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Sociedad fuego | Punta Shopping | incendio

Millones en seguros

Donde hubo fuego cenizas quedan

Incendio del Punta Shopping reveló la pésima calidad de construcción y mal diseño, falta de controles y que los que tienen dinero pueden hacer lo que quieran.

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Caras y Caretas Diario

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Un incendio que comenzó con un horno de pan arrasó con el Punta Shopping en 48 horas. Ese sábado 2.000 trabajadores perdieron su empleo; 160 comerciantes, sus locales y Punta del Este, uno de sus emblemas. El fuego reveló la pésima calidad de la construcción y su mal diseño, la ausencia de estructuras para contenerlo, la falta de controles y que, como siempre, los que tienen dinero pueden hacer lo que quieran. Por lo pronto Tienda Inglesa abrirá un local provisorio a un costado del shopping antes de la próxima temporada.

Fue una desgracia con suerte. Si el incendio hubiera comenzado 7 horas antes, centenares de personas estarían recorriendo las instalaciones del Punta Shopping, o comiendo en la plaza gastronómica, o cuidando a sus niños mientras disfrutaban de los juegos, o gastando dinero en las tragaperras del Casino o esperando que se encendieran las luces para retirarse de la última función de alguno de los 8 cines.

Quiso el destino que no haya que lamentar ninguna víctima y ni siquiera heridos. Tan solo un bombero debió ser atendido por inhalación de humo.

A las 4.30 de la madrugada del sábado pasado un enorme horno eléctrico de la panadería de Tienda Inglesa, ubicada en el subsuelo, se pasó de temperatura y comenzó a arder.

Los funcionarios, desesperados, intentaron apagarlo con un matafuego pero no lo lograron. Uno de ellos tomó una manguera pero alguien le gritó a tiempo que no usara agua porque era un incendio eléctrico.

Llamaron a los bomberos que pronto arribaron y se encontraron con un fuego generalizado pero circunscripto. O eso parecía.

Pronto tomó toda la panadería y cruzó hacia otra área donde había cámaras frigoríficas que también se incendiaron y comenzaron a explotar.

Los primeros bomberos que ingresaron se encontraron con un intenso humo que dificultaba su tarea y tuvieron que pedir ayuda y más equipos de aire.

La noche fue caótica e intensa, pero nadie sabía a esa hora que lo peor no había llegado aún.

Todo lo que ocurrió después tiene relatos parciales y testigos que miraban de afuera. Solo los bomberos tenían idea de las dificultades que enfrentaban.

A media mañana del sábado autoridades del shopping, Tienda Inglesa e incluso de Bomberos decían que “el fuego estaba circunscripto y controlado”. Comunicados emitidos por ambas empresas anunciaban “la reapertura para el día siguiente”.

Pero a la tarde del sábado se desató el infierno. Según Bomberos, el fuego comenzó a circular por los ductos de aire que “en cuanto recibían algo de aire oficiaban como un soplete”.

Esa tarde se incendió casi todo el subsuelo tanto del supermercado como del shopping, ya que son dos edificaciones vinculadas internamente. Varias divisiones internas se derrumbaron.

Toda la mercadería que había allí era inflamable. También varios vehículos que, para colmo, tenían combustible.

Pronto toda la enorme edificación quedó como sobre un horno que ardía a una temperatura cercana a los 1.000 grados, según revelaron las cámaras térmicas de la Dirección de Bomberos.

Ante la magnitud que tomó el fuego, se pidió apoyo a los destacamentos de San Carlos, Piriápolis, Santa Teresa y Parque del Plata. Unos 100 bomberos atacaban desde afuera, porque era imposible ingresar, y usaban un camión elevador para arrojar agua desde la altura.

Nadie sabe con precisión lo que ocurrió esa noche, pero un bombero dijo a Caras y Caretas que “nunca había vivido nada igual y estuve en varios incendios forestales”.

Desde afuera se oían explosiones reiteradas.

Los bomberos se organizaron por turnos porque el calor y el humo eran insoportables, y debieron rotar para descansar brevemente, hidratarse y continuar.

Tuvieron que enfrentar una nueva dificultad: no daban abasto a recargar sus cisternas y el agua que tenían en el frente del edificio no era suficiente para llegar a la parte de atrás.

