El dirigente sindical señaló que existe “cierta heterogeneidad” en la carga de trabajo en diferentes sectores. Mencionó que, en logística, y en particular en el transporte carretero, la jornada laboral es “lamentablemente más extensa que el máximo permitido actualmente”. Recordó que la ley que limita la jornada laboral en Uruguay a ocho horas diarias y 48 horas semanales data de 1915, del segundo gobierno de José Batlle y Ordóñez, y lamentó que los camioneros trabajen mucho más de las horas establecidas.
Agregó que en el ámbito de la negociación colectiva “hay mucho por equiparar”, especialmente en el sector público. Consideró que, a partir de un mínimo de 40 horas semanales con pago por 48, algunos sectores podrían desarrollarse de manera creativa e incluso reducir el horario más allá de lo que establezca la ley general. También destacó que este cambio puede mejorar la capacidad productiva y promover un modelo de acumulación menos dependiente de recursos naturales. Dijo que la propuesta, de ser aprobada, “no generará desempleo”, sino que “podría mejorar la productividad”. Por ello, consideró que reducir la jornada laboral y que esta ley pueda ser enriquecida a través de la negociación colectiva, es un objetivo que el país debe plantearse para los próximos años.
El Pit-Cnt buscará que este tema sea parte de la campaña electoral y, una vez ingresado al Parlamento, propondrá que se convierta en una de las leyes laborales “más importantes del próximo período de gobierno”.
Las declaraciones de Abdala fueron realizadas luego de que el martes 13 de agosto, en la sede del Pit-Cnt, se presentaran los informes técnicos sobre la reducción de la jornada laboral, elaborados por el Instituto Cuesta Duarte.
El anfiteatro Idea Vilariño-Mario Benedetti se desbordó de público y participaron, como era de esperar, el ministro de Trabajo, Mario Arizti, y el exministro, Pablo Mieres; el director general del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP), Pablo Darch, y los representantes de los trabajadores en el directorio del INEFOP. También asistieron legisladores vinculados a las comisiones de legislación laboral del Parlamento y una treintena de estudiantes de fundamentos filosóficos de Relaciones Laborales de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, especialmente invitados por la organización.
Pertinente y necesario
Los economistas que participaron en la investigación del Instituto Cuesta Duarte, Federico Araya y Pablo Blanchard, presentaron los resultados de su informe técnico en el marco del proyecto “Saberes en acción: una nueva perspectiva del trabajo y la productividad”.
En el documento, los investigadores analizan cómo Francia, Portugal, Chile y Corea del Sur implementaron reducciones de la jornada laboral, y revisan la literatura internacional para identificar sus efectos. Utilizan datos de la Encuesta Continua de Hogares para ofrecer elementos relevantes para la discusión en Uruguay sobre la reducción de la jornada laboral.
Araya y Blanchard sugieren que Uruguay podría combinar cambios normativos que establezcan un límite máximo general con la posibilidad de negociar aspectos específicos en la negociación colectiva. Sin embargo, advierten que permitir una flexibilización excesiva en la distribución del tiempo de trabajo podría contradecir el objetivo de la reforma.
En tal sentido, la economista coordinadora del Instituto Cuesta Duarte, Alejandra Picco, destacó que este trabajo es un insumo clave para la discusión sobre la reducción de la jornada laboral en Uruguay.
Picco subrayó que es “pertinente y necesario” avanzar en la reducción de la jornada laboral, ya que, según la OIT, “el tiempo de trabajo y la duración de la jornada laboral afectan la salud física y mental, la seguridad laboral y la vida personal”. Recordó que, aunque Uruguay fue pionero en reducir la jornada a 8 horas en 1915, hoy sigue teniendo una de las jornadas legales más extensas del mundo, con 48 horas semanales. El aumento de la productividad y los cambios tecnológicos respaldan la viabilidad de esta demanda.
Entre los beneficios esperados, mencionó el “aumento del bienestar, la satisfacción laboral y una mejor salud y seguridad en el trabajo”, así como la “reducción de las brechas de género”, ya que las mujeres suelen asumir más trabajo no remunerado. También señaló que la reducción de las horas menos productivas podría incrementar la eficiencia laboral.
Sobre el empleo, Picco señaló dos posibles impactos: la creación de nuevos puestos si se comparte el trabajo y un posible aumento de los costos salariales por hora. Según el INE, en 2023 la jornada efectiva promedio en Uruguay fue de 39,6 horas semanales, pero 523.000 asalariados trabajaron más de 40 horas.
En cuanto a la implementación, Picco destacó la ventaja de la negociación colectiva en Uruguay, pero subrayó que una normativa general protegería mejor a todos los trabajadores. “La tendencia es hacia una reducción gradual a 40 horas semanales o menos, con adaptaciones según sector y tamaño de empresa”.
Finalmente, advirtió sobre el riesgo de una excesiva flexibilidad laboral en la distribución del tiempo de trabajo, y la importancia de que la reducción de la jornada se acuerde colectivamente para proteger los derechos de los trabajadores.
La puerta abierta
El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Mario Arizti, reafirmó su apoyo a la redistribución de la jornada laboral y reconoció que la reducción de horas es un tema de debate mundial que debe abordarse. “No hay que negarse a discutir los tiempos de trabajo en su conjunto”, afirmó. Además, subrayó la necesidad de una legislación que regule este aspecto, pero también destacó la importancia de dejar espacio para la negociación colectiva, la cual permite a los sectores ajustar el tiempo de trabajo según sus realidades específicas.
El secretario de Estado se mostró a favor de flexibilizar la distribución de las horas laborales, permitiendo a los trabajadores tener días libres adicionales, como el viernes, para un descanso más prolongado. “Hoy existen convenios colectivos que permiten conciliar la vida familiar con la laboral y con la producción”, destacó.
Arizti advirtió que es esencial analizar todas las aristas de la propuesta, especialmente para evitar que la reducción de la jornada lleve a los trabajadores a buscar un segundo empleo, como ha ocurrido en otros países. “Es un tema que debe estudiarse y debatirse con cuidado”, concluyó.