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Política

Topolansky: A partir del 15 de marzo el pueblo debe movilizarse

La actual senadora afirmó que el gobierno se acostumbró a que no existan movilizaciones ni ninguna presión social en contra de las políticas que ha implementado durante 2020, ya que fue un “año muerto” y el “Parlamento prácticamente no funcionó”.

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La exvicepresidenta y actual senadora Lucía Topolansky llamó, en una entrevista con Caras y Caretas, a que el pueblo se movilice a partir del 15 de marzo. Asimismo, aseguró que el gobierno se acostumbró a que no exista ninguna presión social en contra de sus políticas y afirmó que fue un “año muerto”, sin movilizaciones, lo cual dañó al Frente Amplio (FA).

“El 15 de marzo termina la prohibición de las reuniones con las distancias debidas, creo que se tienen que empezar a hacer reuniones presenciales de los sectores sociales porque el Zoom no suple, es muy difícil hacer una asamblea por Zoom, no se da una fluidez. Va a haber sí expresiones en la calle, porque la calle es el lugar donde la gente va para plantear sus cosas, para festejar, para expresar su desconformidad, es la vida de las ciudades y ese fue el gran silencio que hubo durante 2020, al que se le sumó en lo cultural el obligado silencio de las murgas”, dijo la senadora a esta revista.

Sostuvo que el gobierno “se acostumbró”, porque 2020 fue “un año muerto” y el Parlamento “prácticamente no funcionó”. “Ahora medio que se escandalizaron porque alguna comisión parlamentaria empezó a llamar a los ministros. Este va a ser un año que va a entrar en la normalidad del funcionamiento del Parlamento en la medida que la pandemia ceda y las vacunas avancen. También en la normalidad de las movilizaciones, de la expresión política popular, que es estar en la calle”, agregó.

“Entonces fue un año muy duro porque el movimiento social, sindical y político no tuvo otra forma de expresarse, no hay muchos medios que recojan sus mensajes […] Eso está faltando y tiene que venir, porque la gente no puede estar atada de pies y manos. Es una mordaza muy sutil pero efectiva. La impresión que da es de una gran concordia, pero es ficta […] Yo no me estoy imaginando escenarios como los de Chile o como los de Paraguay. Me imagino escenarios de la sana expresión política y social comprometida, con ideología y con todas esas palabritas que no les gustan”, expresó.

 

En los últimos días, el director de la OPP, Isaac Alfie, fue puesto en el centro de la polémica, sobre todo por las irregularidades que se han denunciado en cuanto a la exoneración tributaria de su empresa. ¿Cómo analiza esta situación? ¿El FA está pensando en tomar más medidas?

Primero hay que aclarar que la ley de inversiones tiene un mecanismo por el cual las empresas se presentan, tienen la exoneración y tienen que cumplir determinadas condiciones. Eso fue lo que hizo Alfie y eso está dentro de la ley. El problema no está en la legalidad del mecanismo, el problema está en que cuando el mecanismo es aprobado ya él tenía la responsabilidad de la OPP y la ministra era su superior inmediato. Ese es el problema. Además, parece que hubo un tiempo que demoró y me hago la pregunta, si esto no hubiera saltado a la prensa, ¿qué habría pasado? Porque acá lo que demuestra es una actitud, no es un problema jurídico de legalidad, está bien que él haya renunciado al beneficio, yo creo que el acto se debe anular.

Los legisladores del MPP hicimos un pedido de informes por las actas de Aratirí porque ahí hubo algo que tiene que quedar transparentado; si realmente defendió la empresa contra el país o no, entonces lo que estamos haciendo es juntando información. Ahora hay que hacer un impasse porque está enfermo y después evaluar. El Frente todavía no tomó una decisión. Hay muchos mecanismos que se pueden utilizar para no dejar pasar este tipo de cosas.

 

¿Qué mecanismos?

Se puede hacer un llamado a comisión, a sala, una interpelación, una comisión investigadora. Hay una cantidad de mecanismos a nivel partidario. Por ejemplo, la bancada del MPP en el caso del director del Banco República (Pablo Sitjar), que tiene un juicio contra el Estado por la DGI, le pedimos a la presidenta de la Cámara para que él renunciara. La única respuesta que hemos tenido es un silencio, lo sacaron también de la prensa, es una cosa que, mirada desde el ángulo jurídico-ético, es más grave que lo de Alfie. Pero las dos están relacionadas, porque el Banco República está en la órbita del Ministerio de Economía. Nosotros enviamos la situación a la Jutep a ver qué investigan.

