Un día como hoy pero de hace 39 años, el 6 de abril de 1984, Vladimir Roslik era asesinado en la tortura en el Batallón N°9 de Fray Bentos. Fue el último muerto de la dictadura instalada en el país el 27 de junio de 1973.
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“La impunidad que sigue rodeando este crimen, evidencia el accionar criminal del Terrorismo de Estado y la continuidad de la represión, la tortura y el asesinato hasta el último día de la dictadura fascista”, señala una columna de El Popular, órgano del Partido Comunista (PCU).
Recuerda que Roslik fue asesinado en abril de 1984, “cuando ya se habían realizado las elecciones internas de los partidos políticos en 1982, el 1° de Mayo de 1983, la Marcha del Estudiante de Setiembre de 1983 y el acto del Obelisco en noviembre de 1983 y apenas 8 meses antes de las elecciones”.
“A Roslik lo secuestraron dos veces. La primera el 30 de abril de 1980, cuando el Batallón de Infantería Nº 9 invadió San Javier. En el operativo detuvieron a 25 personas. Los torturaron en la comisaría de la colonia primero y en el cuartel después, adonde llegaron atados y encapuchados, apilados en un camión. Allí los procesó la justicia militar y cumplieron penas de uno a cuatro años de cárcel”, recuerda el desaparecido periodista Walter Cruz en nota publica en en El Popular hace unos años.
Por su parte el periodista Leonardo Haberckon en un artículo aparecido en la diaria señaló que “el interrogatorio con torturas en el cual fue asesinado el médico Vladimir Roslik fue presenciado por 11 oficiales del Ejército, porque se suponía que era una lección para que los más jóvenes “aprendieran” a indagar a los detenidos”.
El día de la detención del médico de San Javier y de varios vecinos de esa localidad del departamento de Río Negro, el Ejército ocupó el pueblo en una operación de guerra. Decían que buscaban un contrabando de armas procedentes de Argentina e incluso algunos llegaron a correr la bola de que submarinos soviéticos llegaban hasta esa localidad fundada por inmigrantes rusos a comienzos del siglo XX.
El Ejército saqueó y clausuró el Centro Cultural Máximo Gorki, donde se cultivaban -hoy también- las tradiciones (danza, idioma, gastronomía y literatura) de los fundadores de la colonia, recuerda El Popular.
La segunda detención de Roslik, agrega, ocurrió la noche del 15 de abril de 1984. Nuevamente efectivos del Batallón N° 9 de Fray Bentos llegaron a la casa de Roslik y su esposa, Mary Zavalkin. Cerca de ellos, Valeri, el hijo, de cinco meses, dormía en la cuna. “¿Por qué siempre se la agarran con nosotros?”, preguntó desolada Mary, mientras trataba, sin éxito, de abrigar al marido ya esposado, con un saco de lana. Solo pudo colarle un par de medias en el bolsillo del pantalón.
La detención se produjo a las 04.00 en San Javier “por parte del teniente segundo Rodolfo Costas, en curso de un operativo conducido por el capitán Daniel Castellá y supervisado directamente por el segundo jefe del Batallón de Infantería Nº9, mayor Sergio Caubarrere”, precisa la diaria.
Juan Chamailov oyó cómo lo torturaban, lo escuchó gritar hasta que la voz se apagó. Inmediatamente, ordenaron detener el tormento y convocaron al médico de la unidad militar, Eduardo Saiz Pedrini. Trataron de reanimarlo, pero era tarde. Cuando amaneció llamaron a Mary para que fuera a retirar el cuerpo al hospital de Fray Bentos.
Once fueron los oficiales que interrogaron a Roslikj. Varios de ellos estaban ahí para aprender como se torturaba, como se llevaba a un ser humano al límite del sufrimiento.
“El motivo por el que se hallaban presentes once (11) oficiales en tan reducido espacio estaba dado por el interés del Comando en que los Oficiales nuevos se fueran interiorizando y adquiriendo experiencia en el manejo de los interrogatorios”, establece el juez militar Óscar Vilches en su sentencia, tras haber interrogado a los mandos y oficiales presentes, señala Habarckorn en su informe.
A consecuencia de los hechos Saiz firmó la autopsia falsa y determinó que la muerte fue debida «a causas naturales».
La dictadura intentó seguir con la mentira, pero la familia de Roslik, en particular su viuda Mary Zavalkin, lo denunció; cinco medicos hicieron una autopsia y lo documentaron. Una investigación del semanario Jaque, lo hizo público; también informaron los semanarios Aquí y Convicción y la prensa clandestina. La Federación Médica del Interior lo denunció. A tal punto que la Justicia Militar tuvo que actuar y constató el homicidio y procesó al entonces mayor Sergio Caubarrere por abuso de autoridad y homicidio culpable, a una pena de cuatro meses.
El caso siguió un largo camino. Estuvo detenido por la Ley de Impunidad y en 2014 se solicitó que se desarchivara, lo cual fue denegado por entender un Tribunal de Apelaciones que había “cosa juzgada”. No obstante en 2019 la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad solicitó el desarchivo del caso, otra vez fue negado. La Fiscalía sostuvo que no se puede argüir cosa juzgada porque los que actuaron fueron los Tribunales Militares de la dictadura.
Luego de un largo trámite, en el 2021, la Suprema Corte de Justicia rechazó un recurso presentado por la Fiscalía para que se retomara la investigación del caso.
En agosto de 2022 la Suprema Corte de Justicia rechazó el recurso de inconstitucionalidad presentado por los defensores de los militares, para este nuevo caso, recuerda El Popular.