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101 aniversario del nacimiento de Wilson

Su centenario fue boicoteado por el Partido Nacional

Por Juan Raúl Ferreira

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El próximo martes, Wilson cumpliría 101 años. O sea, el año pasado fue su centenario. Entonces, me había preocupado que en año electoral se abandonara el espíritu de Unidad Nacional que debe presidir su recuerdo. Describía al Uruguay como una “comunidad espiritual”, pero no pasó, salvo un par de episodios aislados.

El día de su nacimiento hubo un acto de la Presidencia de la Cámara cuyo titular era Gandini. Hubo algunos insultos e intentos de violencia, pero no pasó nada serio. El discurso fue electoral, pero no tuvo mayor repercusión. Omitió nombrar a autoridades nacionales, entre ellos expresidentes, pero es claro que no hubo mala voluntad. El Partido Nacional comete esa omisión en sus propias filas. Lacalle de Herrera: no existió, ¿no?

Hubo también un acto solo del Partido Nacional, el 16 de junio. En esa fecha se conmemora el regreso de Wilson a quien tuve el honor de acompañar, no solo en la travesía y el fin del exilio, en que habíamos compartido codo con codo los momentos más trágicos de nuestra vida. Un privilegio tremendo. Si hay que vivir las cosas que vivimos, compatibles padre e hijo, es algo maravilloso, aunque no borre las tragedias. También tuve el honor en el 84 de firmar, a su pedido, la proclama del regreso.

En ese acto sí hubo insultos, empujones… pero solo entre miembros del Partido Nacional. Aprendí mucho, no de los empujones entre dirigentes, sino de la oratoria y las señales políticas. Yo recordaba el regreso con Wilson. También la nota del viejo al presidente del Directorio don Juan Pivel Devoto, pidiendo que no fuera un acto partidario y, concretamente, que se invitara a todas las colectividades. El Partido Colorado dijo que no, y fuimos recibidos por un mar de banderas del PN y del FA. Estaba sí el grupo CBI con Maneco Flores y su hijo Manolo a la cabeza, con banderas coloradas. Colorados: solo ellos.

35 años después se conmemora con un acto partidario, sin invitar a las fuerzas políticas que, desplegando todas sus banderas, asumieron los riesgos tras una campaña de terror lanzada por la dictadura. Algunos de cuyos voceros de la campaña de miedo hoy son de Cabildo Abierto.

Aprendí también que Wilson volvió solo; yo no fui preso, despegó un solo helicóptero. Por eso, aunque sea mi padre, no había ningún compromiso de invitarme al acto. Lo único en lo que no creo equivocarme es que había decenas de miles de blancos y frentistas y no un par de decenas de dirigentes correteándose. Pero capaz que ahí también me falla la memoria. Yo estaba seguro de que el Directorio incluso había cambiado el nombre de la actividad del 84 de “Regreso de Wilson” a “Jornada de reencuentro nacional”.

Siempre me gusta ir a homenajes a mi padre, y de este día en especial guardo recuerdos muy fuertes. Pero me enteré cuando ya había ocurrido. Eso sí, cuando vi las rencillas en torno al estrado, me alegró no haber sido invitado.

Hubo el año pasado dos actos que sí tuvieron entonación nacional. Uno en la Junta Canaria, donde fui invitado y, siendo de mayoría frentista, se hizo todo por lo alto. Es más, se colocó la placa conmemorativa en la bancada del Partido Nacional. Se me hizo el honor de descubrirla. En la sesión me ofrecieron la palabra y hablaron ediles de todos los partidos.

Dejo para el final el que presidió el propio Intendente de Canelones Yamandú Orsi. Yo había estado en las negociaciones iniciales durante la gestión de Marcos Carámbula. Recuerdo que les firmó un acuerdo entre la colectividad partidaria y la Intendencia Departamental. El Directorio del PN creó una “Comisión del Bronce” integrada por referentes de la colectividad, el nuevo viceministro de Obras Públicas, por ejemplo. En el acto de posesión de la misma, doné un mortero que usaba Wilson en su afición por la cocina. El Dr. Larrañaga donó un estribo que había usado en una cabalgata a Paraguay. Pasaron dos años y no se juntó una monedita de dos centavos: Cero Bronce.

El Intendente Orsi, con sus buenos oficios, logró que el centenario no pasara sin la inauguración del mayor monumento a Wilson de todo el país, justo a la entrada de la capital de la República. Amplitud total. Aunque también hubo algún legislador que persiguió a otro dirigente, pero creo que no lo alcanzó y pasó desapercibido. Esta es una imperdible oportunidad para agradecer públicamente a Yamandú Orsi. No lo pude hacer el mismo día, pero sí pude estrecharlo en un abrazo poco después. Ese día la salud, como hace cada tanto, me jugó una mala pasada. Mejor. Por algo ocurren las cosas. El gesto de Yamandú no merecía que alguien hubiera querido arruinar todo provocándome.

Y ese fue, junto al de los ediles canarios, el único homenaje al nivel del personaje recordado. Gracias a ellos el año no pasó inadvertido.

La Asamblea General había tomado medidas para hacer sus propios actos. Creó una Comisión Especial de Homenajes por el centenario de Wilson. Pero, por favor, presten atención porque no suena creíble: la Comisión nunca sesionó. No hubo un solo legislador del Partido Nacional que se hiciera presente para hacer, lograr, pedir o reclamar el quorum necesario. En el año del centenario de Wilson, no sesionó la Comisión de Homenaje creada por la AG. ¿Puede llamar la atención que la elección de un candidato del que fue su lema (aunque no siempre) haya sido celebrada por el embajador de la dictadura ante la ONU que intentó expulsar a Wilson, a mí y a nuestros amigos de la sede de la Organización? Así está el panorama, amigos.

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