEUU (1900-2000) o Europa (1500-1900)

No hay ningún país que haya violado más la ley internacional, que haya destruido tantas democracias, que haya liquidado tantas libertades, que haya apoyado tantas tiranías, que haya invadido, espiado, torturado, matado, formado militares agresores, extorsionado, sobornado y amenazado tanto la paz para acceder a recursos y vender armas, que Estados Unidos en los dos últimos siglos. Son simples datos históricos que cualquiera puede confirmar en Internet, cualquiera sea su inclinación ideológica. Transgresores secundarios han sido Reino Unido, Francia y Alemania, con otros europeos pisándoleS los talones entusiastamente, entre los siglos XV y XIX.

El desastre geopolítico básico de los últimos 7 siglos en el mundo es responsabilidad fundamental de quienes critican hoy lo que han hecho durante todo ese tiempo, que parió el presente. Contra los dichos populares, ‘entre bueyes hay cornadas’ y ‘las calaveras chillan’. Eso no impide que esta vez no puedan tener cierta razón; ni que esos bien criticados hoy pueden también criticarlos con razones a su turno. Si un historiador o explorador marciano quisiera ranquear los peligros que enfrentaría en el planeta, y los más riesgosos actores en él, sin ninguna contaminación ideológica en la consulta, solo chequeando hechos históricos fáciles de acceder, sabría que los escandalizados acusadores y víctimas hoy han sido victimarios y acusables muchas más veces por las mismas cosas en el pasado. Lo cortés no quita lo valiente.

 

Ucrania, víctima hoy, no es tan inocente

Ucrania no es totalmente inocente pese a su actual carácter de víctima.

En primer lugar, ha provocado y hostigado a Rusia y a los pro-rusos, con colaboración de las peores derechas europeas y con militarización inyectada por Estados Unidos y la OTAN, que amenaza a Rusia. Es cierto, entonces, como ha dicho Putin, que Ucrania se ha militarizado, aunque sea discutible su derecho a ello. Se ha recostado en los países más riesgosos para Rusia, y coquetea con Europa y la OTAN, lo que puede tener derecho a hacer, pero sin pretender ignorar lo que eso significa geopolíticamente, en especial para Rusia.

En segundo lugar, ha hostigado, apoyado por las ultra-derechas y neonazis europeas, y ha hostilizado a las regiones más pro-rusas de Ucrania con comandos paramilitares de esas filiaciones. Entonces, también es cierto que se ha ‘nazificado’, como ha dicho Putin, aunque el presidente ucraniano sea nieto de judíos; la misma experiencia internacional reciente muestra que víctimas de nazis pueden vengarse de sus desventuras, como violadores violados, de modos paradojalmente neo-nazis; son las leyes de la psicología profunda, que no distingue entre naciones, etnias, creencias.

Digo, nobleza obliga, que Ucrania ha sido ninguneada y secundarizada de mil modos por Rusia; su crecimiento demográfico como país fue indeseado y en perjuicio de su pureza como pueblo durante 6 siglos: por la Rusia zarista, que engrosó Ucrania con contingentes no-ucranianos no deseados por Ucrania durante casi 3 siglos (1654-1917); Lenin les hizo beber otro plato de esa sopa luego de 1917, con nuevos platos a cargo de Stalin en 1945 y del ucraniano Jrushev en 1954. El resultado de todo eso es la Ucrania actual, tan numerosa, rica y poderosa, pero tan insatisfecha desde el punto de vista de su reconocimiento como pueblo histórico específico. Sin embargo, puede haber sobre-reaccionado recientemente; y, como se sabe, los pasados se manejan a piacere por quienes tienen el poder de narrar la historia, y más aún si integran esa narración conveniente a su discurso hegemonizante. Quizás lo que más falta para entender lo que pasa es una historia y geografía políticas de Ucrania y Rusia, y una buena idea de cuál es la teoría política que informa estrategia y tácticas de Putin en esta coyuntura global. Y de eso, como siempre, la prensa cotidiana no da casi nada, porque las emociones e imágenes melodramáticas y lacrimógenamente facilongas venden mucho más que las ideas.

