Balelé, la comparsa que empezó siendo compuesta por personas ciegas y se tornó cada vez más inclusiva, volverá a ser protagonista de la fiesta.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El semanario ABC de la Intendencia publicó una entrevista sobre ellos.
“Están todos muy ansiosos, muy ansiosos. Pasó algo similar cuando estuvimos en el Desfile Inaugural de Carnaval, pero las Llamadas tienen algo especial. Es un placer verlos erizados, emocionados esperando que llegue el día”, le contó Paula Trías al Semanario de la IM.
“Están deseando maquillarse, ponerse la ropa linda, cambiarse de vestuario. Somos una comparsa más, y así afrontamos el desfile, con todo el respeto y la responsabilidad que las Llamadas ameritan. Van a participar con una ilusión tremenda”, agregó quien en 2015 formó una comparsa para personas ciegas que fue ampliando sus fronteras hasta hacer de la inclusión su gran bandera.
El poder del candombe La semilla de la que brotó Balelé fue plantada en España, donde Paula había emigrado. Ver que la gente ciega se desempeñaba con más libertades que en Uruguay le dio ganas de replicar algo de eso en casa. Esto y su amor por el candombe –al que estuvo ligado durante buena parte de su vida– hizo que empezara a darle forma a una idea. Esta idea terminó de materializarse al volver a Montevideo. Cuenta Paula algo que fue decisivo: “Una chica ciega me dijo que su sueño era salir en una comparsa, pero que no había oportunidades para ella. Eso me hizo preguntarme, ¿por qué no?”. Empezó a darle clases y todo creció cuando planteó en la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay (UNCU) su intención de ofrecer talleres de candombe, para lo que fue crucial el aporte de Candomberos Unidos, cuyos referentes recibieron la propuesta de brazos abiertos".
"De a poco quedó claro que el efecto de Balelé era mucho más profundo que difundir la cultura y ponerla al alcance de todas las personas. Los y las integrantes “se sienten muy importantes. Por lo que ellos mismos me han contado, al acercarse a la comparsa, experimentan muchos cambios en su vida. Se fijan en cosas a las que antes no le prestaban atención y se sienten más optimistas. Se expresan diferente a cuando vinieron por primera vez. Se sienten más queridos”. El otro factor destacado por la fundadora de la comparsa es el intercambio con la gente:
“Al ser vistos por el público, se emocionan mucho. Sentir el aplauso de la gente los deja muy emocionados. Se vio en el desfile inaugural: cuando los ovacionaban, era algo que nunca habían imaginado que les pudiera pasar. Tienen mucha gratitud hacia el público”