Son varias cosas, lo que pasa que el gobierno se acostumbró, como 2020 fue un año muerto, un año en que el Parlamento prácticamente no funcionó, operó solo para dos leyes, la de Urgencia y la de Presupuesto, funcionó de forma acotada, sin barras, sin movilizaciones en las calles, nosotros nos cuidamos muy bien de no llamar por demás a los ministros, solo fuimos cuando había cosas extremas. Ahora estamos contentos de haber llamado en su momento a Salinas y haber planteado el tema de las vacunas porque si no, estaríamos esperando todavía al mecanismo Covax, pero fue porque se pinchó que se activó, que se movieron. Ellos critican al FA porque no lo van a reconocer. Ahora se escandalizaron un poco porque alguna comisión parlamentaria empezó a llamar a los ministros. Este va a ser un año que va a entrar en la normalidad del funcionamiento del Parlamento en la medida que la pandemia ceda y las vacunas avancen. También en la normalidad de las movilizaciones, de la expresión política popular, que es estar en la calle.

 

¿Cree que este año va a haber una mayor expresión del movimiento social en contra de las políticas del gobierno?

El 15 de marzo termina la prohibición de las reuniones con las distancias debidas, creo que se tienen que empezar a hacer reuniones presenciales de los sectores sociales porque el Zoom no suple, es muy difícil hacer una asamblea por Zoom, es una cosa que no cierra, no se da una fluidez. Va a haber sí expresiones en la calle, porque la calle es el lugar donde la gente va para plantear sus cosas, para festejar, para expresar su desconformidad, es la vida de las ciudades y ese fue el gran silencio que hubo durante 2020, al que se le sumó en lo cultural el obligado silencio de las murgas. Entonces fue un año muy duro porque el movimiento social, sindical y político no tiene otra forma de expresarse, no hay muchos medios que recojan sus mensajes. Hace unos días el Sunca hizo una enorme camionada, eso no perjudicaba para nada el tema sanitario y hubo medios en los que ni salió. Eso está faltando y tiene que venir, porque la gente no puede estar atada de pies y manos. Es una mordaza muy sutil pero efectiva. La impresión que da es de una gran concordia, pero es ficta.

El pueblo uruguayo ha sido absolutamente prolijo frente a la pandemia. Al principio porque desconocíamos, porque estas cosas generan temores, la gente se metió en las casas. En marzo y abril fueron meses de silencio. El primero de mayo fue un día triste, el 20 de mayo hubo que celebrarlo con todo un despliegue electrónico. Después parecía que esto venía bajando. La movilización después tomó un poco las calles para las elecciones municipales, después se la agarraron con la marcha de la diversidad, por agarrársela, porque no hay nada constatado que allí hubiera contagios. Es como la gente que está desesperada de los boliches, de los restaurantes, que te dicen: ¿por qué no me dejan abrir si aquí no se contagió nadie? Pero si vos escuchás a los de los boliches, gimnasios, los del teatro, parece que en ningún lado se contagia la gente. Sin embargo, ahora estamos en un pico que superó el del fin de año. Por suerte, en el horizonte ya empezó la vacunación. Pero es imprescindible que la gente pueda expresarse. Yo no me estoy imaginando escenarios como los de Chile o como los de Paraguay. Son escenarios de la sana expresión política y social comprometida, con ideología y con todas esas palabritas que no les gustan.

 

¿Cómo cree que afectó esta falta de movilización al Frente Amplio en 2020?

Lo afectó. Con este año que pasó tengo 21 años en el Parlamento y aprobar una ley de presupuesto y del tamaño de la de urgencia, sin un cristiano en la barra, es algo que nunca había visto. Sin embargo, la gente hizo el esfuerzo, se aguantó en el molde. El gobierno debería agradecerle al pueblo uruguayo, porque si uno mira Latinoamérica, Europa, EEUU, la gente no da bola.

 

Cambiando de tema, ¿qué piensa sobre la baja vacunación que está existiendo en Uruguay?

Hay que recordar que la vacuna es voluntaria, no es obligatoria. Si la gente no fue a vacunarse pienso que le falta información de verdad, no todo ese ruido de que vinieron las heladeras, que vamos a buscar los carritos, todo eso que se habla mucho, pero de las dudas de la gente, no se habla. Las conferencias de prensa tampoco dan lugar porque la señora que las dirige les da a seis periodistas y después no se puede repreguntar.  El periodista pone lo que el medio le pidió que preguntara. La población tiene una enorme ignorancia frente a una situación completamente nueva. Lo que le pasa es que se le generan los miedos, las incertidumbres. Hay mucha gente que todos los años la tienes que convencer para que vaya a vacunarse. Hay que hacer un trabajo fino, empático, contestando hasta lo que al jerarca le parezca más obvio. Creo que tendrían que estar todos los días en la televisión los del GACH, que son académicos prestigiosos. A mí me ha llamado gente para preguntarme qué hacía. Pero pienso que eso va a ir cambiando. Hay que entender que esto no es un problema de mi libertad individual, sino de la libertad colectiva.

 

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