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Cultura y espectáculos

CON VÍCTOR PINTOS

«Tanguito fue un músico del grupo de jóvenes que arrancó una historia en los años 60 cuando todo era nada»

El guión cinematográfico de la película Tango Feroz estuvo basado en Tanguito: La verdadera historia, obra del protagonista de esta edición. Afirma: “Creo que la película estuvo muy bien, fue muy buena y fue sincera: nunca se presentó diciendo que contaría la historia tal cual fue, sino que fue ‘una recreación de la leyenda’”.

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Tiene un aval de 46 años de trayectoria como periodista, escritor y productor. Entre sus premios, fue galardonado con dos Martín Fierro. Directo, irónico y desde este lado del charco se palpita que su filosofía de vida es vivir sin pausa, pero sin prisa. Fue más allá de lo que decían los titulares amarillentos de la vida de José Alberto Iglesias ¨Tanguito¨, a través de una biografía que sacó a la luz todas las caras de ese rockero que marcó un antes y un después en la música argentina.

¿Qué momento de su vida le gustaría recuperar?

Ninguno en especial. Disfruté el comienzo de mi contacto con la música, mantuve esa relación con la música de cada momento, disfruté el arranque de mi actividad profesional y después cada una de las etapas que he vivido -y mi historia periodística es larga, tiene ya 46 años-, y todavía sigo disfrutando. Pero no tengo nostalgias por algún momento en particular.

¿Tres artistas que le marcaron para siempre?

Es difícil nombrar solo tres. Mi lista es más grande. Pero si tuviera que elegir solo tres, nombraría por distintas razones a Bob Dylan, Atahualpa Yupanqui y León Gieco.

¿El mundo de la radio o la literatura?

Los dos mundos son lo mismo. Hay que tener en cuenta que desde que vivo en Córdoba se me relaciona más con la radio, pero en realidad en Buenos Aires hice básicamente periodismo gráfico. O sea que escribí más que hablé. Y que los dos premios Martín Fierro que gané -ese premio acá en la Argentina es como un Grammy o como un Emmy o un Oscar local-, los gané por programas que hice en televisión.

Hablemos de música. ¿Qué es la música para usted?

Es el aire que respiro. Significa mucho. Quizá todo o casi todo. Significa lo mismo que siente y vive mucha otra gente; lo que me diferencia de otra gente es que ese sentimiento y ese gusto me permitieron ganarme el sustento para vivir. Dicho de otra forma, trabajo desde hace muchos años escribiendo, hablando y mostrando música; digamos, haciendo lo que amo. No todos tuvieron o tienen esa suerte.

¿Qué momento está pasando el rock argentino?

El rock argentino está en un momento de transición. Por un lado, murieron Luis Alberto Spinetta, Pappo, Gustavo Cerati, Miguel Abuelo, Luca Prodan. Charly García y Andrés Calamaro ya no son los que fueron. Y por el otro, el mundo es distinto al que fue: ya no hay discos. Y hay otra música. Creo que es el tiempo de escuchar y valorar qué hay de nuevo. Respetando y valorando el pasado, hay que ver qué vendrá, porque algo vendrá y puede que sea muy bueno. Seguro. Decía una canción de Spinetta: “mañana es mejor”. Hay que mantener los oídos despiertos y no envejecer ni convertirse en conservadores, porque esa decrepitud ideológica no nos gustaba cuando éramos chicos y soñábamos sueños nuevos. Hay que tener esperanzas aunque no entendamos todo lo que está pasando. Nuestros mayores tampoco entendieron al principio.

¿Cómo se lleva con la música uruguaya?

No hay una sola música uruguaya. En Uruguay hay música muy buena, otra pasable y otra horrible. Amo una música que me parece muy buena. Allá, creo, hay artistas supremos: Hugo Fattoruso, Ruben Rada, Jorge Drexler, Jaime Roos, Fernando Cabrera, Ana Prada, Alejandro Balbis, Martín Buscaglia. Hubo otros formidables, de Zitarrosa a Mateo. Y cuántos más. Darnauchans, los Olimareños, el Sabalero, Aníbal Sampayo. Y están las murgas, casi todas maravillosas. Falta y Resto, Araca la Cana, Agarrate Catalina. Uh, hay tanto.

¿Por qué una biografía de Tanguito?

