Corría el año 2020, en plena pandemia, cuando un grupo de mujeres deciden iniciar un proyecto: mujeres hablando de mujeres. Sabían que como mujeres lesbianas no tenían el espacio para hablar de preocupaciones, inquietudes, decisiones; optaron por crearlo. Así nace “Aló Lesbianas”, creando “un ciclo de encuentros artísticos para mujeres lesbianas donde, con el arte y el humor como herramientas, hablan de lo que necesitan”.
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En paralelo, un grupo de estudiantes de comunicación audiovisual se juntan para hacer su trabajo final de grado con una inquietud resonando: ¿cómo se cuidan las lesbianas a la hora de mantener relaciones sexuales? Allí, de ese conjunto, nace Las Flores de Safo, un documental que visibiliza la falta de métodos de protección sexual para lesbianas, poniendo el foco en las consecuencias de la invisibilización con un abordaje ginecológico.
Belén Abellá, directora y guionista del documental, cuenta a Caras y Caretas que tenía la convicción de hacer una realización que abordara la temática LGTB, a la vez buscando romper con la representación clásica de la mujer lesbiana vinculada al drama. Diego Duarte, sonidista y editor, junto a Mateo Maggioli como productor, deciden apoyar la idea impactados por la temática.
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¿Cómo le interpela la temática a cada uno?
Belén: Yo soy parte del colectivo. Justamente, no te digo que todos, pero la mayoría de mis trabajos apuntan a poder acercar la representación del colectivo a la gente en sí. Obviamente a pesar, y dejando de lado un poquito la orientación, también como mujer me interpela, ni que hablar de la parte ginecológica. Todo en general, porque el tema, por más que trata de mujeres lesbianas, es un tema que incluye a todas las personas vulvoportantes.
Mateo: Yo desde 2019 -con el tema de las elecciones y demás- arranco a militar, sobre todo en el Frente Amplio. Después, al empezar a crecer mucho con la política y con teorizar, con las luchas, empatizar un montón de movimientos y colectivos, especialmente en la marcha de la diversidad o con los movimientos LGTB. Así empecé a escuchar, desde un lado muy honesto y muy empático. Como tal, soy como toda la otra parte: el varón blanco, cisgénero, heterosexual. Pero también estoy convencido de que es incluyéndonos también a nosotros, varones, que esto trasciende a muchas más cosas.
Diego: A mí el tema de las personas que no pueden ser visibilizadas con determinados temas -o que no se les dan mucha importancia en ciertas cosas- siempre me sensibilizó. Poder tener la oportunidad de trabajar para que esto se vea, atacar a estos problemas que, más allá de que nos centramos en la mujer y en la vulva con vulva, es algo que en la sociedad se ve y sigue siendo tabú en la sexualidad.
¿Por qué el título “Las Flores de Safo”? ¿Qué tanto sabían del trasfondo que tiene?
Belén: Yo estudié literatura, hice 1 año en el IPA. Me encanta leer, todo el tiempo estoy leyendo. Me empecé a interesar un poquito en Safo de Lesbos, siempre me encantó como la poesía de ella. Ahí surge Las Flores de Safo, el inicio del lesbianismo y utilizar las flores como una metáfora de lo que es el documental: ese buscar la luz, ese dar visibilidad. Es también lo que ocurre en el final (del documental), que en los primeros planos la luz de fondo va incrementando; conjuga todo ahí, en ese buscar la luz.
En el documental hay una escena donde todas las protagonistas aparecen maquilladas con flores, ¿cómo surge la idea del maquillaje?
Belén: La maquilladora, Lucía Suárez, fue con un contacto que queda porque nos conocíamos del IPA. La idea original en realidad era hacer body painting, que se nos complicó porque son muchas horas. Siempre estuvo la idea de que fueran flores, pero hubo que tomar una decisión y fue hacer maquillaje que fuera facial y apenas un poco corporal. Algo más cortito. A las protagonistas les pusimos una remera de la marcha de la diversidad, cada una con una frase re potente.
Mateo: Lucía se puso a disposición de una a para trabajar gratis, solo para ayudarnos en el proyecto. Le tiramos unos pesos humildemente de lo que pudimos juntar haciendo una colecta entre nosotros.
