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Sociedad Nitep | situación de calle | campaña

Campaña sobre situación de calle

Nitep: "Necesitamos saber si realmente nos ven y qué piensan"

El colectivo de personas en situación de calle Nitep lanzó una campaña de sensibilización que busca romper la invisibilidad de esta problemática e involucrar a la sociedad toda. Sobre este tema dialogó Caras y Caretas con representantes del colectivo.

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“Me fui para que no me matara”; “vengo del interior a Montevideo, soy esquizofrénico”; “me sacaron préstamos y créditos con mi pensión de discapacidad, ahora no tengo nada y debo todo”; “salí de la cárcel sin nada”; “desde chica viví en varios hogares, a los 18 salí, sin ninguna solución habitacional”; “a los 16 años el papá de mi hermano empezó a entrar en mi habitación. Le dije a mi madre y no me creía. No tenía a dónde ir, pero me fui”. Estas son algunas de las voces que protagonizan la campaña “Cuando nos ves, ¿nos ves?”, recientemente difundida por el colectivo de personas en situación de calle Ni todo está perdido (Nitep). Son relatos crudos que desnudan las múltiples formas de que una persona se quede sin hogar. Historias que reflejan no solo rupturas familiares, violencia y carencias económicas, sino también las fallas de un sistema que expulsa y vulnera.

En Uruguay, la situación de calle presenta cifras alarmantes. Según el último relevamiento del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), realizado en agosto de 2023, unas 2.758 personas se encuentran en esta situación en Montevideo: 1.395 utilizan refugios nocturnos y 1.363 duermen a la intemperie, distribuidos en 958 puntos de la ciudad. Los principales motivos que condujeron a estas personas a la calle son la ruptura de vínculos (43 %), las adicciones (35 %), la insuficiencia de ingresos (15 %), la pérdida de empleo o insuficiencia de ingresos (15 %) y la pérdida de algún familiar (14 %). Otros motivos, aunque en porcentajes menores, son la pérdida de vivienda, el egreso de la privación de libertad, ser víctima de violencia o padecer problemas de salud mental. Además, se supo que el 91 % de estas personas reportó consumir alguna sustancia psicoactiva, con un consumo diario predominante de pasta base (70 %).

Con respecto a los refugios, el estudio evidenció que, si bien garantizan una cama y atención básica, presentan barreras como horarios restrictivos, conflictos entre usuarios y su ubicación distante para algunas personas. Por estos motivos, casi la mitad de quienes están en situación de calle optan por dormir a la intemperie, priorizando la autonomía o evitando las dificultades asociadas con los refugios.

Campaña para romper la invisibilidad

Bajo esta realidad, la campaña “Cuando nos ves, ¿nos ves?” busca romper la invisibilidad de esta problemática y sensibilizar a la sociedad sobre los desafíos que enfrentan quienes habitan en la calle. Presentada el pasado 2 de diciembre en Nave de les Loques, esta acción, nacida de una propuesta en el Consejo Consultivo de Calle, invita a reflexionar sobre las raíces y consecuencias de esta problemática. “A cualquiera le puede pasar”, destacan desde Nitep, asegurando que las historias personales reflejan un fenómeno sistémico que trasciende lo individual.

Desde el colectivo explican que la campaña aborda tres ejes fundamentales. Primero, evidencia cómo la falta de hogar responde a un cúmulo de condiciones adversas que pueden afectar a cualquier persona. Segundo, señala que este no es un problema exclusivo de quienes lo padecen, sino una consecuencia de fallas sociales, económicas, políticas y culturales que la sociedad debe asumir colectivamente. Finalmente, denuncia que la indiferencia y la violencia —tanto social como institucional— no solo perpetúan sino que agravan la situación de calle. En palabras de Nitep, “la mirada indiferente posibilita un trato violento y criminalizante”.

Por otro lado, critican la precariedad de las respuestas institucionales temporales: “Tener dónde pasar la noche no es salir de la situación de calle”.

La idea de la campaña surgió debido “al aumento masivo de la cantidad de gente en situación de calle y aprovechando ‘los tiempos electorales’”, explicaron a Caras y Caretas dos integrantes del colectivo: “Sentimos la necesidad de involucrar no solo al Estado sino a la sociedad toda, al vecino que te cruzás en la cotidianeidad, cuando va a su trabajo o a su casa. Esos mismos que en algunos barrios, cuando nos ven, llaman a las autoridades para que nos saquen, porque no nos quieren ahí. Necesitamos la opinión de esos vecinos, saber si realmente nos ven y qué piensan de nuestra situación. Sería bueno que los medios de comunicación también los entrevisten. Y también saber si los políticos realmente nos ven cuando piensan los proyectos de ley para nuestra problemática”.

