En medio del conflicto, la represión policial y militar, los actos de odio contra la población indígena y el despido de funcionarios masistas por la presidenta de facto, Jeanine Añez, Evo Morales afirma que seguirá luchando.
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Altos mandos militares obligaron a Evo Morales a renunciar a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. De eso hace ya un mes. Morales se exilió en México y luego viajó a Cuba por motivos de salud. Fernando Camacho, que lideró el golpe, entró al Palacio de Gobierno con una Biblia en la mano, diciendo que Bolivia es de Dios y que jamás volvería a ingresar allí la Pachamama.
Treinta días de represión, de gobierno de facto, de despidos infundados de masistas, del ascenso de la derecha militarizada unida con la religión, de xenofobia, de negación de las raíces, de wiphalas quemadas. Treinta días sin democracia.
El MAS decidió el sábado último en un Consejo Ampliado Extraordinario profundizar la unidad de todos los sectores sociales y políticos con Evo Morales como jefe de campaña.
La sesión del MAS se realizó en el Coliseo La Coronilla de Cochabamba, repleto de partidarios de 20 organizaciones, entre direcciones departamentales, autoridades originarias y otros.
Para hoy, cuando el golpe cumple un mes, un llamado en las redes sociales convoca a rechazarlo con las etiquetas #GolpeDeEstadoEnBolivia, #SigueLaWiphala e invitan a poner esa bandera multicolor en el perfil.
Fuente: Prensa latina