Belén: Fue algo que encontramos mucho, porque después lo de los subtítulos accesibles fue igual. Pasó con Luna, que es una chica que va al bar y que está en silla de ruedas; el bar lo que tiene, justamente, es la accesibilidad. Luna es como una imagen muy fuerte de Aló, porque siempre apuesta por la accesibilidad; no solo la diversidad en cuanto a lo sexual, sino genérico. Luna se nos acercó con la misma disposición que Lucía. Nos ofreció hacer los subtítulos accesibles y eso fue muy lindo por todo lo que generó el proyecto, todas esas manos que se arrimaron sin pedir nada a cambio.
El espacio donde se desarrolla la historia es Aló Bar, un bar que surgió como lugar de encuentro por y para lesbianas. ¿Qué realidad se encontraban en ese bar?
Belén: Yo soy media loca con el tema de las investigaciones y sobre todo con la cámara, porque eso es en realidad lo que a vos te permite adelantarte a los hechos y poder crear una estructura de guion. Hay un concepto que utiliza Maite Alberdi (directora, guionista, productora, sonidista y crítica de cine chilena), que justamente es “programar el azar”. Por eso yo insistía mucho en esa investigación de ir a los shows y estar ahí sentado; capaz sin grabar, pero ver esa dinámica. Allí empezamos a ver que lo que se generaba era ese ida y vuelta entre la gente, en un principio no tan grande como el que se generó el día de grabación. Se venía repitiendo -en bajo grado, pero se venía repitiendo- esa interacción, y ese día fue una cosa que se nos fue de las manos totalmente. Creo que eso también retrata la necesidad de tener más espacios y más oportunidades de charlar estos temas que son tan invisibilizados, y aún más en la comunidad.
Diego: Había intentos de llevar y dar visibilidad a estas cosas, pero es como que eran muy chiquitos. O se tocaban ciertos temas, que los tocaba sobre todo Adelina (Perdomo) haciendo algún chiste. Ahí hacen de todo, porque Aló Bar es un espacio cultural, es un bar cultural. Nosotros nos encontramos con eso, nos encontramos a ellas que siempre estuvieron dispuestas, sin siquiera conocernos.
¿Cómo surge esto de tratar la sexualidad y cómo retratarlo en cámara? Algo que es importante, porque el espectador tiene ese choque cuando muestran cómo se hace la barrera de látex.
Mateo: Cuando íbamos desarrollando el proyecto, sobre todo el proyecto escrito, estaba la interrogante de cómo vamos a contar esta historia. Belén traía lo de hacer un interactivo. Nunca supimos bien qué, hasta que empezamos a desarrollar bien las ideas, cuando nos empezamos a juntar con las participantes más teóricas, por así decirlo, con Carina Da Costa, Florencia Forrisi y Natalia Silvera. Decidimos que el interactivo tenía que ser hacer en cámara una barrera de látex.
Belén: Justamente para retratar todo el proceso largo que lleva. Y no solo es largo, sino que es difícil porque tiene sus pasos, tiene su complejidad. Fue la necesidad de poder retratar esa parte en cámara y hacerlo desde un punto propio, o sea, desde el de ellas; que se pudiera ver lo que ellas pasan. También mostrar ese nerviosismo que genera el elemento sexual, digamos. Cuando la sexualidad está puesta en la mesa, me da gracia, me da nervios y no sé cómo canalizar y me río, que es lo que pasa en casi todo el interactivo.
Con la motivación de darlo a luz, justamente, si hubiésemos optado por no incluir esa parte, estaríamos aportando a la invisibilización. Creo que está bueno poner eso en pantalla, mostrarlo. Capaz que el día de mañana, alguien que vio el documental sabrá usar la barrera de látex, porque lo vio ahí. Obviamente no es nuestro objetivo principal educar, sino exponer y mostrar cómo esta invisibilización llega al punto de afectar la salud de estas mujeres. Es increíble que algo tan básico esté descuidado, porque no hay método y no hay educación, es una realidad.
¿A qué informaciones llegaron de la temática y cómo fue esa búsqueda?
Belén: Lo que nos pasó a nosotros es que no encontramos información. Si bien nosotros teníamos los conceptos básicos y una noción, la realidad es que nos faltaba muchísima información. Fue todo un desafío, porque no había caso.