 

El pueblo ucraniano tampoco

Tampoco el hoy sufriente pueblo ucraniano es totalmente inocente en este escenario. En primer lugar, porque votaron claramente a un presidente que era muy contrario al anterior pro-ruso; tienen derecho, pero deben saber las consecuencias que traería. En segundo lugar, porque se enfrentó radicalmente a Rusia y a los ucranianos pro-rusos, hostigándolos con tropas ucranianas cercanas y comandos paramilitares neonazis de países vecinos de la OTAN. En tercer lugar, porque despreciaron propuestas rusas para recostarse a EEUU, Europa y OTAN. A todo eso pueden tener derecho en rigor; pero pragmáticamente debían saber que jugaban con fuego; y que jugaban con sus niños y con sus ancianos, de los que no vale acordarse lacrimógenamente recién ahora cuando ya están en riesgo inminente como resultado de ese juego con fuego que adoptaron con todo derecho, pero del que no pueden hacerse los ángeles inocentes ahora.

 

Manifestaciones mundiales: manipuladas y no tan principistas

Tampoco deberían conmover tanto las manifestaciones anti-Rusia y anti-Putin, porque no han aparecido luego de muchísimas otras violaciones semejantes y peores de Estados Unidos y de otros europeos, lo que muestra que tampoco se defienden limpiamente valores y principios con ellas sino solo cuando coinciden con intereses y prejuicios. Se concentran mucho en Nicaragua, Cuba, Venezuela y otros pequeños problemas, mientras Israel, los países árabes sunnitas, los tiranos africanos y los autoritarismos asiáticos siguen tan campantes. No he visto ni veo manifestaciones ‘populares’ santamente indignadas contra estas cosas. Como la pandemia ha mostrado, las masas son cada vez manipuladas con mayor facilidad para que hagan lo que se desea que hagan. Y ahora, todo el facilongo show pro-ucraniano es un nuevo capítulo de alienación y falsa conciencia disfrazados de emocionante solidaridad; un show de narcisismo, en realidad, de satisfacción especular (en espejos).

 

Pese al éxito inicial, no creo que Putin salga bien de todo esto

Como decíamos al principio, en este momento del desarrollo del drama, y pese a que Putin-Rusia han engañado con éxito, han invadido y las sanciones aún no los han afectado, su futuro dista mucho de parecer halagüeño; más bien pueden ser esperables consecuencias adversas en plazos mayores que el shock inmediato logrado.

Porque el tiempo corre y correrá crecientemente en contra de Putin.

Uno. Ucrania, si soporta los empujes iniciales, lo que parece haber ocurrido, irá recibiendo armamento moderno progresivamente, con lo cual podrá resistir mejor y obligar a Putin a recurrir a gastos y despliegues más riesgosos y caros, más aún cuando tendrá recursos menguantes debido a las sanciones.

Dos. Putin puede comenzar a enfrentar problemas crecientes con la oposición interna de Navatny, con las familias de los soldados rusos muertos o gravemente heridos en una guerra que ni cerca todos los rusos aprueban contra cuasi-hermanos históricos. 6 siglos de cercanos vínculos, familiares y empresariales, así como los residuos de épicas tan duraderas como las exitosas resistencias a las invasiones de Napoleón y Hitler, que entraron básicamente a través del territorio ucraniano, no se borran así nomás de la memoria popular, no importa cuál sea la evolución del pensamiento político de sus élites, que no siempre derrama abajo. No debe eliminarse la probabilidad de que parte del ejército invasor no lo haga entusiastamente, aunque sí sea entusiasta la resistencia ucraniana; el llamado de Putin al ejército ucraniano a desobedecer las órdenes del presidente y a tomar el gobierno puede funcionar mejor con un llamado similar de los ucranianos a desobedecer y tomar el gobierno en Rusia. Recordar cómo el conocimiento y las imágenes de fallecidos y heridos influyó en la evolución de las guerras en Afganistán y Vietnam, por ejemplo. Será por eso que Putin lleva crematorios móviles? Para mejorar el traslado de las fuerzas? Para que no trasciendan imágenes dañinas para el apoyo popular a la iniciativa?

Tres. En el mismo sentido podrán influir las consecuencias que las sanciones financieras y económicas tendrán en el cotidiano ruso, en términos de consumo y comodidad acostumbrada. La volubilidad popular es históricamente conocida; un fetiche puede volverse chivo expiatorio con velocidad previamente inesperada. Recordar los casos de Mussolini, Ceaucescu, las estatuas de Lenin y Saddam, y un largo etc. Putin, si aprieta el acelerador y choca, puede terminar así.

