Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Sindicales

Elbio Monegal

"Las reivindicaciones de AEBU siempre están alineadas con las necesidades del país"

El presidente de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU) reflexionó sobre el momento que vive la banca privada,

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Elbio Monegal nació en Montevideo pero vivió en la capital de Canelones hasta los 28 años, muy cerquita del Estadio Martínez Monegal (pura coincidencia), junto a un campito en el que jugó al fútbol durante días y noches de años eternos; fue defensa sobrio y pulcro, tirando a rústico y, en las oportunidades que el equipo lo necesitó, también fue delantero de los que levantaban la cabeza y ganaban el pique cortito, «sin hacer una de más». Su papá oriundo de Montevideo trabajó en la DGI y su mamá nacida en Colonia fue bancaria y militante sindical del Banco Hipotecario, y ambos en buena medida marcaron el rumbo a transitar aunque como suele suceder la vida y las decisiones personales fueron construyendo su camino propio. Alumno promedio de la escuela 101 y del liceo Tomás Berreta, Elbio se crió en dictadura en un hogar de trabajadores de clase media en el que la voz materna fue la que trazó límites éticos de resistencia cuando tuvo que mantenerse en la clandestinidad para no ser militarizada, bajo la presión feroz de los golpistas cívicos y militares que arrasaron las instituciones. Familia rota y pacientemente reconstruida, fue dando paso a nuevas historias y nuevos hermanos y hermanas que llegaron a la vida compartida. Años y siestas de lectura de época, con revistas de Patoruzito y mini historietas de los chicles Bazooka, Elbio votó por primera vez en el plebiscito de 1980, comenzó a explorar otros territorios pensando en su primer empleo y escribió unas cuantas cartas a varios bancos para poder ingresar a trabajar en alguno. Fue el 11 de noviembre de 1981 que lo confirmaron en su primer trabajo y al instante se afilió al sindicato bancario. «En aquellos tiempos todos los días un dirigente pasaba a la clandestinidad porque AEBU se seguía reuniendo de manera encubierta en la propia sede que los militares no pudieron cerrar». Elbio nunca imaginó todo lo que vendría después. Una vida de aprendizaje y militancia, estudio y familia, paternidad y luchas sindicales, crisis financiera y asambleas angustiosas, horas decisivas en momentos que marcaron la historia reciente del Uruguay posdictadura. Así fue que la vida de Monegal se vio entrelazada con el retorno de Zitarrosa, los niños del exilio, las películas de la Cinemateca, las canciones de los Olimareños, los concursos de murgas de bancarios y, más acá, las canciones de La Vela, NTVG y El Cuarteto de Nos, la solidaridad con el barrio, el enclave en territorio y el amor por la Ciudad Vieja, la solidaridad con ollas y merenderos en plena pandemia, y siempre, pero siempre, el recuerdo amoroso, respetuoso y conmovedor, por la entrega y desempeño de Juan José Ramos cuando el sindicato bancario dio batallas épicas por mantener los puestos de trabajo en el año 2002, un proceso que quedará en la memoria colectiva como uno de los tiempos de la grandeza sindical para apuntalar una vez más la democracia. Todo está guardado en la memoria. Como la felicidad de sus hijos Diego, Martín e Isabella y de su nieto Ismael, cuando el 28 de setiembre de 2023 lo acompañaron junto a su esposa Viviana al Estadio Campeón del Siglo, para recibir la medalla por los 50 años de socio del Club Atlético Peñarol. O el beso y las lágrimas de su madre cuando en el año 2008, sentada en la primera fila, lo vio intervenir en la Asamblea General del sindicato, como presidente del Consejo de Banca Privada de AEBU. «No llegó a verme como presidente de AEBU, pero estoy seguro que estaría orgullosa de saber que llegué hasta acá».

-¿Cómo se dimensiona hoy la figura de Juan José “Juanjo” Ramos? ¿Marcó a su generación?

-Sí, a todos nosotros y más. “Juanjo” y yo pertenecíamos a la misma generación, pero recordemos que él tenía mucha más experiencia. Comenzó como presidente de AEBU, directamente de la banca privada, a los 24 años. Es decir, se formó en la militancia y la crisis lo tomó joven pero con experiencia. Y así fue que logró cosas impensables cuando nos tocó vivir cosas espantosas. En aquellos años se perdieron 3.000 puestos de trabajo y se desplomaron los bancos. Sin embargo, él logró alinear a los ahorristas y a crear el Banco Comercial para minimizar la pérdida de empleos y activos, formando lo que hoy es Scotiabank. Jugó un papel fundamental.

