Si la derecha ganara, el aborto volvería a ser delito sin importar las circunstancias. Hoy en día está legalizado, pero con restricciones, lo que ha evitado que miles de mujeres continúen muriendo como ocurría con los gobiernos rosados. Si gana la restauración conservadora, habrá que ir preparando los ataúdes.
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Si la derecha ganara, las iglesias evangélicas aumentarían su poder e ingresos, así como la nefasta influencia ultraconservadora, llevando a un retroceso social y cultural lamentable.
Si la derecha ganara, los Consejos de Salarios volverían a ser ignorados, como ocurrió cuando gobernó el Partido Nacional, corriendo peligro también la Ley de Responsabilidad Empresarial, gracias a la cual han disminuido notablemente los accidentes laborales.
Talvi, el desmemoriado
Si la derecha ganara, volveríamos a la época del tarjetazo, cuando si querías ingresar a un cargo público debías ir recomendado por un político blanco o colorado, prostituyendo tus derechos cívicos.
El neoliberal Ernesto Talvi le comentó a Óscar Andrade desde su cuenta de Twitter que “para redimensionar el Estado vamos a considerar a todos los sectores que puedan hacer su tarea con menos gente, incluidas las FFAA. Esto le puede sonar extraño, dado que la costumbre de su partido es usar al Estado para repartir privilegios entre su gente”.
Ni corto ni perezoso, el Boca contestó: “Talvi, vengo de Canelones. En años del Partido Colorado en la Intendencia, cientos de funcionarios con contrato dependían de los diputados de su partido para mantener su trabajo. Clientelismo al palo. ¿Anda con problemas de memoria?”.
El sindicalista invitó al economista egresado de la Universidad de Chicago a debatir públicamente; pero este rechazó la invitación señalando que primero Óscar debería ganar la interna frenteamplista. Puestas así las cosas, quizá Talvi debería ganar primero la interna colorada, en la cual viene lejos de Sanguinetti; pero el economista hace bien en no aceptar. ¿Qué necesidad tiene de pasar vergüenza con alguien que lo supera en conocimientos, memoria y capacidad dialéctica?
Puedo entender que Luis Lacalle Pou no quiera debatir con los demás contendientes de su partido porque va primero y, aunque Sartori va por él con la fusta bajo el brazo, no tiene por qué arriesgar la ventaja que lleva, sobre todo porque al millonario no le da el tiempo para eliminar la distancia que los separa… Ahora, que un candidato que va segundo en un partido que va tercero en las encuestas no acepte debatir con un precandidato de un partido que va primero, suena un tanto soberbio.
Si tomamos en cuenta un promedio de lo que marcan las encuestas (y sin dejar de lado mis reparos a las mismas) Óscar Andrade tiene muchísimos más votos que Ernesto Talvi. De todas maneras, no precisamos de un debate para saber qué intereses defiende cada uno. La prioridad del frenteamplista (y de cualquier frenteamplista) son los más débiles, los más necesitados, los trabajadores, los pensionados y jubilados; en tanto que las prioridades de Talvi, Lacalle, Sartori y sus aliados son los más poderosos.
Jóvenes a los cuarteles y ceibalitas a la basura
Si la derecha ganara, Luis Lacalle tendría que darle una cuota de poder a Manini Ríos, quien seguramente le aportará en la segunda vuelta sus votos. En tal caso, y considerando el pensamiento de los herreristas, la propuesta de poner en manos del Ejército a los jóvenes que no estudian ni trabajan dejará de ser una idea descabellada para ser un peligro real.
No discuto que la educación militar tiene algunos valores como el espíritu de sacrificio, el orden, la disciplina (muchas veces malentendida o mal practicada) y la capacitación; pero sería una locura dejar las cabecitas de estos jóvenes a merced de una fuerza sin honor que ha defendido por acción u omisión, por cobardía o lealtad criminal, a violadores, torturadores y asesinos uniformados bajo un concepto enfermizo del espíritu de cuerpo. Este concepto es algo muy noble y pasa por estar dispuestos a dar la vida para defender a un compañero; pero debe tener un límite y ese límite llega cuando dicho colega es un delincuente como Gavazzo o todos los que dirigieron el despótico régimen militar durante doce años.
Yo preferiría que las propuestas de inserción de estos adolescentes estuvieran a cargo del Mides, del MEC o del MSP o, en acuerdo con el Estado, del Sunca. No necesitamos mezclarlos con quienes se preparan para la guerra, sino con quienes luchan por la paz. El Sunca y el Mides, por ejemplo, les podrían enseñar, con la práctica, el valor de la solidaridad; y viene bien recordar aquí que ese candidato frenteamplista al que acusan de vago es el que más horas de trabajo solidario ha realizado.
