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Deportes

Elecciones en Peñarol

Ruglio: “Esta elección es un antes y después”

Será la tercera elección en Peñarol a la que se presenta el grupo Sentimiento 1891, liderado por Ignacio Ruglio. En la elección pasada fue el candidato más votado por los socios aurinegros, con 2.590 votos; hoy siente que pueden ganar y cambiar el club.

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En 2014 nos presentamos con Betingo Sanguinetti para ver qué pasaba y terminamos haciendo una elección bárbara, ahí empezamos nuestro camino político dentro del club.

En la anterior (2017) fue en la que sentimos que teníamos posibilidades de ganar, aunque éramos un grupo nuevo; nos generamos una gran ilusión y cuando terminó la elección fue un golpe, porque estábamos seguros de que nos daban los votos, de hecho fuimos los candidatos más votado, pero después se juntaron por la ley de lemas las siete listas del oficialismo, cinco de la 2809, y terminamos terceros.

Esta es la tercera elección en la que nos presentamos y la segunda en la que sentimos que tenemos chance de ganar.

Hay algo que miro mucho, tengo 41 años, el candidato que tengo más cerca para competir tiene 53, para nuestros tiempos hemos hecho un carrerón en el club en materia política, estamos convencidos de que esta elección es un antes y un después, entre seguir con el modelo de Damiani de los últimos 20 años, Damiani, Catino, Barrera y toda la gente que ya tuvo la oportunidad de gobernar a Peñarol durante todos estos años o cambiar.

 

¿La militancia, la gente, es el punto fuerte más allá de las propuestas?

Sin duda; ayer miraba el Zoom que se hizo con 600 personas que pasaron, pero cuando terminé, miré el grupo de trabajo, en el que había uno que respondía las preguntas, otro que subía las placas, una cantidad de gente que es invisible detrás de la candidatura, somos unas 50 personas trabajando permanentemente, en su mayoría militancia, y después está la gente que entrega su tiempo, que tiene una hora hombre muy cara en sus trabajos, como Marcelo Erlich, Jorge Nieremberg, Eduardo Zaidensztat, el propio Álvaro Queijo, Julio Trochansky, gente que atiende muchas cosas en su vida diaria, igual le dedica muchísimo tiempo a esto y el resto lo completamos con la militancia, que te diría que está dedicada full time a esto.

Pero además está la presencia femenina, hay muy lindos discursos, pero después no aparecen. Mi primera suplente es Patricia López, gran colaboradora en juveniles, licenciada en nutrición, hizo los cursos de gerencia deportiva en Conmebol y otros. Como ella dice, se está preparando, es muy meritorio estar ahí. Los lugares 6 y 7 son para Marisa Sigurú y Anto Tamilia.

Más allá de lo que dice nuestro programa de igualdad de género, la lista va a dar una señal clara al respecto.

 

¿Cuáles son los objetivos? ¿Llevar a Peñarol a qué?

A la gloria. Si vos a lo único que te dedicás cuando te toca ser oposición es criticar todo, te transformas en un criticador de lujo. Criticar es lo más fácil, lo difícil es hacer, tenemos claro que en algún momento el gobierno del club nos va a llegar y esperamos que sea ahora; para ese día debemos estar preparados para estar a la altura, y que la gente no diga “estos se pasaron criticando y ahora hacen lo mismo que los otros”.

El proceso en el que hemos sido oposición lo hemos utilizado para saber qué cosas queremos hacer y qué cosas no, para después no repetir errores y cambiar el destino de Peñarol. Pero básicamente teníamos que tener muy claro que llegábamos a gestionar y cómo lo queríamos hacer; la gente no te va a votar solo porque le marques lo que se hizo para atrás, te va a votar si sabe quién va a manejar el fútbol de Peñarol y cuáles son los pilares básicos que tenés.

Esos pilares arrancan por el deportivo, ganar en la cancha, el económico para ordenar los números del club, el social para acercar a la gente y que sienta la pertenencia a Peñarol y el último y bien importante es el de infraestructura.