A finales de 2004 me invitó a almorzar y me dijo que se iba y que pensaba en mí para ser presidente de la banca privada. Me tomó totalmente por sorpresa, ya que no esperaba que “Juanjo” se fuera ni que me eligiera para ese puesto. Le pedí tiempo para pensarlo, porque era una gran responsabilidad y yo pensaba que su imagen sería insustituible. Finalmente, acepté y le dije que si había acuerdo entre los compañeros, lo haría con mucho gusto. Y así fue. Él me propuso y, aunque se fue al Pit-Cnt, no se alejó del todo. Lamentablemente, en 2007 falleció, pero dejó una marca imborrable. Se involucraba de lleno en los problemas y siempre buscaba la mejor solución para los trabajadores, defendiendo a quienes más lo necesitaban. Era una persona increíble, inteligente, firme en sus convicciones, pero muy flexible para negociar, siempre buscando soluciones creativas. Era un dirigente completo, con una oratoria espectacular. El mejor dirigente sindical que he visto y eso que vengo de un sindicato con muchos buenos dirigentes, pero “Juanjo” sobresalía.

Cuando asumí la presidencia de la banca privada, traté de continuar con lo que “Juanjo” había hecho, pero desde el primer día entendí que yo no era “Juanjo” y que no podía, bajo ningún concepto, tratar de emularlo, porque sería un desastre. Entonces, con mi impronta, traté de arreglármelas y la gente lo entendió y lo aceptó. Mantuvimos un nivel de votación altísimo a pesar de su salida, porque la gente entendió que éramos un equipo de trabajo y que, aunque el líder ya no estaba, continuaríamos en la misma línea.

-Me decía que, además de una larga lista de virtudes, él era duro. Usted también ha sido duro, por ejemplo, con la directora ejecutiva de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay, Bárbara Mainzer. Dijo que no tenía el más mínimo conocimiento de cómo funciona un banco.

-Sí, es verdad. Si no fuera así, no podría estar acá. Esa es la realidad. Tengo una muy buena relación con todos los gerentes generales, porque debo tenerla, ya que, al final, soy quien puede destrabar una situación. Pero cuando se trata de defender al trabajador, al colectivo, voy a ser firme. Siempre pensando que, al final del camino, siempre hay que negociar, porque no hay otra forma de salir adelante. Cuando hay que ser duro, hay que serlo.

-¿Cuál es la situación de AEBU, no solamente con la banca privada sino con la pública?

-A nivel de banca privada, tenemos un problema: los bancos anunciaron la denuncia del convenio colectivo. Cada banco tiene su propio convenio, pero todos los bancos, de manera unánime, presentaron la denuncia. Esto significa que, al vencimiento de los convenios, se caerá todo. Presentaron una plataforma que busca quitar derechos que se han conseguido desde hace mucho tiempo. Se entabló una negociación entre la banca privada y AEBU, encabezada por Bárbara Mainzer, pero no se llegó a ningún acuerdo, debido a la intransigencia de los bancos, que no quisieron negociar ninguna propuesta del sindicato. Ahora estamos en contacto con el presidente de la Asociación de Bancos Privados del Uruguay, Gustavo Trelles, y como siempre, AEBU busca soluciones para las y los trabajadores.

-¿Lo que está en juego son todos los convenios, porque se cayeron todos?

-Todos los convenios de los bancos afiliados a la Asociación de Bancos, que son siete. Excepto Citibank, que ya lo renovó y no se sumó a esta postura, los otros seis bancos están en esa situación. Quedan fuera de esto el Banco Nación y el BANDES, porque pertenecen al Estado argentino y al Estado venezolano, respectivamente.

-¿Se podría interpretar que la actual conducción de la macroeconomía, con una mirada neoliberal, hace que ciertos sectores se envalentonen, cierren filas y se pongan más duros con los sindicatos?

-Sí, sin dudas. Creemos que los bancos están aprovechando esta coyuntura para lograr lo que no han podido antes. Ven que en poco tiempo habrá una campaña electoral y que podría haber un cambio de gobierno. Entonces, están intentando ahora lograr lo que no han logrado durante años.

-¿Cómo se negocia en un clima donde predomina una mirada de hostilidad y estigmatización hacia los sindicatos por parte del Gobierno?

-Siempre trato de ser lo más profesional posible. A mí no me importa quién está gobernando. Yo debo defender lo mejor para los trabajadores. Las reivindicaciones de AEBU siempre se enmarcan en la necesidad del país. Así como sucedió en la crisis de 2002, cuando AEBU no fue a huelga perfectamente podría haberlo hecho, ya que se perdieron 3.000 puestos de trabajo, pensamos que si cerraban los bancos, no abrirían más, lo que podría haber arrasado con todo el sistema financiero y poner en riesgo las instituciones democráticas. Las reivindicaciones de AEBU siempre están alineadas con las necesidades del país. No me importa el gobierno de turno. De hecho, en gobiernos anteriores también hemos tenido situaciones conflictivas. Lo que cambia ahora es el ánimo de las empresas, que se sienten más apoyadas por el gobierno. Represento a un sindicato con afiliados de todos los sectores políticos; en el interior del país, tenemos muchos dirigentes del Partido Nacional que están afiliados a AEBU, porque lo principal es que los trabajadores estemos unidos. Cada uno piensa lo que quiere y vota lo que quiere, y eso está bien. En AEBU a nadie se le pregunta qué vota para militar. Ojalá viniera más gente y cada uno votara lo que quisiera. Tratamos siempre de ser ecuánimes en los reclamos. Ahora estamos negociando en el sector oficial, por primera vez, un convenio en la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), que hemos reclamado desde la creación de la ANV para los trabajadores no bancarios, y probablemente lo logremos en este gobierno.