En principio tuve la curiosidad de saber quién había sido ese muchacho que compuso La balsa, el primer gran éxito del rock argentino, junto a Litto Nebbia, y que con una muy breve trayectoria, cortada cuando lo mató un tren a sus 26 años, se convirtió en el primer mito del rock de acá. Y vi que no había ningún trabajo periodístico que lo contara adecuadamente. Después entendí que contar su vida podía ser un buen camino para contar el maravilloso momento en que apareció el rock en la Argentina, que es para mí el folklore más joven que tiene el país.

¿Qué sentimientos genera en la actualidad la música de él para los argentinos?

No lo sé. Creería que su música influyó en quienes vinieron detrás suyo, y que ése es su más interesante legado. Preguntarse qué significan hoy las canciones de Tanguito para los argentinos creo que sería como preguntarse qué significan para los uruguayos de hoy las canciones de Mateo.

¿Qué le diría a un joven si mañana le pregunta por Tanguito?

Diría que Tanguito fue un músico del grupete de jóvenes que arrancó una historia en los años 60 cuando todo era nada, y que a partir de ahí surgió una música nueva, en la que confluyeron Los Beatles, Bob Dylan, Tom Jobim, Astor Piazzolla y alguna otra gente más, que un día llegó -o llegará- a ser considerada parte del folklore del país.

¿Puede en la Argentina de hoy nacer alguien como él?

No lo sé, creo que no. Pero no porque sea irrepetible. Estos son otros tiempos, hay otras circunstancias. El mundo es otro. Creo simplemente que es como si alguien se preguntara si podría nacer otro Zitarrosa en el Uruguay de hoy.

¿Qué le pareció la película Tango feroz?

Debería contar a las nuevas generaciones, en principio, que Tango feroz, una película argentina de principios de los 90 que tuvo muchísimo éxito, contó los aspectos más visibles de la vida de Tanguito, con un guion que estuvo basado en mi libro. Creo que la película estuvo muy bien, fue muy buena y fue sincera: nunca se presentó diciendo que contaría la historia tal cual fue, sino que fue “una recreación de la leyenda”. En ese sentido, no debió decepcionar a nadie. Y sí generó en una nueva generación un particular interés en el momento en el que vivió Tanguito y nació el rock de acá. Y creo que fue especialmente importante porque en ese tiempo de la Argentina de Carlos Menem, su mensaje de amor puro y de esperanza colectiva se opuso maravillosamente a la frialdad y el gesto individualista del neoliberalismo que gobernaba el país.

Respecto a la película, ¿cuánto de realidad y de ficción?

La película tuvo muchos trazos de realidad, o de historia pura, y otros de ficción. Como en toda obra que recrea un cierto momento. No siempre se cuenta la historia exactamente tal como fue. Siempre hay un poco de historia pura y un poco de ficción. ¿Alguien puede decir que la historia de Artigas fue contada sin siquiera una dosis de ficción? Yo creo que tal vez sin intenciones de mentir o de contar una cosa por otra, es probable que algunas cosas no hayan sido tal como después se contaron…

¿Con qué momento de Tango Feroz se quedaría?

No sé. Ni creo que importe qué momento elegiría. Creo que sí invitaría a que se la viese hoy. Está en Netflix. Y que se vuelva a hacer lo que recomendé en su momento: que se vea la película y que después se lea el libro. La película es una recreación de la leyenda; el libro cuenta esa historia a través de los testimonios de quienes la hicieron o fueron testigos directos, sin una mínima dosis de ficción.

Para finalizar, ¿como periodista qué le hubiese gustado preguntarle a Tanguito?

Nada en especial. Me hubiera gustado, eso sí, estar en algunos momentos puntuales de esa historia en la que estuvo metido. Como si un periodista uruguayo hoy pudiera imaginarse cómo habría sido estar en un concierto de Tótem. O en el estudio cuando los Opa estaban grabando Goldenwings.

BIOGRAFÍA

Nació el 18 de noviembre de 1958 en Olavarría, centro de la provincia de Buenos Aires. Es periodista, productor y escritor con una trayectoria de 46 años. Ganador de dos premios Martín Fierro. Entre sus libros se encuentran Tanguito: La verdadera historia y dos basados en Atahualpa Yupanqui.

 

Textos: Daniel Alejandro

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