En 1958 comenzó a funcionar el liceo de San Javier, en el local de la escuela pública. La iniciativa fue de cuatro mujeres de la colonia rusa de esa localidad en el departamento de Río Negro.
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¿Quiénes fueron esas mujeres?
Ana Golovchenko, Sofía Moreira, Justa Agache y Catalina Bichcov, fueron las propulsoras. Juntaron firmas, golpeando puertas que muchas veces se les cerraban, hablaron con gente influyente, recorrieron hasta el último rincón en busca de apoyo.
Fueron mujeres que se pusieron la iniciativa al hombro, porque querían lograr que sus hijos estudiaran, porque para ellas la importancia de un centro de estudios de Secundaria en la localidad era fundamental.
Con ese cometido lograrían extender los estudios de los jóvenes y alrededores, sin tener necesidad de irse del pueblo.
Un logro
Entre varias anécdotas de ese tiempo, de quienes las apoyaron, la juntada de firmas, y la credibilidad de la iniciativa se hizo realidad.
El centro de estudios, pasó luego a funcionar en el Centro Cultural Juventud Unida y finalmente, en el lugar definitivo, y actual que se inauguró en el año 1972.
Alumnos fundadores
Gladys Cirone Golovchenko, junto a Juan Bugaiov, Elsa Bidenko Blanca Cairús, Pablo Dolyenko, Adela Dubikin, Demetrio Golovchenko, Eugenio Gurin, Alejandra Kasmenko, Jorge Kcenev, María Mernes, Susana Nikitin, Raúl Olivera, María Popov, Américo Roslik, Vladimir Roslik, Eduardo Roslik, Alejo Samov, Víctor Schevzov y Hugo Timote.
Esas mujeres tuvieron miradas visionarias, merecen el recuerdo por ese logro para una comunidad reiteradamente golpeada desde su fundación como inmigrantes allá por 1913, cuando desembarcaron en las costas de Puerto Viejo.
Basada en un texto de Shirley Araceli Cirone, donde dice que es fundamental recordar y trasmitir las historias, -y agrego- que forman la Historia.
Por Demir Pereyra