Manini crece porque encarna a la ultraderecha y aún hay margen para un foco así en Uruguay. El dirigente del Partido de la Gente Rodolfo Riani ha abandonado a Edgardo Novick para ponerse a las órdenes del militar. Los votos que pueda aportarle son escasos, pero se trata de otro más que abandona al empresario, quien con el advenimiento de alguien más acaudalado en rublos pasa por su peor momento.
Si la derecha ganara, Luis Lacalle Pou tendría que dar una cuota de poder a la Lilita Carrió uruguaya y quizá nombrarla ministra de Educación y Cultura. En tal caso, el Plan Ceibal, orgullo de los uruguayos ante el mundo, será el que corra peligro; porque la exdocente se ha expresado claramente en contra del mismo.
Trabajadores en el horno
Si la derecha ganara, Uruguay apostaría por reducir los salarios y los impuestos a los grandes empresarios para que vengan a invertir en nuestro país al estilo paraguayo. Con el Frente Amplio, nuestro país ha llegado al Salario Mínimo Nacional más alto de América Latina y el Caribe. Si oímos las propuestas del Partido Nacional -que se vive quejando de las erogaciones empresariales y cuyo principal referente se opuso a la ley que cesó la explotación de los trabajadores rurales- tendremos que un SMN alto es inviable en su programa de desarrollo neoliberal. No me crean a mí. Lean, por ejemplo, el demencial programa de Juan Sartori. Más allá de su enorme simpatía y la atracción que producen el poder y el dinero, está un programa que ya ha sumido en el caos y la miseria a millones de personas a través del mundo, favoreciendo a los grandes empresarios y terratenientes a costa de la infelicidad de las familias trabajadoras.
¿Alguien puede creer que una empleada doméstica los vote cuando fue con el Frente Amplio que salieron de la situación de semiesclavitud en que vivían?
Si la derecha ganara volverían los negociados al estilo Focoex y los acomodos de las leyes forestales para premiar a los dirigentes blancos, como ya ocurrió cuando gobernaron.
Alerta roja
El peligro es real, por lo menos para la segunda vuelta; pero si eso llegara a suceder, no nos engañemos. La culpa de este retroceso histórico habrá sido nuestra, por no haber sabido defender con uñas y dientes los avances logrados, por haber dejado para último momento (al mejor estilo uruguayo) la campaña para recordar todo lo obtenido. Tenemos el país (junto con Chile) más cristalino y de menor corrupción de América Latina y el Caribe; tenemos el país con menor pobreza e indigencia; tenemos un país con democracia plena… pero tenemos también ciudadanos que (deseosos de votar amos y no servidores públicos) se dejan llevar por cantos de sirena, creyendo las promesas de aquellos que nunca cumplieron.
La misma derecha que propone cosas que hace rato el Frente Amplio viene haciendo tiene chance de ganar. La misma derecha que criticó a Sendic por no tener un título, pero tiene en primera fila a Juan Sartori, al senador “pediatra” Javier García y a la elegida por Dios, Verónica Alonso, todos ellos egresados de universidades de las cuales jamás egresaron. Esa derecha viene con la motosierra encendida.
Esa derecha es la que acusa al gobierno por despilfarrar 7 millones de dólares al comprar 5.430 cámaras de vigilancia, mientras que la Intendencia de Maldonado (dirigida por uno de sus candidatos presidenciales) gastó 20 millones de dólares para comprar solo 1.200 cámaras.
Pero sí, la culpa es nuestra. Mientras que el resto del planeta nos ve con admiración, la manija derechista va logrando sus frutos por estos lares. Hace pocos días, la Deutsche Welle destacó a Uruguay por su política y desarrollo de energías renovables puntualizando que “casi toda la electricidad que produce el país rioplatense procede de fuentes renovables: del agua, del sol, de la biomasa y del viento. Uruguay es, después de Dinamarca, el que proporcionalmente más energía eólica emplea”. Todos los meses Uruguay recibe reconocimientos como este; pero hay miles de uruguayos que solo ven lo que falta y no toman cuenta lo que se ha avanzado.
Talvi no tiene mala memoria, Óscar. Él recuerda muy bien cómo su partido se mantenía en el poder comprando a la gente al bajo precio de la necesidad; pero la desmemoria es sí un mal de muchos orientales y no hicimos lo suficiente para evitarla. Habrá que salir con todo a combatirla, porque no tendríamos perdón al paraguayizar nuestra economía si la derecha ganara. Hay que decirlo con todas las letras y antes de que sea tarde: la patria está en peligro.
La buena noticia es que está llegando la caballería. Muchos de los que nos habían abandonado y habían engrosado las filas del voto en blanco (aun manteniendo sus críticas al Frente Amplio) están regresando para apoyarlo, conscientes de su deber patriótico y de lo que está en juego.
¡Vamos por el cuarto, carajo!