Independientemente de quién esté al frente del Gobierno y del signo político del mismo, seguiremos reivindicando lo mejor para los trabajadores y trabajadoras del sistema financiero.

-En cuanto a la Caja Bancaria, ¿todo está laudado o quedan asuntos pendientes?

-Este 22 de agosto se cumplió un año de la asamblea general que hicimos en el Antel Arena, donde se aprobó la fórmula de salida, que después se convirtió en ley, votada por unanimidad en ambas Cámaras. Y la Caja sigue funcionando normalmente. Algunas cosas internas todavía deben solucionarse, como el endeudamiento y las garantías soberanas, que son trámites engorrosos que la Caja está llevando adelante pero tenemos la tranquilidad de que, en estos años complicados, la Caja tendrá la posibilidad de seguir sirviendo sus prestaciones. Esa es la tranquilidad que los jubilados y los trabajadores activos necesitan: saber que están aportando a algo que les permitirá jubilarse cuando termine su vida laboral.

-Sin embargo, hay toda una generación que comienza a jubilarse y estamos hablando de sueldos altos. ¿Cómo impacta eso?

-Esa situación cambia sustancialmente. Los jubilados siguen aportando al sindicato, aunque en menor medida, porque siguen afiliados. AEBU mantiene afiliados a sus jubilados. Tenemos un Consejo Directivo autónomo de jubilados, que siempre está informado sobre el tema de la Caja Bancaria y elige a su delegado, porque uno de los consejeros de la Caja Bancaria representa a los pasivos. Siguen afiliados al sindicato, pero no a la Caja Bancaria, lo que significa que no solo dejan de aportar sino que también dejan de afiliarse a la Caja. Esto significa que, a largo plazo, la Caja no tendrá nuevos ingresos y habrá un déficit importante. Por eso, en este momento estamos discutiendo la posibilidad de crear una Caja diferente, que contemple a estos jubilados y que permita su sostenibilidad a largo plazo.

-AEBU siempre ha sido un sindicato de acción y de lucha. ¿Sigue siendo así?

-Sigue siendo así. AEBU sigue siendo un sindicato de lucha, con la misma convicción y la misma fuerza que siempre tuvo. Aunque ha cambiado la coyuntura y el contexto político y social, la esencia de AEBU sigue siendo la misma: luchar por los derechos de los trabajadores y trabajadoras del sistema financiero, en todos los ámbitos y en todas las circunstancias.

-¿Cómo han logrado tejer y proteger la unidad sindical a pesar de tener posturas diferentes frente al plebiscito?

Siempre fuimos claros, explicamos nuestra posición de manera muy clara desde el primer día y fundamentamos por qué no estábamos de acuerdo con el plebiscito. Luego, hacia afuera, nos llamamos a silencio. Lo que tratamos de hacer es que cuando algún periodista nos buscaba para dar una opinión, nosotros manteníamos el silencio por respeto al movimiento sindical, del que orgullosamente somos parte. Hubo una mayoría clara que aprobó la papeleta y listo. Nosotros formamos una comisión pro referéndum que la encabezó una compañera que estaba de acuerdo con que se juntaran las firmas. Y bueno, así fue que se juntaron algunas firmas en el sistema. Y facilitamos lo que ella necesitaba para lograr ese objetivo. Y así lo hicimos, siempre respetando la mayoría del movimiento sindical. Ahora yo creo que estamos en otra situación. Creo que el movimiento sindical necesariamente tiene que discutir la libertad de acción. No podemos seguir en esta misma situación. Todos detrás de una cosa en la cual hay sindicatos y hay compañeros que no estamos de acuerdo. Y queremos tener la posibilidad de expresarnos libremente y decir lo que pensamos. Esperemos que ese debate se pueda dar y luego que cada afiliado haga lo que le parezca, porque AEBU tampoco va a decirle a sus afiliados lo que tienen que hacer. Lo que creemos pertinente es dejar en libertad de acción. El que quiera votar la vota, el que no quiere votarla no la vota. Ese pragmatismo lo llevamos a otros temas también: intentaremos evitar un conflicto en el sector privado y arribar a una solución con los bancos privados. Pero si no llegamos a una solución, nos prepararemos para un conflicto que va a ser muy duro pero que, si llega a ser necesario, lo tendremos que afrontar. (Producción MC).

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO