Por Matías Matta
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Este alejamiento significó que tanto Navegantes como UNIR y Avanza País quedaran sin lema para participar en las próximas elecciones y sin tiempo para poder presentar uno nuevo frente a la Corte Electoral.
Se acercan las elecciones internas y los partidos políticos ajustan sus equipos y liman sus asperezas, mientras los precandidatos pulen sus discursos y perfilan sus puntos fuertes para la campaña, al mismo tiempo que tratan de exponer por distintas vías, los beneficios de sus liderazgos. En esta carrera cada precandidato muestra una estrategia distinta para enfrentarse a las internas y sumar votos para su candidatura, mientras los partidos tratan de pasar esta primera etapa sin grandes sobresaltos. Todos saben que después de las internas, el juego continúa y la estructura debe mantenerse lo más intacta posible para llegar enteros a la contienda nacional.
Sin embargo, no todos los partidos entienden de igual forma este proceso: por un lado, encontramos al Frente Amplio (FA) que sin mayores sobresaltos se encuentra transitando su contienda interna, que lo muestra como un partido sólido y con una estructura cohesionada. Por otro lado, y en una similar situación encontramos al Partido Colorado (PC), que aunque comenzó con un enfrentamiento entre Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti, parece haber procesado esas diferencias, entendiendo así la importancia de suavizar los conflictos intrapartidarios. El Partido Nacional (PN), por su parte, se encuentra aún acomodando filas, con corrimientos de líderes de un lado a otro y con posibles novedades de alguno de los precandidatos y precandidatas en carrera. Dentro del PN vemos un enfrentamiento bastante mesurado que encuentra a su mayor moderador en Luis Lacalle Pou.
Por otro lado Asamblea Popular se encuentra en una situación muy diferente, sin oponentes de cara a las internas: transita esta primera etapa sin ningún tipo de conflicto.
No obstante, tanto el Partido de la Gente de Novick como La Alternativa se vieron convulsionados en los últimos días por los intereses y las declaraciones de algunos de sus líderes, que desembocaron en graves fracturas para cada una de estas estructuras partidarias. En el caso de La Alternativa, esta coalición ya había designado su fórmula: Pablo Mieres (PI) como candidato a la presidencia y Selva Andreoli (Navegantes) a la vicepresidencia. Pese a ello, y frente a las últimas declaraciones de Andreoli sobre un posible apoyo de su parte al FA en un eventual balotaje, el Partido Independiente decidió abandonar la coalición, echando por tierra la fórmula definida y los acuerdos políticos alcanzados. Pero además de todo se debe tener en cuenta que el PI a través de los acuerdos alcanzados, había puesto a disposición su lema para que La Alternativa se presentará en la internas. Por ello, al retirarse de esta coalición, eliminó por completo las posibilidades del resto de los sectores, quedando estos supeditados a las condiciones del PI en caso que querer establecer un nuevo acuerdo. Según declaraciones de Pablo Mieres, esta situación se da porque se había acordado no mencionar, hasta el 27 de octubre, las posibles opciones que tomaría cada sector en caso de un eventual balotaje.
“Vimos que en Navegantes había una actitud de tomar decisiones por propia voluntad y, por tanto, la cosa se volvía inmanejable, y yo prefiero aceptar hoy un error que vivir siete meses sin saber qué va a saltar”. (Entrevista a Pablo Mieres en Desayunos informales, lunes 1/4)
Sin embargo, desde Navegantes se plantea una versión muy distinta: el PI ya había cerrado un acuerdo con el PN y por eso pretendían que los integrantes de La Alternativa no emitieran sus opiniones con respecto al balotaje.
Una similar situación atraviesa el Partido de la Gente, que en los últimos días tuvo que procesar un enfrentamiento interno entre sus principales figuras. Su líder, Edgardo Novick, cruzó acusaciones con líderes importantes dentro del partido que culminaron con el alejamiento de los mismos y de varios sectores a nivel nacional. Todo comenzó cuando la Mesa Ejecutiva del Partido de la Gente cesó a su vicepresidente, Guillermo Facello, debido a sus contactos con el PC (partido al que pertenecía Facello anteriormente y por el cual tiene una banca en la Cámara de Diputados) y con el PN. Según declaraciones de Novick luego de reunida la Mesa Ejecutiva, estos contactos habrían sido las razones de su expulsión, debido a que el partido le había perdido la confianza. Facello, sin embargo, argumentó que los contactos que había mantenido eran los contactos normales de un político en campaña electoral. De forma paralela, la lista 12000, encabezada por Facello y con el exfiscal Gustavo Zubía como uno de sus principales dirigentes, se había propuesto presentar a Zubía como competidor de Novick en la internas. Según Facello y Zubía, esta es la verdadera razón por la cual la Mesa Ejecutiva, a pedido de Novick, habría definido la desvinculación del primero.
Más allá de las grandes diferencias que existen entre ambos partidos, parece que existen algunas similitudes en las causas y las consecuencias de estos enfrentamientos. Por un lado, la falta de reglas claras que cada uno de los dirigentes involucrados debía respetar sirvió como caldo de cultivo para los enfrentamientos. Por otro, la falta de cintura para manejar las diferencias funcionó como un catalizador del conflicto interno y por último las declaraciones públicas frente a los medios de comunicación habría sido mejor procesarlas a la interna. De esta manera, ambos casos parecen estar determinados por grandes diferencias en la maneras de entender el funcionamiento de la estructura orgánica de un partido. Pero sobre todo parecen estar determinados por una pugna de poder en la que el principal objetivo son los votos y los principales dirigentes hacen valer su peso dentro de la estructura partidaria.
Para analizar estos y otros aspectos, Caras y Caretas entrevistó al politólogo Daniel Buquet.
¿Cómo es que surge, en un país de largas tradiciones partidarias, un partido conformado a partir de un outsider de la política que proviene del mundo empresarial? Es decir, algo inédito en Uruguay.
El Partido de la Gente es básicamente un partido creado por un individuo, un outsider, que en Uruguay son poco comunes y, sobre todo, con muy poca chance electoral. Ha habido outsiders, es decir, personas que han intentado entrar a la política por este camino, pero no han tenido buenos resultados. Sin ir muy lejos, Roberto Canessa, el médico sobreviviente de los Andes, lo intentó en los 90 con un partido de nombre Azul, que participó en las elecciones y sacó muy pocos votos y ha habido otros. Es decir, no han faltado aspirantes, pero el sistema político uruguayo les da muy poco espacio. Por otro lado, el relativo éxito de Novick puede tener dos líneas de explicación: una podría ser sencillamente que Uruguay, aunque tiene un sistema de partidos fuertemente institucionalizado, no está inmóvil y sigue recorridos que son comunes en otras partes. Lo que pasa es que en Uruguay esas tendencias se manifiestan de forma más gradual y amortiguada; entonces, si en América Latina se vuelven más comunes los políticos outsiders que ganan elecciones, y estamos hablando a partir de los 90, en Uruguay se puede estar acompañando esa tendencia. La otra explicación, en el caso de Novick, es que su éxito fue propiciado por partidos institucionalizados, en una jugada equivocada, en un mal cálculo probablemente, que facilitó mucho sus posibilidades electorales. La Concertación, de esta forma, facilitó la conformación del Partido de la Gente. Estas son dos posibles explicaciones que no son contradictorias entre sí; no obstante, es poco probable que en Uruguay se de una entrada fuerte de un outsider con grandes chances, ya que el sistema amortigua esos efectos.
¿Cuáles son las principales características del Partido de la Gente?
Es un partido personalista, hecho con el mismo discurso que hizo Novick en la campaña por la intendencia, es decir, antipolítico tradicional. O sea, “el problema son los políticos y yo no soy un político”, dice Novick. Estrictamente personalista; el partido es los que apoyan al líder que es quien tiene capacidad de llegada a la gente y eventualmente tiene votos; los que van con él están ahí porque él tiene los votos. En todo caso, ellos reciben algo y el líder tiene a cambio la lealtad y las tareas que se precisa que se hagan.