En el mismo sentido del riesgo de que se le dé vuelta la taba:

Cuatro. Queriendo integrar Ucrania, más allá de lo que logre materialmente, reforzará la identidad ucraniana en su componente anti-ruso. Sería un gol en contra.

Cinco. Queriendo minimizar la amenaza del crecimiento de la OATAN, y de la adhesión de países exsoviéticos y exrusos a Europa y a la OTAN, parece probable, tal como los hechos ya parecen augurar, que aceleren o adquieran una más fuerte tendencia pro-europea y pro-OTAN, aunque más no sea como mecanismo de defensa nacional ante más o menos difusas amenazas y riesgos históricos (Polonia, Suecia, Finlandia y los bálticos). Sería otro gol en contra: resurrección de la OTAN, militarización anti-rusa, una neo-OTAN provocada. Otro golazo en contra.

Seis. Las sanciones a Rusia arrojarán más intensa e inmediatamente a Rusia en los amorosos brazos de China; este eje sino-soviético era el más temido por Henry Kissinger cuando promovió en 1972 el acercamiento entre China Continental y Estados Unidos contra la URSS, Nixon con Mao; este eje tan temido es ensoñado por Putin como modo de minimizar el fin de la historia con el triunfo del liberalismo globalista contra fascismos de derecha y de izquierda (teoría geopolítica de Duguin). Peaje aumentado para China.

Los motivos de Putin no son los del zarismo pre-soviético, ni los del comunismo soviético, ni los post-soviéticos de la era Yeltsin. Desgraciadamente, el conflicto y la estrategia de Putin están siendo leídos desde conceptos geopolíticos obsoletos, creando un caos interpretativo que la frivolidad ignorante y sesgada de la prensa mayoritaria ni supera ni desea hacerlo. También resta saber si China piensa su relación con Rusia y el mundo como Putin, lo que no es seguro, y Xi Jin Ping es tanto o más inescrutable que lo que era Putin. Ya veremos cómo va actuando China; por lo pronto ya se abstuvo de censurar la invasión en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, vetada por la propia Rusia; quizás le convenga asegurar ese veto amigo por si ocurriera en Taiwán lo mismo que en Ucrania, pero con ojos rasgados.

Siete. Pese a su ridículo inicial, cuando declararon que las sanciones eran para disuadir (deterrence) de una invasión (y no disuadieron nada, lo que fue hazmerreír de los republicanos respecto de Biden), el largo plazo favorecerá los intereses de Estados Unidos, casi con cualquier hipótesis de salida: se fortalecerán Europa y la OTAN, satélites de EEUU; Europa puede necesitar energía alternativa a la proporcionada por Rusia a través de Ucrania. En cualquier hipótesis EEUU venderá armas a granel, a los países, a la UE, a la OTAN. El país de la paz es el máximo productor de armas, de conflictos, y de emprendimientos de reconstrucción post-bélica. Están de parabienes, y los entristece tanto el conflicto y sus perjudicados como a la prensa le entristecen las lucrativas malas noticias del conflicto. Tal para cual. La prensa celebra el pacifismo de EEUU porque sabe que esa mentira los favorece a ambos.

Ocho. Como saben todos los invasores de la historia al menos desde el siglo XV, es mucho más fácil tomar un territorio con su población que mantenerlos ocupados (preguntarle a EEUU por Vietnam, Irak, Afganistán). Aunque Putin consiga forzar un armisticio favorable, si el mismo supone una ocupación, la resistencia tendrá todo el auxilio del mundo; armas, los medios de comunicación mayoritarios, patriotas anti-rusos apoyados ‘desinteresadamente’ por humanistas fascistas, neonazis y mercenarios de la guerra que toda Europa, Usa y aliados. Tiene que saber que cualquier ocupación prolongada será una erosión progresiva de su régimen. Es extraordinario ver cómo EEUU y los medios romantizan y melodramatizan la resistencia ucraniana como heroico y ejemplar altruismo (‘inspiring’) cuando han despreciado y maldecido todas las resistencias a sus invasiones o a las de sus aliados y satélites en los dos últimos siglos. Un doble rasero obsceno y una memoria como de demencia senil. Y usted probablemente lo ve y se enternece; reaccione. Como decía pintorescamente Boris Yeltsin: “Podemos construir un trono con bayonetas, pero no podemos sentarnos en ellas luego”.

Nueve. Perderán mucho de su mayor ingreso por gas a Europa, y promoverán una búsqueda febril de alternativas energéticas, para mayor gloria de EEUU. Golazo en contra.

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