Yo encontré en Youtube algunos seminarios que abordaron la temática, entonces ahí me fui interiorizando un poquito más y hay algunos estudios hechos con la Intendencia de Montevideo, pero abordan la mujer lesbiana en espacios públicos, no se involucra en lo sexual. Tuvimos que crearnos nosotros las fuentes y la parte académica, fue tener que empezar a abordar ginecólogos, psicólogos, etc. Fue como una especie de construcción de la parte académica en base a estas fuentes que íbamos encontrando.
Nos pasaba continuamente eso, incluso el seminario del trabajo de grado exige que pongas bibliografía, que pongas documentales similares y no sabíamos, no teníamos qué. Fue bastante rebuscada esa parte, no teníamos nada que nos diera como una guía de por dónde ir.
Diego: Ahí volvemos al principio, lo que hay de la comunidad es todo con la temática dramática y ficción, básicamente desde una realidad alterada totalmente. Fue realmente un desafío, ya nosotros estábamos metidos en el tema, pero cuando más se nos abrieron puertas de cómo seguir con estas cosas fue cuando contactamos con estas profesionales y nos dieron un panorama mucho más amplio del que teníamos.
El personaje de Adelina
Adelina Perdomo, comediante y actriz, es una de las protagonistas de Las Flores de Safo. En el documental muestra su familia lesbomaternal y es una de las voces que guía el desarrollo de la historia, además de ser una de las mujeres que está presente desde la génesis de Aló Bar.
"Me volví el elenco estable del boliche y cuando se hacen los encuentros de Aló lesbianas estoy yo como conductora. Ahora que está el boliche propio, Aló lesbianas se hace ahí. Se sigue dando una vez por mes el ciclo de encuentros para lesbianas y lo conduzco yo, con las distintas propuestas, y la verdad que se ha hecho un lindo grupo de trabajo", contó Adelina a ..
Si bien en el documental hay una “paridad” entre los personajes que aparecen -“todos tienen un grado de importancia bastante fuerte”, según señaló la directora- decantan por darle destaque a Adelina, porque “parecía clave mostrar su familia, como lesbomaternal, y nos parecía importante que ella fuera la voz, porque ella realmente es la voz en Aló, es esa voz que guía los encuentros”.
Adelina fue la primera en enterarse de la propuesta y contó que su reacción ante el enfoque de la sexualidad fue de sorpresa. “Hasta te diré que fue como que me hizo cuestionarme a mí misma en ese momento, en ese preciso instante”, relató, y aclaró que por muchos años fue una temática que nunca se cuestionó.
“Jamás, no lo había tocado yo como material, pero lo peor de todo es que nunca lo había pensado. O sea, yo soy de una generación muy veterana, nacida en los años 70. En nuestra carrera en lesbianismo yo apuesto plata a que las mujeres de mi generación, y ni que hablar anteriores, ni siquiera se plantearon que pudiera ser una necesidad”.
Del documental también participa Olivia, hija de Adelina. Adelina contó que fue algo que debatieron como familia y, si bien lo dudaron en un inicio, expresó: “Es parte de la militancia de visibilizar familias lesbomaternales”.
¿Cómo sigue el proyecto?
El documental se estrenó por primera vez en Aló Arte Bar y luego se repitió la función allí, llegando a unos 100 espectadores entre ambas funciones.
“Se vino setiembre y nosotros teníamos todas las expectativas de poder quedar en algún festival de cine de estos nuevos que vienen ahora, por ejemplo el DETOUR y antes estuvo el Festival de Escuela de Cine del Uruguay. Al no quedar en ninguno de los dos, como producción arranqué en un proceso de qué podemos hacer con este documental”, contó Mateo. Y resaltaron el hecho de que, al ser una temática LGTB, se dificulta aún más la visibilidad que ya de por sí tienen los documentales académicos.
Tras el estreno en Álo, se presentó en un Comité de Base y “después de mandar correos a muchas salas de cine, llegamos a TV Ciudad el pasado viernes 6 de octubre”, contó Mateo. Actualmente el grupo apuesta a “movidas más pequeñas” y el próximo estreno es en un ciclo de cine del Colectivo Tatú, este domingo. “Después de toda esa parte más exclusiva de festivales y televisión, la idea es que se pueda subir a YouTube, para que quede público y de acceso libre”, contaron.
Es un documental creado como un trabajo de grado, pero también es un primer paso a seguir como realizadores. ¿En qué sitio se posiciona cada uno respecto de cómo van a seguir?