Con respecto a las políticas públicas orientadas a abordar la situación de calle, reconocieron que el Gobierno instrumentó algunas alternativas como los centros diurnos gestionados por la Intendencia de Montevideo o las dos casas comunitarias cedidas por el Mides a Nitep, pero consideran que son insuficientes. “Han contribuido a que la población que circula en la calle durante el día, cuando sale de los refugios, tenga un lugar donde pasar un rato, higienizarse, comer algo y ocupar la mente. Pero funcionan como parches”, dijo una de las fuentes.

Las casas comunitarias mencionadas funcionan desde diciembre del año pasado y fueron cedidas por el Mides al colectivo Nitep para que éste las autogestione, aunque cuentan con acompañamiento de la cartera, apoyo alimentario y vinculación con otras prestaciones que apuntan a la generación de ingresos para que las personas beneficiarias logren egresar del sistema. En cada una de estas casas, ubicadas en los barrios Cordón y Malvín, pueden vivir hasta nueve personas. Uno de los entrevistados, que actualmente vive en una de ellas, contó que responden al “modelo escalera” y que las personas que la habitan deben hacer mérito y conseguir ingresos, aunque algunos no lo logran, ya sea por discapacidad física o psicológica. “Con la experiencia de las viviendas colectivas aparecieron las carencias de gestión. Hay personas que no son hábiles para sostener una casa y otros sí recordamos cómo hacerlo. No es solo el techo, muchas personas necesitamos volver a adquirir los hábitos que perdimos durante el tiempo que estuvimos en la calle. Por eso tenemos un equipo técnico”.

Otra de las soluciones habitacionales implementadas por el Mides en este último periodo, en el año 2020, está ubicada en el Complejo Instituto Artigas del barrio Bella Italia. Se trata de un sistema de viviendas autogestionadas, construidas en contenedores, con capacidad para 48 personas. En cada módulo pueden vivir dos personas.

Consultados por medidas o políticas que podrían hacer la diferencia para quienes habitan la calle, explicaron que no todas las personas en situación de calle tienen las mismas necesidades: “No queremos soluciones inconsultas, queremos que se opere con nuestra participación porque muchas veces una solución estándar no es adecuada. Hay gente que necesita un lugar donde pasar la noche, pero hay gente que por trabajar de noche no puede ir a dormir a un refugio o duerme pocas horas porque su trabajo termina tarde. Entonces hay que implementar diferentes soluciones”.

Y añadieron: “Las casas comunitarias por ahora son un experimento, aportan una solución, pero también nuevos problemas que obligan a pensar qué otros modelos se pueden aplicar. El problema de situación de calle en nuestro país se abordó de forma tardía. En Argentina y Brasil ya tienen otros dispositivos que no son perfectos, pero intentan aplicar otras vías de socialización, porque la reinserción social no se logra solo con un techo”.

Desafíos diarios

La vida en la calle está marcada por desafíos extremos que no solo afectan la supervivencia diaria, sino también las posibilidades de salir adelante. Desde alimentación y empleo hasta salud mental y convivencia, ambos entrevistados describieron una realidad que requiere soluciones integrales y adaptadas a las necesidades de quienes la enfrentan.

“La alimentación parece algo básico, pero es un desafío enorme para quienes estamos en la calle”, afirmó uno de los entrevistados. Explicaron que las personas suelen caminar largas distancias para llegar a un comedor, ya que las rotaciones de refugios los llevan a ubicaciones lejanas. “Hicimos un mapeo del Municipio B y vimos cuánto camina la gente solo para comer. A veces una persona que vive acá en el centro tiene que ir caminando hasta la Unión para llegar a un comedor, porque van rotando y a veces quedan lejos”.

Por otro lado, aseguraron que generar fuentes de trabajo ha sido una prioridad para Nitep, aunque las dificultades persisten. “En 2018 empezamos a trabajar en esto y recién en 2021 logramos la primera fuente laboral. Pero el golpe más duro que tuvimos fue ver que muchos no lograban sostener el ingreso por problemas de consumo. El segundo mes más de uno se tiró el sueldo en una boca. Y eso hay que entenderlo porque el entorno de la calle es gravísimo”, explicaron.