El gerente del shopping, Uri Ivanier, lanzó un pedido de ayuda para que todas las empresas privadas que contaran con camiones cisternas les llevaran agua. Pronto comenzaron a llegar los necesarios camiones.

El domingo amaneció con una humareda negra que era visible desde Rocha y la costa de Canelones.

Aproximadamente a las 10 de la mañana se derrumbó gran parte de la losa que era el techo de Tienda Inglesa y una pared exterior. Y lo que hasta entonces no era visible quedó brutalmente expuesto: adentro todo se quemaba.

A esa hora del mediodía el fuego había arrasado totalmente con el supermercado y avanzaba incontenible por el shopping.

En la avenida Roosevelt, desde la vereda de enfrente al Centro Comercial y aprovechando una jornada soleada, centenares de curiosos asistían a la tragedia como si fuera un espectáculo.

Se decidió boquetear las paredes externas para atacar con agua desde otros sectores. Los bomberos temían que los grandes agujeros permitieran el ingreso de aire y se avivaran las llamas.

El fuego continuó toda la tarde y madrugada del lunes. Recién este día se tuvo una idea aproximada de la magnitud de los destrozos. No había llegado a la zona sureste, donde se encuentran las 8 salas de cine y la plaza gastronómica.

Pero el martes el gerente de Punta Shopping reconoció compungido que “lo que no se quemó fue muy afectado por el humo, el hollín y el agua”.

El fuego había quedado reducido a una pequeña zona donde antes estaba el supermercado. Pero tiene riesgo de colapso y Bomberos aconsejó demoler inmediatamente “para liquidar los pequeños focos y así permitir el paulatino enfriamiento de toda la estructura”, algo que llevará varios días.

Ese mismo día ingresaron un grupo de ingenieros y arquitectos a la zona del shopping para realizar una primera evaluación.

Lo que vieron es zona de desastre. Basta decir que las escaleras mecánicas fueron tragadas por el fuego y en los locales que pudieron ver hacia el oeste no quedaba nada.

Dos mil personas perdieron su lugar de trabajo el sábado

La tragedia inmediata no fue la destrucción de las edificaciones, sino que ese sábado de mañana unos 2.000 trabajadores perdieron su lugar de trabajo.

El viernes de noche el centro comercial estaba lleno, como siempre. Los que cerraron a las 22 horas ni sospecharon que ya no volverían por mucho tiempo.

Maldonado viene de dos temporadas muy malas por efecto de la pandemia. Conseguir un trabajo legal es como “sacar el 5 de Oro”, dijo un dirigente sindical. “Podés sobrevivir con changas, pero no todos pueden”, agregó.

El gobierno nacional resolvió un seguro de paro especial para todos los trabajadores del shopping debidamente registrados. Durante seis meses cobrarán el 50% de su salario.

Pero aunque algo es algo, no resuelve nada.

Caras y Caretas habló con varios empleados en el centro comercial. Todos pidieron anonimato “para evitarse problemas ulteriores”. Por eso usamos nombres ficticios.

Laura tiene 22 años y es madre soltera. “En el 2020 nació mi hija y estaba desempleada. Con una bebé todo se hizo cuesta arriba, aunque me ayudaba mi madre. Hace seis meses conseguí trabajo en una tienda que vende ropa para mujeres en el shopping. Me pagaban 20.000 pesos menos los aportes al BPS y un 2% sobre lo que vendía. Un buen mes podía llegar a 30.000 pesos en total. Ahora pasaré a cobrar unos 10.000 pesos y me desespera porque no sé que voy a hacer. La próxima temporada va a ser muy mala, ¿dónde vamos a conseguir trabajo?”.

Ricardo tiene 32 años, es padre de dos hijos y está contratado por una empresa de seguridad que atendía al shopping. “La verdad no sé qué va a pasar con nosotros, nadie me ha llamado hasta el momento. No sé si me enviarán a otro lado o me pagarán seguro de paro. Pero la incertidumbre es desesperante, no sé cuánto voy a cobrar a fin de mes y ni siquiera si tengo trabajo”.

