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Sociedad salario | PIB | Instituto Cuesta Duarte

Informe del Instituto Cuesta Duarte

El salario pierde la batalla pese al crecimiento económico

La participación del salario en el PIB cayó 14 % desde 1998 y pronostican que seguirá bajando hacia 2026, lo que pone sobre la mesa el debate sobre desigualdad y políticas salariales.

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Un informe reciente del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT que analiza la participación del salario en el Producto Bruto Interno (PIB) pone en el centro del debate económico un dato crucial: la masa salarial —entendida como el conjunto de ingresos del trabajo asalariado público y privado— ha perdido peso relativo en la economía uruguaya en las últimas décadas.

Cuando hablamos de cómo se reparte la riqueza que genera un país, los economistas suelen centrarse en la distribución personal de los ingresos. Pero la investigación citada remarca que existe otra perspectiva fundamental para comprender “los fenómenos asociados a la desigualdad”: la distribución funcional. Esta mira el peso que tiene la masa salarial dentro del valor total que produce la economía, es decir, el PIB.

De acuerdo al Instituto Cuesta Duarte, a nivel internacional, hay un vínculo claro entre ambos indicadores: “Los países con mejores indicadores de distribución personal suelen tener un mayor peso de la masa salarial en el ingreso total. Además, estos indicadores se correlacionan positivamente con el ingreso per cápita, en el sentido de que los países con mayores niveles de ingreso presentan menores niveles de desigualdad, tanto personal como funcional”.

A pesar del crecimiento sostenido del país y del aumento en la cantidad de trabajadores, la participación del salario en el total de la riqueza generada es actualmente un 14 % inferior a su nivel en 1998, según consigna el documento. Esta tendencia, explica el informe, implica que otras fuentes de ingreso, como las ganancias empresariales (excedentes de explotación), están apropiándose de una porción cada vez mayor de la tora nacional.

La foto actual y la futura

El cálculo de la masa salarial depende de tres factores principales: la cantidad de trabajadores asalariados, las horas de trabajo y el nivel del salario real.

La investigación del Cuesta Duarte detalla que la cantidad de asalariados ha crecido significativamente. Pasó de unos 970.000 en 1998 a cerca de 1.200.000 en 2024, un aumento del 24 %. Señalan también que este crecimiento fue especialmente fuerte después de la crisis de 2002 y hasta 2014, manteniéndose estable después.

En contraste, la jornada laboral promedio ha disminuido. En 1998, el promedio era de unas 42 horas semanales, mientras que en 2024 se acercó a las 38 horas. Esto implica una reducción sostenida del 9 % en las horas trabajadas por persona.

En el caso del Índice Medio de Salarios Real (IMSR), que mide el poder de compra, el estudio muestra que cayó hasta 2004, pero luego experimentó un crecimiento sostenido hasta 2019.

Al combinar estos factores, el índice de masa salarial total se ubicó en 2024 un 47 % por encima de su nivel de 1998. La investigación detalla que la participación salarial, que registró un máximo de 47,8 % en 2001 y alcanzó un máximo de recuperación de 43,5 % en 2014, se ubicó en 40,1 % en 2024.

Pero la preocupación se acentúa al hacer proyecciones futuras. Las estimaciones del Cuesta Duarte —que se basan en las que aparecen en el Presupuesto Nacional 2025-2029 y en los lineamientos del Poder Ejecutivo para la 11ª Ronda de Consejos de Salarios— esperan que la cantidad de trabajadores asalariados siga creciendo (de un índice de 124 en 2024 a 127 en 2026) y que el índice de masa salarial aumente (de 147 a 151). Sin embargo, dado que se proyecta que el PIB crecerá a un ritmo aún mayor (de un índice de 170 a 179), la participación relativa del salario continuaría su leve descenso, proyectándose a 39,2 % para 2026.

Este panorama enciende las alarmas en plena discusión del Presupuesto Nacional y reaviva el debate sobre la equidad y el modelo de crecimiento. ¿Esta pérdida de peso responde a tendencias globales o es resultado directo de la política económica implementada en las últimas rondas de Consejos de Salarios? ¿Qué debe hacer el país para garantizar que la prosperidad llegue de manera más equilibrada a los trabajadores?

Para responder algunas de estas interrogantes, Caras y Caretas dialogó con la economista Alejandra Picco, integrante del Instituto Cuesta Duarte, y con el economista Rodrigo Gorga.

Caída en la participación salarial y presupuesto

Consultada sobre las proyecciones que indican una caída en la participación salarial hasta 2026, Picco explicó que este fenómeno equivale a una "transferencia de ingresos desde el trabajo hacia otros sectores". La economista remarcó la importancia de la distribución funcional: al observar la participación de la masa salarial en el total de ingresos generados en la sociedad, una caída implica automáticamente "una redistribución negativa del trabajo".

Según Picco, estas proyecciones “tienen una cantidad de supuestos detrás”. Si bien se toman en cuenta las proyecciones de crecimiento del empleo y la economía planteadas por el Poder Ejecutivo, el supuesto sobre la evolución salarial es "de mínima" y se basa en que "las negociaciones y los acuerdos van según lo planteado por los lineamientos" del Gobierno. Esto sugiere que las proyecciones de caída podrían ser una consecuencia directa de las pautas salariales si éstas no logran que el salario crezca más rápido que el PIB.