Volviendo al tema del discurso, es un discurso, antipolítico y antiideológico de una derecha empresarial, que ahora no se está viendo tanto porque Novick está centrado en la delincuencia, un discurso que para la campaña para la intendencia no estaba presente. Y este discurso de la delincuencia no es peculiar, es decir, varios políticos tradicionales lo utilizan y dicen “vamos a poner a los mejores y la ideología no importa”. Sin embargo, lo peculiar es que lo que él hace es un discurso de eficiencia y, a pesar de que pretenda no ser ideológico, la eficiencia puede ser vista como lo opuesto de la redistribución. Es un mensaje de derecha promercado; el discurso de la eficiencia es que hay que achicar el Estado, poner a los mejores, etc., entonces, es un discurso de derecha empresarial y, aunque no he escuchado a Novick hablar de privatizar, está claro que no es estatista. Pero creo que lo que él tiene como rasgo distintivo es mostrarse como que él no es un político y que lo que molesta al país son los políticos, porque son los políticos los que generan estas ineficiencias colocando a sus amigos, repartiendo los cargos, etc. Y esto sí lo diferencia de todo el sistema político porque ni a los blancos ni a los colorados, al igual que al FA, les gusta que se los acuse de esto, más allá de que es una práctica común, no la de colocar amigo específicamente, pero sí existen los cargos de confianza y el equilibrio político en la designación de cargos; eso es parte de la política. Entonces, él se presenta como el político que no le debe nada a nadie y entonces sólo va a traer a los mejores para ocupar los cargos.
¿Cuáles son las credenciales de Novick como para que haya podido atraer a varios actores políticos que pertenecían a los partidos tradicionales y a otros ámbitos al Partido de la Gente?
Desde donde yo lo veo, las credenciales de Novick son su éxito anterior, o sea, acá hay votos y entonces acá va a haber cargos para repartir. En el caso de Facello, para mí hay comportamientos que se explican a través de la conveniencia coyuntural de estar aquí o de estar allá; el político busca votos, el político busca cargos que piensa que están en una empresa fundida -en aquel momento el Partido Colorado- y entonces aparece una empresa pujante, me ofrecen trabajo y me cambio de empresa. Y ahora parecería que esto se invirtió. Esto que te digo encaja perfectamente con un modelo de comportamiento político y sus comportamientos son absolutamente consistentes con la conveniencia del momento. Y bueno, después hay que buscar la justificación: no voy a decir que me voy porque acá no saco lo que me había imaginado.
¿Cómo se explica que faltando tan poco para las elecciones, las diferencias internas hayan culminado con la salida de varios importantes dirigentes y agrupaciones del Partido de la Gente? ¿Cuánto hay de inexperiencia y cuánto de lucha de poder en estos problemas internos?
Y puede haber las dos cosas, pero yo me inclinaría por lo último, es decir, en cualquier empresa en problemas o que no funciona como antes, empiezan los líos. O al revés: el FA en el gobierno tiene un amplio espectro ideológico y pese a esta característica, funcionaba bien y crecía. Si las cosas van bien, las diferencias las podemos ir discutiendo con calma y sin apuro, pero cuando la empresa empieza a ir mal, empiezan a aparecer los problemas. Es cierto que no es automático; si la empresa empieza con problemas, pero hay gente con experiencia, con cabeza política y con capacidad para tejer, capaz que no explota y se revierte la situación. Todo esto parece más el juego de políticos oportunistas que de proyectos pensados para el largo plazo, y aunque es seguro que ideológicamente deben estar bastante de acuerdo, no se encuentran nucleados por principios ideológicos, sino que dentro de ese espectro ideológico parece una buena oportunidad. Mientras parece una buena oportunidad está todo bien, pero cuando aparecen los problemas, es más fácil pelearse. Y el tema con estos proyectos es que no siempre hay gente con cabeza política capaz de pagar los costos, de mediar, de hacer arreglos, de zurcir, y toda esa cosa que hace la gente que está metida en un proyecto político por vocación política.