Joaquín tiene 28 años y es soltero, trabajaba en una zapatería. “Yo tenía un buen empleo, los dueños son impecables. Era trabajo seguro y bien pagado. Ya nos avisaron que nos quedáramos tranquilos que contaban con nosotros. Pero los entiendo, tuvieron pérdidas enormes porque en el depósito incendiado tenían el doble de mercadería que en el local. Por lo tanto no sabemos cuándo volverán a abrir y dónde”.

Mirta tiene 38 años con un hijo a cargo; trabajaba en Tienda Inglesa. “Si estuviera Henderson, estoy segura de que nos pagaría todo el sueldo mientras reconstruyen el local. Ahora es una empresa extranjera, que no es lo mismo. Nosotros estamos todos debidamente registrados en BPS, pero el próximo año será terrible porque, parece, vamos a cobrar la mitad del sueldo. Y conseguir otro trabajo provisorio es casi imposible para una persona de mi edad y con la certeza de que el próximo verano será muy malo”.

Pero hay varias personas contratadas como empresas unipersonales que no tienen derecho al seguro de paro.

Por otro lado unas 160 empresas pequeñas y grandes lo perdieron todo.

Las interrogantes que dejó el fuego

El edificio del shopping tiene 25 años. El fuego reveló que no se cumplían varias normas contra incendios.

El decreto 184/018 reglamentó la Ley 15.896, promulgada el 25 de junio de 2018 con la firma del presidente Tabaré Vázquez, relativa a la regulación de las habilitaciones que otorga la Dirección Nacional de Bomberos.

El artículo 2 establece que “los objetivos del presente decreto son:

  • a) Proteger la vida de los ocupantes de las edificaciones y áreas de riesgo, en caso de incendio. b) Dificultar la propagación del incendio, reduciendo los daños al medioambiente y a la propiedad. c) Proporcionar medios de control y extinción de incendio. d) Dar condiciones de acceso para las operaciones de la Dirección Nacional de Bomberos”.

Por su parte, el artículo 7 de la referida norma establece las siguientes medidas de protección contra incendios: “Sistemas hidráulicos, detección y alarma, sistema de presurización y control de humos deberán ser suministrados, instalados, puestos en funcionamiento y mantenidos por empresas registradas ante la Dirección Nacional de Bomberos o por el propietario. A través de los Instructivos Técnicos respectivos podrán incluirse en la obligatoriedad del registro otras tecnologías o dispositivos de protección contra incendio que se desarrollen fruto de los avances tecnológicos”.

Dos fuentes de Bomberos consultadas por Caras y Caretas reconocieron que “el centro comercial no cumplía con la norma. Carecía de rociadores, los ductos no estaban presurizados ni tenían cortafuegos, por eso fueron los principales difusores del fuego. Tampoco tenía sistemas de detección y alarmas de incendios”.

No supieron responder cómo, con esas condiciones, les habían renovado la habilitación hacía seis días, según afirmaron autoridades del shopping.

Seguros por unos 120 millones de dólares

El centro comercial en su conjunto tiene seguros contratados con el Banco de Seguros del Estado y las privadas SURA Y SBI por unos 120 millones de dólares. Las tres empresas tienen a su vez reaseguros. .

El edificio del shopping está asegurado en 50 millones de dólares y el de Tienda Inglesa en 20 millones de la misma moneda. Los otros 50 millones cubren mercaderías, muebles y útiles.

En tanto, los contratos firmados por cada local con la empresa propietaria del shopping establecen que deben contar con un seguro. Por otro lado ya hay quienes piensan en iniciarle juicios a Tienda Inglesa porque fue la responsable del incendio.

A todos ha llamado la atención que el presidente del Banco de Seguros, José Amorín Batlle, anunciara el lunes, cuando el fuego no se había extinguido, su disposición a adelantar el seguro de Tienda Inglesa sin que se hubiera realizado alguna pericia. Simplemente porque nadie podía ingresar por riesgo de derrumbe.

Es algo que no haría ninguna aseguradora del mundo y menos en Uruguay.

Si ahora se ordena la demolición, cualquier pericia sería imposible.

Los bomberos

El fuego evidenció las carencias de la Dirección Nacional de Bomberos. La falta de equipamiento se suple con la abnegación de hombres y mujeres que exponen su vida a cada minuto.

