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Cultura y espectáculos

Teatro

«Todos los padres mueren»: violencia de género y los silencios que la amparan

La pieza teatral relata la historia de cinco mujeres que se reúnen ante la muerte sorpresiva del padre y patriarca de la familia, suceso que moviliza y genera el espacio de enunciación propicio para matar los secretos familiares. Mediante una tensión entre lo dicho y lo no dicho, ficcionan una realidad que habitan muchas mujeres.

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La obra de teatro Todos los padres mueren relata la historia de cinco mujeres que se reúnen ante la muerte sorpresiva de su padre, cuatro hermanas y una amiga de toda la vida.

La pieza teatral se desarrolla en el espacio doméstico, que funciona como símbolo de lo que puede llegar a significar el «hogar» familiar en la vida de una mujer, así como las figuras paternas.

En este escenario, una casa ambientada en los años 90, los diálogos cotidianos adquieren un peso preponderante para comprender de qué forma esas mujeres habitaron el vínculo con su padre.

Los silencios y lo que no se dice también son protagonistas de este relato que, sin caer en lugares comunes, nos sumerge en en la problemática de las multiples violencias a las que están expuestas las mujeres, incluso en el seno familiar.

Entre lo dicho y lo no dicho

En diálogo con Caras y Caretas Portal las dramaturgas de la obra, que también son las actrices en escena, contaron cómo surgió la idea de ficcionar una historia de violencia basada en género (VBG). «Todo comenzó a partir de improvisaciones sobre la tensión entre lo dicho y lo no dicho. Desde estos ejercicios, apareció el vínculo entre hermanas como una idea para explorar la familia como espacio de tensión. Desde ese punto se empezó a pensar qué podía reunir a las hermanas y, como colectiva, llegamos a la muerte del padre y de ahí apareció la figura patriarcal y lo no dicho en torno a eso».

En relación con el tratamiento creativo de la historia y la elección de «lo no dicho» como forma de contar, las dramaturgas explicaron que «lo implícito en esta historia tiene que ver con las formas que tienen/tenemos las víctimas para comunicar lo sucedido. Para ninguna es fácil denunciar o hablar de lo transitado. Y esto, sin dudas, tiene que ver con lo que se espera de las víctimas luego de ser abusadas y las responsabilidades de se les quieren adjudicar».

La muerte de los «ídolos»

Sobre la elección del nombre, Todos los padres mueren, explicaron que va más allá de lo literal y obvio de que todos y todas vamos a morir. «Apunta a la muerte de los ídolos y los referentes que tenemos a nivel personal y social. Se refiere a los varones que ocupan un lugar de privilegio, de santidad, en el que todo les es permitido y nada tiene consecuencias, porque están más allá de lo terrenal y humano. Habla de la figura de los abusadores, vistos por la sociedad como excelentes personas y profesionales e incapaces de cometer actos de violencia. Alejado de lo que verdaderamente son, un padre, un ser querido, un compañero, un vecino, alguien que pertenece a nuestros círculos de confianza».

Ficcionar la realidad

Consultadas sobre la experiencia de ser mujeres y protagonizar esta historia, aseguraron que, «políticamente hablando», la vivieron con «mucha responsabilidad». «Cada decisión ha sido muy cuidada y debatida porque nos convoca el tema de manera personal y colectiva. ¿Qué vamos a transmitir? ¿Desde dónde nos paramos para decir esto? ¿Qué está pasando en el mundo con este tema y qué pasaba en la época de la obra? Son interrogantes que nos acompañaron en todo el proceso y siguen presentes en cada función».

«Nos gustaría aclarar que al ser una colectiva de mujeres, las opiniones y las experiencias son únicas e individuales. Somos conscientes de que a cada una le resuena de manera personal, porque además y lamentablemente, todas hemos estado en contacto con formas de VBG en el transcurso de nuestras vidas», añadieron.

Según las dramaturgas, esta obra no pretende dejar un mensaje, sino plantear preguntas que puedan quedar resonando en cada persona, así como siguen resonando en ellas. «¿Quiénes queremos ser, ahora que aquel que nos definía ya no está? ¿Qué se hace con la imagen de nuestros muertos? ¿Se defiende? ¿Quién merece ser recordado y cómo? ¿Cómo vamos a sanar?», son algunas de las preguntas que sostienen este proyecto artístico.
!No solo no buscamos dar respuestas, porque no las tenemos, sino que creemos que no existen y es esa complejidad y contradicción humana lo que queríamos explorar», concluyeron.

Todos los padres mueren, de la colectiva «La Equipa Teatro», dirigida por Soledad Gilmet, brindará sus dos últimas funciones el sábado 4 y el domingo 5 de diciembre, a las 19:30 horas, en el Teatro Victoria.

Las dramaturgas y actrices en escena son Noelia Bernasconi, Victoria Otero, Camila Puente, Daniela Soca y Malena Urrutia.

Las entradas pueden adquirirse en la boletería del Teatro Victoria o reservando vía email a [email protected].

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