En esos cuatro pilares hay que trabajar en bases sólidas, por la primera me empecé a reunir con Bengoechea, lo que se intensificó en este último tiempo, en una de esas charlas Pablo me dijo: “Creo que puedo dejar el período de técnico por tres años e ir adelante con la dirección deportiva”; me dijo que se había comprometido con la lista de Colla, pero hasta ahí no le habían confirmado que se iban a presentar, cosa que después hicieron y que les dio su palabra de ocupar el mismo puesto. Le dije que no me importaba y que si se lo ofrecían tres listas más, no había ningún problema, tengo fe que vamos a ganar y que lo único que quería saber es si contaba con él los tres años desde la dirección deportiva, bajando esos 44 contratos que tenemos,a los que les pagamos todo el sueldo, medio sueldo o un cuarto de sueldo, ordenando Los Aromos, la proyección de juveniles a Los Aromos, dando más identidad a los juveniles, haciendo que no piensen en llegar al primer equipo para ser vendidos, tampoco les vamos a pedir que se queden tres o cuatro años si llegan ofertas, porque no hay forma de llevarlo adelante. Pero Pablo está convencido de que si se les cobija bien y si es gente del club la que los forma, la que les habla, hay formas, con un buen contrato, de mantenerlos por lo menos un año y disfrutarlos en Primera. Me fui enamorando de su proyecto, él se convenció de que le vamos a respetar los tres años fijos que pidió, que estábamos de acuerdo en llevar a Gabriel Cedrés como él pidió a la gerencia deportiva, que estábamos de acuerdo en incorporar a alguna gente que ha estado al costado en su carrera en las diferentes áreas del club y el día que me dijo esto, le pregunte si podía nombrarlo y me dio el ok para hacerlo bajo estas condiciones.

Llega como rentado al club, no es parte de ninguna lista política, me da lo mismo quienes me vengan a ofrecer, si el proyecto y la gente me cuadra, va adelante en esos tres años.

Zaidensztat y Queijo se comenzaron a reunir con la gente del equipo económico, personas muy destacadas en sus vidas particulares y a la altura de poder manejar los números del club, como Gastón Diz, Marcelo Erlich, Herman Kamil, que es quien está hoy al frente de la deuda pública del gobierno uruguayo. Le pedí al presidente Barrera si en los casi seis años como directivo del club podía tener acceso a los números del club, al otro día de una discusión fuerte que tuvimos, me dijo andá y mirá todo, el contador rentado del club, Pablo Lema, nos recibió junto al equipo económico y ya es la tercera vez que nos reunimos trabajando sobre los números reales del club. Desde ese punto comenzamos a trabajar en cómo se va a ordenar la caja del club en los próximos tres años, cuánto puede gastar Peñarol en el plantel principal sin perder poderío deportivo, porque si hay entre 13 y 15 millones de dólares por año del presupuesto del primer equipo, y si Nacional está jugando con 8 millones de dólares al año, quiere decir que estamos gastando entre 5 y 7 millones más que el tradicional adversario, el que justo en este momento está casi diez puntos sobre nosotros; nos hace pensar que bajar cuatro o cinco millones al año no nos puede disminuir deportivamente.

Se trabajó en las deudas financieras, las que hay con los fideicomisos, con los bancos y a medida que los veía trabajar, me di cuenta de que el área fútbol y el área económica estaban bien armadas y si el presidente está en los temas neurálgicos, el seis de diciembre podemos desembarcar en el club para hacer las cosas como se debe.

 

Peñarol se ha alejado mucho de ciertos poderes y has trabajado mucho en esos temas.

Lo hice a rostro, me senté en Europa a esperar a los presidentes de los clubes, con Damiani riéndose de los contactos de Nachito, pero hoy tengo contactos con los que me escribo asiduamente por WhatsApp y tengo con ellos una divina amistad, los contactos en China gracias a la invitación de Gustavo Poyet cuando él estaba dirigiendo allá y la cantidad que me fui a la Conmebol por las mías y hoy tengo una amistad real con los mandos medios del Bourbon, de la sede de la Conmebol, ese entramado que llevó muchos años hoy lo tengo pronto para desarrollar; si hay un presidente de Peñarol que cada dos meses se toma un avión y se instala en las principales reuniones, nadie le va a decir que se vaya, va a desayunar con los líderes de Conmebol y FIFA, va a compartir charlas amenas que te acercan y cuando llegan los momentos importantes se puede levantar un teléfono y decir por qué tal árbitro o por qué no tal otro, eso no es influencia corrupta, es masajear los trabajos como nos enseñaron Cataldi y Güelfi.