Que un departamento como Maldonado, con tantas construcciones en altura rodeadas de bosques, carezca de bomberos suficientes, camiones cisterna y por lo menos un camión para combatir fuego desde las alturas es algo que no se explica.

Para enfrentar el fuego del pasado fin de semana hubo que dejar desguarnecidos otros destacamentos, incluso de Rocha y Canelones. Y tuvieron que pedir ayuda a empresas privadas para que enviaran camiones cisternas.

John Seballes, delegado de bomberos en el sindicato policial dijo al informativo de radio Universal que “se necesitan alrededor de 10 o 15 funcionarios en la guardia. En esta ocasión solo había cuatro, uno de ellos era el chofer. En instancias como estas deben ir un autobomba tanque y un camión cisterna o dos autobombas, pero había solo un chofer. En patrullero fueron a buscar el camión cisterna”.

Seballes criticó la falta de recursos y personal. Como ejemplo dijo que «el verano pasado anunciamos los incendios forestales. Una vez que sucedieron se habló de que iban a comprar 60 camiones y se iban a tomar a 300 bomberos; al final salió una licitación para la compra de 10 camiones y se bajó la carga de bomberos a 150. Esto es una tomada de pelo”.

Agregó: “Si hubiéramos tenido un destacamento desde entrada, quizás se hubiera incendiado solo la panadería de Tienda Inglesa y no todo un shopping”.

A su vez la diaria recogió declaraciones de Lina Álvarez, presidenta del Sindicato de Bomberos, y Graciela Nario, abogada, en la Asociación de Bomberos de Uruguay. Ambas anunciaron que “van a denunciar al Ministerio del Interior ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) debido a la excesiva carga horaria que tienen”.

Trabajan entre 216 y 264 horas al mes; también reclaman la creación de 650 cargos nuevos para reducir la sobrecarga y que su trabajo se declare “insalubre”.

Muchos “expertos” en incendios que surgieron en estas horas prefirieron acusar a los bomberos como “ineficientes”. Desde un teclado es fácil criticar a personas que estuvieron 48 horas entre el fuego y el humo, dormitando en el piso de a ratos, comiendo mal, exponiendo su vida.

El futuro

El lunes por la tarde Juan Manuel Parada, CEO de Tienda Inglesa, y Fernando De Posadas, titular del Estudio Posadas, Posadas & Vecino y abogado de Tienda Inglesa, se reunieron con el intendente de Maldonado, Enrique Antía.

Le solicitaron usar el Centro de Convenciones para instalar provisoriamente el supermercado, Antía se negó.

El miércoles la empresa anunció que construirán un supermercado provisorio, en un gran estacionamiento que ya tiene una parte techada, ubicado en el lado sur del centro comercial sobre la calle Pascual Gattás. El local tendrá 2.000 metros cuadrados, es decir, la mitad del quemado.

Otros comerciantes ya buscan locales en Punta del Este y en parada 5. Y algunos ya consiguieron locales prestados.

Mientras tanto, otro shopping, que será administrado por el Estudio Lecueder, se levanta a buen ritmo en la esquina de avenida Roosevelt y Camacho, a una cuadra del sanatorio Mautone. Tienda Inglesa ya había anunciado hace un año que tendría un local allí.

Punta Shopping

La construcción del edificio se inició en 1993 y se terminó en 1997. Ahora justo está cumpliendo 25 años.

Es propiedad de la empresa Maristay Sociedad Anónima, en la que uno de sus principales es el empresario David Daniel Bobre Komin, vinculado a la venta de hierro, representante de varias firmas nacionales y multinacionales de neumáticos y también propietario de Canal 7 de Maldonado.

Con el transcurso del tiempo el shopping se convirtió en paseo de locales y turistas. Recibe más de un millón de clientes al año y factura decenas de millones de dólares. Emplea aproximadamente a unas 2.000 personas en forma directa, incluida Tienda Inglesa, y a otros 500 en forma indirecta.

Después de dos años de malas temporadas por efecto de la pandemia y con la próxima que parece será igual por la crisis argentina, este incendio es un golpe durísimo a la economía local.

Cuándo y en qué condiciones volverá a abrir es un enigma. Pero no será en breve plazo.

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