Por Pablo Silva Galván
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Los trabajadores de los diversos sectores de la industria están a punto de dar un salto en la calidad de su organización con la conformación de la Confederación de Sindicatos de la Industria, un espacio llamado a unir al sector. Para ello vienen desarrollando una serie de encuentros que culminarán en diciembre con un congreso fundacional. Es intención dar mayor fuerza a la hora de negociar así como convertir a los sindicatos en un actor de importancia en el proceso industrial.
“Es impensable concebir la economía sin industria”, reflexionó en diálogo con Caras y Caretas el secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, durante el encuentro que la semana pasada reunió a 500 delegados sindicales de todo el país en la sede del Sindicato de Telecomunicaciones (Sutel). Señaló, también, su convicción de que el desarrollo económico requiere de industria y cuestionó la falta de políticas públicas para su fomento.
Abdala, quién también es dirigente del sindicato del metal (Untmra), indicó que este espacio de trabajo está integrado por diversos sectores que van desde molineros a metalúrgicos, pasando por los trabajadores del papel, aceite, entre otros.
¿Cuál es la razón para convocar a reunir a los sindicatos de la industria en una misma organización?
Además de promover la solidaridad, la unidad de acción, la elaboración reivindicativa y programática de los trabajadores industriales, apostamos a que el proceso de unidad de acción pueda cristalizar en un salto cualitativo, desde un punto de vista orgánico y de la unidad. Aquí está en discusión la construcción de la Confederación de Sindicatos de la Industria. Una instancia que potencie la labor del movimiento sindical como actor industrial, como actor propositivo del desarrollo del país. Especialmente ante la perspectiva de una enorme transformación tecnológica. Una transformación que haga posible que nuestro país desarrolle un nuevo escenario de competitividad, muy intensa en calidad e intensa en derechos. Por eso es muy importante que los sindicatos no sigamos compartimentados y busquemos formas de unidad. Y eso ha tenido una enorme acogida. Este es un encuentro de comités de base sumamente participativo, más de 500 compañeros y compañeras que vienen desarrollando la arquitectura de una unidad superior.
¿Cuáles son las perspectivas si tenemos en cuenta que el país tienen ahora un gobierno con claras características neoliberales en su programa?
No existe posibilidad de desarrollo tecnológico e industrial del país al margen de las políticas públicas. Se ha mencionado la importancia de desarrollar la inversión, la importancia de que la inversión se asocie al desarrollo de proveedores nacionales, la importancia de la política industrial, de las compras del Estado. Y eso son elementos que hacen a las políticas que, en vez de considerar que el mercado es el mejor asignador de recursos y que el Estado no debe intervenir, en realidad promueven una inversión inteligente, no distorsiva del desarrollo, que haga del Estado la locomotora de ese proceso. Eso tiene que ver con la apertura a lo largo y a lo ancho de la sociedad de la noción del trabajo de calidad como cuestión central del desarrollo. Además, la promoción de ganar una opinión que se haga consenso de la necesidad del trabajo de calidad. En ese marco, la industria es muy importante porque ahí hay negociación colectiva, categorías, formación profesional, desarrollo de las fuerzas productivas. En definitiva, calidad de vida. Es absolutamente central que esos temas vayan ganando a la sociedad. Hoy hay un gobierno con políticas en una dirección distinta, entonces es parte de la lucha de la clase obrera.
¿Cómo se han movido las patronales?
Las patronales ya tienen sus asociaciones y la Cámara de Industrias del Uruguay. Nosotros, cuando hablamos de desarrollo industrial, lo estimamos importante en el marco de la unidad del movimiento obrero, y esto no es contra nadie, es montar un sujeto importante en el plano industrial que haga pesar sus propuestas.
¿Cuál es la situación actual de la industria?
Está muy alicaída. Venimos de un proceso de ajuste, de reestructura salvaje en los primeros cinco años de la década de los 90 que no pudo recuperarse después. Y también venimos de cierta desindustrialización en el último tramo, entre 2015 y 2020, cuando se retrajo mucho la actividad.