En tal sentido, aseguraron que el impacto de las adicciones es profundo y transversal. “Con consumo no sostenés una vivienda. El flagelo de la pasta base, por ejemplo, necesita un abordaje integral. ¿Cómo querés que alguien salga del consumo si no hay lugares donde tener estabilidad al menos un año?”. Y sumaron: “Montevideo está sucio porque la gente saca cosas de la basura. El consumo genera ansiedad de comer. Uno de los componentes que tiene la pasta base es veneno para rata y quienes tienen una ingesta bastante pronunciada terminan con un comportamiento similar al de una rata. ¿Quiénes andan revolviendo las basuras para comer?”.

La violencia fue otro de los temas recurrentes al describir las rutinas de quienes habitan a la intemperie, lo que también trae consecuencias cuando las personas tienen que convivir en refugios o viviendas comunitarias: “La ley de la calle es violenta, no te ayuda a salir, te mete para adentro. Muchos nos conocemos desde hace años, pero nunca vivimos juntos”.

Otro flagelo muy presente en la calle y dentro de los refugios, señalaron los entrevistados, es la cantidad de mujeres y varones con VIH. “Es un porcentaje alto para un país en el que el virus ha sido controlado y existen muchas mejoras en la calidad de vida. Entonces, ¿qué es lo que está fallando?”, cuestionaron.

Muchas de estas problemáticas, aclararon, agravan la situación de calle, pero no son exclusivas de esta población. “Nuestro país emite tres millones de recetas verdes por mes, o sea que el psicofármaco legal está en nuestra sociedad, la violencia doméstica y las muertes también ocurren en las casas, es nota permanente en los noticieros. Entonces, tenemos que empezar a hablar seriamente de dónde estamos parados y entender que estos problemas atraviesan a toda la sociedad”.

Por otro lado, advirtieron la ausencia de estadísticas confiables sobre la población en situación de calle. “Nadie sabe cuántas veces una persona pierde su permanencia en un refugio, si la pierden por consumo o porque llegan tarde por estar trabajando y se quedan afuera. Tampoco sabemos cuántas veces pierden y renuevan su boletera, generando altos costos y desperdicio. Quizás hay que buscar formas de mejorar estos aspectos. Estos datos son claves para mejorar las políticas, pero nadie los está recopilando”.

“Quien vive en situación de calle realmente tiene problemas muy graves que hay que sanarlos desde todo punto de vista. Y para eso, además de querer sanarlos, se necesita un lugar, estabilidad y que te den el impulso, el acompañamiento, un montón de cosas en las que nuestro sistema tiene falencias”.

Fallas evidentes

Al ser consultados sobre la gestión del actual Gobierno en lo que refiere a políticas para abordar la situación de calle, los integrantes de Nitep aclararon que evaluar políticas es una exigencia muy fuerte para sumar a la problemática que enfrentan. “Creemos que darle a este colectivo la responsabilidad de decir qué hizo bien y qué hizo mal un gobierno es una exigencia muy grande, cuando en realidad somos los acusados con el dedo, los que recibimos el punitivismo y los que, gracias a la [Ley de urgente consideración] LUC, estamos en falta. Si sirve o no sirve, la ciudadanía lo puede comprobar. Si el Mides constantemente está dando diferentes opciones y la situación sigue igual, algo está fallando. Pero lo que sí vemos es que actualmente hay tres generaciones en situación de calle: está la hija, la madre y la abuela. Estamos hablando de más de 25 años en los que no hubo soluciones para viviendas”.

Además, uno de los integrantes lamentó que la actual Administración se enfocara más en auditar las gestiones del Gobierno anterior que en implementar soluciones efectivas. “El accidente del hotel Aramaya hizo que se empezara a tomar en serio lo que proponía Nitep. De todos modos, se hacen muchos intentos, a la uruguaya, pero se desoye lo que pasa en el mundo. Hay modelos como el Housing First, que evidenciaron que tener a una persona en una casa, con sustento alimentario y asistencia médica hace que la persona sienta que tiene algo para defender. En cambio, en los refugios no tenemos nada que defender, más que nuestra propia integridad, ya que existen enfrentamientos letales”.

Sobre las expectativas frente al nuevo Gobierno electo, los entrevistados expresaron un moderado optimismo: “Creemos que se puede lograr algo. Lo dicen los políticos: va a haber que negociar. Pero también queremos proponer y dialogar. Todavía no hemos llevado al Parlamento nuestras propuestas”.

Para finalizar, y en un intento de reflexionar sobre por qué creen que la sociedad y la clase política no está mirando a las personas en situación de calle, expresaron: “La trama social está rota. La gente no capta el verdadero nivel de afectación que tiene la persona que vive sin hogar. La calle te transforma. Y desde el momento en que ponen rejas en lugares públicos o llaman para que nos saquen, está claro que vivimos en una sociedad que se protege antes que integrar”.

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