Hoy se ha publicado en la página de Presidencia el Comunicado de Prensa número 21, en el mismo se anuncia el retiro de Uruguay de Telesur y del Banco del Sur.
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El argumento de la decisión sigue la línea de los dichos del canciller cuando aún aspiraba a discutir la presidencia al actual presidente, al cual además, se subordina sin sonrojarse.
¿Extraño no? en los tiempos del coronavirus es posible ver la contradicción máxima de la historia nacional: un colorado bajo las órdenes de un blanco.
El comunicado en cuestión señala: «El Gobierno de Uruguay formalizó su retiro de Telesur y Banco del Sur mediante notas firmadas por el Canciller Ernesto Talvi, dirigidas al Ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, el viernes 13 de marzo. Estas medidas se basan en el principio rector de la política exterior: no integrar uniones basadas en afinidades político-ideológicas. Este fundamento también justifica la reciente salida del país de la Unasur, el pasado 10 de marzo».
Hay que transitar por la política repleto de ingenuidad para aceptar que no existen, en estas decisiones, lineamientos claramente ideológicos de procedencia norteamericana, quienes vienen alentando desde siempre, como es el caso de la OEA y el TIAR, organizaciones y acciones de política exterior que respondan directamente a sus intereses en política internacional.
La larga saga del regionalismo, con sus históricas expresiones bolivarianas venidas desde la espada del Libertador, tuvo, tiene y tendrá como opositor cierto a aquél que siempre ha trabajado para que Latinoamerica toda sea su patio trasero.
El nuevo gobierno y su genuflexo canciller olvidan a conciencia, o si se quiere, con premeditación y alevosía, que tanto la OEA, como el TIAR se sostienen ideológicamente en la doctrina Monroe, aquella que diera lugar a todas las subordinaciones vistas en el continente y que desataron muertes, desapariciones y torturas de calibres diversos.
Estando al borde mismo del final de su vida, en el periplo dignísimo de su trayectoria histórica, José Martí, quien fuera, además del «más grande de todos los cubanos» un ejemplar cónsul uruguayo expresó: » ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber- puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo-de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América»
Mientras en la historia algunos ofrendan la vida, en los tiempos del coronavirus, algunos se someten a los dictados del Norte «revuelto y brutal que nos desprecia».