Por su parte, el economista Rodrigo Gorga calificó la situación como "preocupante" y conectó este indicador directamente con la desigualdad. Según Gorga, la baja participación salarial es el obstáculo principal para lograr una sociedad más equitativa, ya que en Uruguay "el capital está muy concentrado, muy pocas manos". En ese sentido, consideró que “una vía indispensable que garantiza la distribución es que crezca la masa salarial que está compuesta por un montón de trabajadores". Gorga recordó que “la progresión o la evolución de este indicador también depende de la propia lucha de los trabajadores para poder elevar la participación de la masa salarial con respecto al empleo”.

¿Tendencia global o consecuencia interna?

Sobre si la pérdida de peso del salario responde a una tendencia global ineludible o a las políticas económicas internas, Picco señaló que, en el periodo de tiempo que abarca el informe, las mayores caídas en la participación salarial se dieron como consecuencia de caídas de la actividad económica, como se pudo observar con la crisis del 2002 y la vinculada a la pandemia en 2020.

Según explicó la experta, las crisis actúan como un punto de inflexión donde “la participación de la masa salarial en el producto cae en mayor medida, ya sea por el empleo, los salarios o ambos, y luego en los momentos de crecimiento eso no se revierte en su totalidad".

En tanto, Gorga señaló que la tendencia de aumento de la desigualdad y la baja participación salarial es una "característica a nivel global" en varias democracias occidentales. No obstante, identificó particularidades en Uruguay, como la distorsión del dato de 2001, que marcó el pico de participación salarial (47,8 %) solo porque el PBI había "caído un pie" debido a la crisis, haciendo que el indicador relativo subiera. Además, destacó el período 2004-2014, cuando la masa salarial creció más rápidamente, como el momento en que más cayó la desigualdad en Uruguay.

El experto enfatizó que, si bien la recuperación del Producto Bruto Interno fue rápida en los últimos años, "no sucedió lo mismo con los salarios", lo que hizo que a la masa salarial "le costó mucho más recuperar el nivel de producto". A pesar de esto, el economista insertó el estancamiento de los últimos 10 años dentro de un "estancamiento generalizado también en América Latina, y relacionado también con problemas de productividad", que no puede separarse de lo que sucede a nivel regional y mundial.

Mejor salario, más empleo, lucha y gravar el capital

Las pautas salariales tal como están hoy proyectadas, ¿tienden a buscar mejorar esta situación o acentuarla? Picco fue clara en su respuesta: “Si el salario de los trabajadores dependientes del sector privado se comporta según los lineamientos planteados —que es un supuesto de mínima porque hay sectores que quizás logren romper hacia arriba esas pautas—, el producto crece (como lo proyecta la Ley de Presupuesto) y se mantiene la tendencia en cuanto a las horas trabajadas, el resultado es una leve caída de la participación de la masa salarial en el producto. Entonces, depende de lo que pase con el salario y con el empleo, que es lo que explica la mayor parte del ingreso de los hogares".

Gorga fue más allá del mercado laboral, proponiendo que la lucha contra la desigualdad debe ir acompañada de medidas que "traten de afectar al capital" mediante impuestos. En tal sentido, destacó las deficiencias del sistema tributario en los gravámenes al capital y la necesidad de discutir instrumentos como la propuesta de gravar a los más ricos. Este dinero, producto de gravar al capital, debe "reinvertirse de alguna manera en la generación de políticas productivas, políticas que aumenten el empleo y en particular la calidad del empleo".

Para finalizar, Picco reflexionó que el informe del Cuesta Duarte implica “una mirada de la desigualdad que no es la que está arriba de la mesa o la que publica el INE [Instituto Nacional de Estadística] cuando habla de la distribución de los ingresos personales”. En tal sentido, aseguró que para el Instituto Cuesta Duarte “es una perspectiva muy importante en la que queremos estar atentos”.

Por su parte, Gorga, en su reflexión final, vinculó la distribución con la pobreza infantil: "Muchas veces se habla de la pobreza infantil, que es un subproducto de la desigualdad, pero se habla poco de este indicador en este tipo de análisis. Creo que hay que resaltar que no hay forma de bajar la desigualdad en Uruguay [...] si no se aumentan los salarios, porque estos niños [...] viven en hogares con trabajadores, la mayoría de las personas trabaja con muy bajos salarios. Creo que hay que hacer el esfuerzo de vincular las problemáticas sociales con lo que está pasando a nivel productivo y en la relación entre el capital y el trabajo”.

Además, coincidió con el Cuesta Duarte en la importancia de las instituciones de mercado laboral, afirmando que los Consejos de Salarios son un instrumento crucial, ya que "el propio mercado no genera que los mecanismos de crecimiento del empleo se trasladen a los trabajadores”. Y añadió: “Los consejos de salarios, por ejemplo, son un instrumento que colabora para el aumento de la masa salarial. Por tanto, todos aquellos instrumentos que fortalezcan la organización de los trabajadores también van a repercutir en este indicador”.

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