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LA CLASE OBRERA LEVANTA LA CABEZA

Marcha de los trabajadores de la industria: un antes y un después en la movilización popular

14 sindicatos de la Confederación de Trabajadores de la Industria se movilizaron esta mañana demandando trabajo, renta básica transitoria para mitigar el desempleo y seguros de paros especiales, de los que carecen algunos sectores, tales como los cinco mil trabajadores del citrus. (Videos)

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Caras y Caretas Diario

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Hoy por la mañana los gremios nucleados en la Confederación de Industria del Uruguay marcharon desde la explanada de la Intendencia Muncipal (IM) hasta la Torre Ejecutiva, donde presentaron al presidente Lacalle una nota con sus demandas y las firmas recolectadas por reactivación del trabajo, aprobación de una renta básica provisoriapara atender la emergencia generada por la pandemia y por las políticas restrictivas contenidas en la LUC y por la habilitación de un seguro de paro para sectores que carecen del mismo.

Marcharon por 18 de julio trabajadores de 13 sindicatos del campo y la ciudad y fue particularmente importante la participación de los trabajadores citrícolas del litoral, que se concentraron en la localidad de Young para marchar sobre la capital.

Si el objetivo inicial de la recolección de firmas era lograr diez mil adhesiones, esa meta se superó largamente, ya que hasta el momento hay más de veinte mil y la tarea se prolongará una semana más.

Más allá de la cantidad de trabajadores de distintas ramas movilizados, esta marcha debe ser recordada por establecer un vínculo efectivo entre los trabajadores del campo y la ciudad y por desnudar las durísimas perspectivas que se avecinan para los mismos.

Así, los trabajadores de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (Unatra) denunciaron la precariedad de las condiciones de trabajo y en particular, los arroceros se refirieron a las ganancias que está obteniendo el sector, que al tiempo que incrementa el área sembrada, condena a los regadores a atender 200 hectáreas diarias en jornadas exhaustivas, con salarios menguados, cuando cada una de esas hectáreas rinde 2.000 dólares de rentabilidad. Desde el sector de los peones rurales llegaron las demandas de seguridad laboral y que sean reglamentadas las condiciones de trabajo al aire libre, cuya desatención cuesta la vida de media decena de peones al año. Un párrafo aparte mereció el uso irresponsable de agroquímicos, cuya toxicidad cae sobre las espaldas de los trabajadores.

Les siguieron los operarios de Envidrio, que desde abril tienen la planta parada y carecen de seguro de paro.

Los trabajadores del citrus quizás sean los que padecen una situación más angustiosa, ya que a fin de mes termina la zafra, caracterizada por ser inusualmente breve, por lo que no pudieron cumplir los 150 jornales requeridos para acceder al seguro de paro. Desde hace ocho años los citrícolas contaban con un seguro de paro especial que les posibilitaba la supervivencia en los períodos post-zafra, lo que ahora les fue negado, con lo que cinco mil familias afrontan la incertidumbre de lo que acontecerá en breve.

Los trabajadores de la industria del pan, por boca de un delegado de Los Sorchantes, denunciaron la precipitada quiebra de las pequeñas panificadoras y la hegemonía de las trasnacionales con la consiguiente pérdida de empleo.

Los trabajadores de la empresa láctea Calcar, enfrentando adeudos impagos,amenazados por la pérdida del 40% de su salario y desgarrados por el despido de 54 operarios también alzaron su voz.

Los trabajadores de mar agrupados en el Sindicato Único de Trabajadores del Mar y Afines (Suntma) pusieron el énfasis en la pretensión de las patronales pesqueras de reducir cinco trabajadores en cada «mano» de descarga obligando a los jornaleros a trabajar en condiciones de semi-esclavitud. En la alocución final, el directivo del Suntma Roberto Cardozo denunció el intento de introducir carneros para realizar ese trabajo con el apoyo de Prefectura, lo que fue impedido por el sindicato, agregando que «no queremos carneros en el puerto». Reivindicó la lucha de los compañeros que desde hace 40 días levantan su carpa en Capurro y específicamente denunció la situación de un pesquero de corvina negra que está ocupado por la mitad de su tripulación ante el riesgo de fuga, mientras la otra mitad rodea la casa del empresario Ignacio Arocena en Punta Ballena.

La presencia de mujeres trabajadoras fue importante y también la naturaleza diferenciada de algunas de sus demandas, como la de que dejen de ser postergadas salariamente por su condición de mujeres.

En los videos que acompañan esta cobertura gráfica, se da cuenta pormenorizadamente de cada una de las intervenciones, de la composición de la masa abigarrada de obreros que cubrieron cuatro cuadras a lo largo de 18 de julio y que convergieron en la Torre Ejecutiva con su dolor, su incertidumbre, sus angustias, pero también con una voluntad de resistencia y de lucha que viene de la mano de la esperanza.

https://www.facebook.com/watch/?v=2763909927230994

 

 

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