Diego: Por parte del sonido, siempre lo voy a decir porque es lo que yo sentí realmente, es que yo cuando entré a ese bar sentí que ahí estaban para escucharte. Siempre busqué el tema del tratamiento sonoro hacerlo lo más simple posible, que se escuchen claras las voces… La cosa es que se escuche lo que la gente quiere transmitir, porque es lo importante, no agregar muchas cosas.
La edición fue siempre de la mano de Belén, porque ella no solo tenía muy en claro la idea, sino que era siempre el apoyo y estuvo todo el tiempo buscando salir de eso dramático que comentábamos al principio.
Me acuerdo que incluso, volviendo a Las Flores de Safo, nosotros queríamos tener intervalos con fragmentos de los poemas de Safo. Eso lo fuimos modificando, fueron apareciendo más las flores… Incluso íbamos a tener un poema en el final que después terminó siendo simplemente la música y la frase: 'Os aseguro que alguien se acordará de nosotras en el futuro'. Recuerdo que antes nos había hablado una chica para hacer el poema del final y también nos comentó eso mismo, que estaba bueno al final, porque siempre es todo re dramático, siempre hay alguna muerte; ahí decidimos cambiarlo.
Fue un logro muy grande, yo siempre voy a decir que las flores son las chicas que aparecen. Obviamente la idea es seguir, al menos yo tengo estas expectativas de seguir creciendo como grupo profesionalmente y, por lo menos de mi lado, seguir enfocado a esto, el sonido.
Mateo: Lo que tuvo este documental y la experiencia previa que tuvimos con otros cursos, fue lo más cercano a experiencias profesionales dentro del audiovisual que, por lo menos yo, tuve dentro de la facultad pública, que suele tener muchas menos instancias de estas prácticas. Creo que Las Flores de Safo es un ejemplo de lo que se puede llegar a hacer con los recursos que tenemos, y si tuviéramos más podríamos hacer muchísimo más.
Primero a Belén la posiciona como una directora excelente; o sea, es una primera película muy importante y muy buena, que creo que puede llegar a funcionar de distintas formas en distintos lugares y eso no es fácil de conseguir. Es un producto comunicacional super complejo.
En lo personal, como profesional del audiovisual, me dediqué a algo de lo que yo no tenía ni idea de si iba a poder hacerme cargo, que es el lado de la producción. Producir una película es un desafío enorme, porque no está para nada claro todo lo que tenés que hacer y es un limbo medio raro todo el tiempo.
Me gustaría poder editar una película en algún momento, vamos a ver cómo se va dando, y también dirigir mis propias cosas. Yo ahora estoy full Comité de Base, mucho a nivel de comunicación junto con las coordinadoras del Frente Amplio y después también en la Comisión Nacional de Propaganda. Son experiencias muy valiosas porque también te van curtiendo en el que es el trabajo de la comunicación política. La comunicación política es muy importante y creo que Las Flores de Safo, que no es político-partidario, sí es muy político, eso es lo importante, ayuda en esto que es la construcción de una lucha contrahegemónica.
Belén: Por mi lado, en realidad fue un proceso para llegar a ser directora y para llegar a ser directora de fotografía. Creo que algo que nos pasa a las mujeres en el cine es que a la mujer le cuesta mucho darse cuenta de que es capaz y que lo pueda hacer. A la mujer le cuesta mucho llegar al rol de directora. Si te pones a pensar, las directoras empiezan a agarrar cargos de los 30 para arriba, y la carrera obviamente se acorta también de esa forma.
Creo que fue como un proceso muy interior, empezando ya desde cámara. A mí me encantaba, soy de esas personas que cuando les gusta algo se obsesionan al punto de estar todo el tiempo leyendo, buscando; te veo videítos y salgo a hacer pruebas. Hay veces que estoy en mi casa, estoy aburrida, prendo la luz y empiezo a probar esquemas de luces, por decir algo.
Fue como un proceso enorme de decir 'yo también soy capaz de poder agarrar una cámara y filmar'. Obviamente tengo mis errores, tengo mucho por aprender, pero está bien, tengo que seguir, soy capaz, y lo mismo con dirección. Eso fue algo lindo de Las Flores de Safo hacia mi lado personal; traer la idea, traer el guion fue una experiencia que me involucró muchísimo. Obviamente me encantaría seguir por la parte de cine, en la parte de dirección de fotografía, dirección también me gustó muchísimo y con la idea de tener mis proyectos personales, además de obviamente trabajar de esto.