Cuando todo esto pase, miraremos para atrás y recordaremos todo lo que se llevó esta pandemia. Vendrán a nuestra memoria tantas personas maravillosas que quedaron en el camino, víctimas de esta horrible y desigual lucha, que hoy sostenemos. Una de ellas será Matilde, un ser increíble, de esos que marcan la vida de la gente para siempre, y que nunca se olvidan.
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Era alumna de la Escuela y Taller «Aprendiendo a Crecer», una institución para personas con capacidades especiales de Malvín que hoy llora por ella, al igual que su familia y sus amigos, que no encuentran consuelo.
El brote de Covid-19 que se la llevó comenzó semanas atrás, con la aparición de los primeros casos en algunos alumnos y maestros. Hasta el director, Gustavo Alarcón, terminó contagiado.
La enfermedad fue muy fuerte para Matilde que terminó en el CTI y, pese a todo su esfuerzo, falleció este martes.
Su madre, desconsolada, describió el dolor que dejó su partida. «Matilde fue una joven bella, por dentro y por fuera. Llena de amor. Se que fue muy feliz, porque le alcanzaba estar rodeada de la familia y sus amigos, de los que recibía tanto amor, como el que ella les daba».
Matilde era tan querida en la escuela, que una de sus maestras decidió ponerle su nombre a su hija, en honor a ella. Un sentido homenaje a su alumna favorita.
«¿Cuánta gente puede ser capaz de generar algo así?», se preguntó su madre, «solo ella, con su bondad y ternura infinitas. Buen viaje, mi amor», expresó despidiéndola con un último mensaje, profundamente acongojada por la tristeza y el dolor de su partida.
El director de la institución, escribió días atrás una carta al ministro, Daniel Salinas, pidiéndole que las personas con discapacidades, ingresen entre los grupos de privilegio, para que puedan ser vacunados contra el coronavirus.
«Aproximadamente un 10% de la población de Uruguay (no menos de 300.000 personas) padece alguna discapacidad: intelectual, psicomotriz, neurológica, sensorial; sin dejar de apreciar la comorbilidad de varias de ellas en una misma persona», indicaba la carta fechada el 9 de marzo.
«Las personas con alguna discapacidad aparecen más vulnerables en esta realidad de pandemia; no aplica visualizarlas dentro de una edad cronológica, sino a partir de una condición de vida que las identifica», agregó.
«Es necesario inventar otras filas, tras una vacuna», pidió el docente en su carta. «Allí estaremos todos , con silencios habladores, con miradas expectantes, con la necesidad de no enfermarnos, viviendo la alegría de ser descubiertos, precisamente allí, adonde no llegan los medios de comunicación», señaló Gustavo Alarcón con sabiduría.
El pedido va por su alumnos, y por tantos uruguayos y uruguayas como Matilde, que dejó trazado un camino de amor, y una huella imborrable de dolor entre sus seres queridos. Y que, lamentablemente, ya no podrá vacunarse.