Esto tiene que ver con una restricción exterior a nuestro desarrollo. Cuando los países exportan básicamente commodities y especialmente productos alimenticios, pero importan tecnología de punta, computadoras, celulares, autos, máquinas, siempre a la larga tienen una restricción externa a su desarrollo porque el valor de lo que exportan es inferior al valor de lo que importan. Allí se arman las dificultades que luego repercuten en el déficit comercial, en el déficit fiscal y en cómo sostener en el largo plazo el desarrollo del producto bruto interno. Por eso decimos que no hay país sin industria. Por eso es tan relevante, sin desmedro de aprovechar nuestras ventajas en materia de recursos naturales, es muy importante que haya una matriz productiva más equilibrada. Que haya más desarrollo industrial porque, si no, evidentemente que el desempleo estructural no se va a poder resolver.
Cada tanto aparecen voces que hablan de la sociedad posindustrial, del fin de la industria. ¿Cómo se ve esto desde el movimiento sindical?
Para mí es un planteo apocalíptico. No existe. Quienes sostienen esos planteos manejan celulares, computadoras, andan en vehículos importantes, que son fabricados en algún lugar del planeta. Justamente, los lugares del planeta que más desarrollo pueden mostrar son los que han desarrollado la industria manufacturera. Es cierto que después de determinado punto la contribución al producto de la industria manufacturera se dispara hacia arriba y no sucede lo mismo con el empleo, porque al transformarse tecnológicamente, proporcionalmente, puede llegar a capturar menos empleos que, por ejemplo, el sector servicios, que es intenso en mano de obra. Ahora, no hay desarrollo sin industria. Veamos por ejemplo: ¿que es lo nuevo desde el punto geopolítico en el mundo? El inusitado desarrollo industrial de China. El historiador Eric Hobsbawm decía que en el siglo XIX Inglaterra era el taller del mundo, hoy ese eje se está trasladando al sudeste asiático. ¿Por qué Alemania es el jefe económico y político de la Unión Europea? Porque tiene la industria manufacturera más importante.
Yo no creo que haya una sociedad posindustrial, creo que con las distintas oleadas de revolución tecnológica se reconvierte todo el aparato productivo, aparece un nuevo paradigma técnico económico y la industria se reconfigura. Pero la industria existe siempre.
Esta nota la hacemos con un grabador que se fabricó en algún lado. Estamos vestidos con ropa que se fabricó en algún sitio. Es impensable concebir la economía sin industria.
Este proceso de unidad no termina ahora. ¿Qué viene para adelante?
En primer lugar nuestra disposición para apoyar las decisiones que ya adoptó nuestro Pit-Cnt, me refiero a la gran movilización del 10 de setiembre y al paro general de 24 horas del 17. A partir de allí se va a lanzar una campaña de recolección de firmas por trabajo de calidad y en defensa de la industria. A principios de octubre estaremos haciendo una importante movilización de los sindicatos de la industria y a fin de año la perspectiva de un gran congreso fundacional de la Confederación de Sindicatos Industriales.
Esperamos terminar el año con la concreción de una nueva experiencia unitaria con todos los sindicatos. Que no va en desmedro de la realidad sindical, pero que aglutina y potencia la existencia de los actuales sindicatos, que en muchos casos de a uno están debilitados, pero juntos es otra cosa.
Todos a una
Los espacios que trabajan para la conformación de la nueva instancia son: la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), la Organización Nacional de Obreros del Dulce Ramas y Afines (Onodra), el Sindicato Obrero de la Caña de Azúcar (SOCA), Mesa Coordinadora del Pan, el Sindicato Único de trabajadores del Mar y Afines (Suntma), la Unión de Trabajadores Aceiteros (UTA), la Federación de Obreros y Empleados Molineros y Afines (Foemya), la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines (Untmra), la Unión de Obreros Curtidores (UOC), el Congreso Obrero Textil (COT), el Sindicato Único de la Aguja (SUA), la Federación de Obreros, Papeleros, Cartoneros del Uruguay (Fopcu) y el Sindicato de Trabajadores de la Industria Química (STIQ).
Por su parte, la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), la Federación Obrera Industria de la Carne y Afines (Foica) y el Sindicato de la Industria del Medicamento y Afines (SIMA) podrían integrarse en breve.