El mismo trabajo que hay que hacer acá para reunirte con los dirigentes de los otros clubes en desarrollo, porque hay que saber qué cosas les preocupan y si les podés dar una mano para que cuando vos tengas problemas, ellos te la den a vos. Ese trabajo se hizo hasta 1996, después se complicó en el 97 y por suerte lo sacamos gracias a una patriada de José Carlos Domínguez y algún otro dirigente.

Ya en el 98 nos comenzaron a dar el golpe de gracia, por el cual en 20 años nos han tenido a tiro porque saben que Peñarol no tiene peso ni en la AUF ni en el Colegio de Árbitros. Peñarol no preparó gente para todo eso y será el presidente el que tenga que trabajar en eso.

 

¿Eres ese presidente que va a tener que soportar cosas desde la soledad del poder?

Sí, lo he hablado mucho con Bengoechea, y sé que cuando las cosas no salgan y ande en la calle o vaya al supermercado, alguno me va a insultar, o voy a tener que explicar que estoy convencido de nuestro camino. Pablo me dice: “Quiero que sepas que en tres años no siempre nos va a ir bien; si estamos convencidos cuando nombramos un técnico, hay que bancarlo y que los procesos se ven al final del campeonato, pero si a los seis días queremos echar al técnico, se va el entrenador y me voy yo”. Para eso nos hemos preparado mi entorno y yo.

 

¿Qué se les contesta a los que dicen que estabas adentro y no cambiaste nada?

Que lea las actas del club, que me las pidan y se las doy. En todas las decisiones macro perdimos 8 a 3, es la única forma que tengo de cambiar las cosas; no puedo ir y amenazar a mis compañeros o hacer una revolución ahí adentro, es una democracia votada por los socios.

Álvaro Queijo me propuso para alguna de las grandes áreas del club y nunca la llevaron, y no porque a mi se me caiga algún galardón, porque fui presidente del Palacio hace ocho años, pero la vida política te va llevando a otras cosas. Cuando tenés el respaldo de los socios, decís “ya cumplí en el Palacio, ahora quiero ser presidente de juveniles, del básquet, de la comisión de fútbol, algo tiene que haber para mí, que 2.590 socios me apoyaron”; ves que nombran a un consejero suplente o a alguien que ni siquiera es consejero y te das cuenta de que está todo cocinado. Dejo a Ruglio afuera, digo que no trabaja y que no viene; yo digo que se hagan cargo de las decisiones, si no, es muy fácil.

En la contratación de Forlán voté en contra, en la salida también. ¿Para qué hicieron una conferencia gigantesca, hablaron de proyecto y un montón de cosas y después lo echaron?

Vote en contra de Nahuelpan por las formas, hace más de un mes que está acá y no ha jugado, Mario [Saralegui] no sabe si ponerlo porque no está bien, siempre perdimos 8 a 3.

 

¿El tema infraestructura?

Jorge Nieremberg, en el puesto cuatro de la lista, invitó a trabajar a Alejandro Ruibal, nos dio el ok y nos permitió nombrarlo. Si ganamos, hay una comisión de infraestructura que va a ser liderada por ellos. La idea en tres años es tener el Palacio Peñarol operativo, con un gimnasio en la calle Cerro Largo, donde se hizo la obra de los tres pisos, se contactó el arquitecto que la hizo y está dispuesto a terminar la obra, dos barbacoas para los socios, una cafetería para que se reúnan los vitalicios y en el piso de abajo un gran gimnasio para todas las divisiones menores, va a costar unos 150.000 dólares y será de primera generación, de esa forma todos los deportistas del club van a tener un gimnasio gratis.

En el Campeón del Siglo hay que mejorar los accesos, las dos calles grandes, hay que poner estacionamientos para ómnibus y taxis, otro de motos y principalmente la Ciudad Deportiva, en la que les pedí que en no más de un año haya seis canchas de entrenamiento.

Marcelo Erlich es un genio de las comunicaciones; Peñarol necesita un salto de calidad en lo que es tecnología y ha redactado un proyecto gigantesco.

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