Este fin de semana asistimos a otro clivaje, pero en filas de La Alternativa. ¿Existen similitudes en las razones que pueden haber llevado a estas fracturas internas? ¿No hay similitudes entre la postura personalista de Novick y la postura de Pablo Mieres en cuanto a que son los actores con mayor preponderancia dentro de cada partido, al tiempo que las escisiones internas surgen a partir de diferencias con ellos, sus líderes más visibles?
No estoy tan seguro de eso; hay un rasgo general que tiene que ver con la respuesta anterior, aunque tampoco hubo tanto tiempo para evaluar estos temas. Resulta que el PI, en alguna encuesta de principios del año pasado, rondaba 5%; el FA no había bajado mucho, el apoyo a los blancos se mantenía constante, los colorados estaban en el piso y parecía que el PI, entonces, podía estar captando exvotantes frenteamplistas. Seguramente eso hizo que algunas personas con sensibilidad de centroizquierda dentro del frente y batllistas pensaran que esa era una buena alternativa, y le pusieron ese nombre de hecho. Y yo creo que las últimas encuestas son decepcionantes, en algunos casos al PI le dan menos de 2%, es decir, menos que lo que sacó en las elecciones pasadas. Entonces, con este ingrediente se empieza a pensar que ese negocio no iba a dar para todos, y cuando el negocio va mal, afloran los otros problemas. Acá, no obstante, creo que pudo haber más problemas ideológicos que puro oportunismo, todos hacen cuentas, obviamente, pero creo que puede haber existido una cuestión más ideológica. El PI tiene un rasgo bastante particular que tiene que ver con las ideas de Mieres: es un partido que intenta proclamarse de centroizquierda, pero se comporta como de centroderecha. Y su posicionamiento político es 99% de las veces pegarle al FA, y no creo que con eso capte frenteamplistas desencantados por derecha, y con esto me refiero a los sectores que se encuentran a la derecha del Partido Socialista. Por ejemplo, el grupo de Valenti y Andreoli: desencantados con el FA se suman a un partido que se define de centroizquierda y con el tiempo se encuentran con que eso no es tan así, y eso comienza a generar problemas.
Da la sensación de que el PI dio un paso en falso con el proyecto de La Alternativa y que trató de posicionarse como un partido que podía atraer votos de varias partes del espectro ideológico, pero que luego naufragó. Y la cuestión es que al final al político lo que le importa son los votos y no sé cuántos votos podían juntar entre Amado, Franzini Batlle, Valenti y Andreoli. En este caso de La Alternativa no hay problemas de inexperiencia y tampoco este es un partido personalista. Mieres siempre fue candidato al Senado y recién en el período pasado entró al Parlamento. El PI es un partido más orgánico. Hubo un tema de votos y de ideología.
En un panorama complejo para las democracias a nivel mundial y regional, ¿cómo afecta esto la credibilidad del sistema político y del régimen democrático en Uruguay?
No creo que afecte la credibilidad del sistema de partidos, creo que es al revés, que el rasgo distintivo de Uruguay -o en lo que Uruguay está mejor en América Latina- es en la solidez del sistema de partidos. Es decir, la estabilidad; los partidos son más o menos los mismos a lo largo del tiempo, los votos cambian, pero no muy bruscamente y los actores interactúan democráticamente, se reconocen, se respetan. Un sistema así justamente lo que tiene es poco espacio para los nuevos, para las alternativas, y hoy el PC parece que se recupera, pero a los partidos más chicos se les sigue haciendo cuesta arriba. Desde el punto de vista del análisis político, diría que Uruguay va a seguir siendo un país con un sistema institucionalizado en el que los outsiders y los pequeños partidos tienen poco espacio.