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Columna destacada | Pajarilla | Lacalle | Wilson

Copia mala

La Mano en la Pajarilla

Muchos, cuando presencian actos públicos o partidarios, se preguntarán por qué los herreristas, y solo ellos, se llevan la mano a la pajarilla.

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La expresión no es mía sino de Wilson. En efecto, la costumbre ya había comenzado en esa época. Todavía no era un símbolo sectorial sino una costumbre del Senador Luis A. Lacalle (p), cuando nadie le auguraba un exitoso futuro político.

Poco a poco le fueron imitando Heber, Penadés y poco a poco todos los dirigentes de su sector. Al ver aquella imagen que le rechinaba bastante, escribió en un “sueltito” de La democracia que así se llamaba “La Mano en la Pajarilla”. Hoy, a 35 años de su muerte, la costumbre se ha generalizado.

Wilson acababa de regresar de EE. UU., de chequeos médicos que confirmaban la gravedad de su enfermedad. El artículo salió en el semanario que dirigía, en la segunda semana de agosto. Así se llamaba, La Mano en la Pajarilla… Además de ridiculizar la costumbre del Lacallismo, planteaba un tema de fondo: ¿Por qué marcar un hecho distintivo al escuchar el himno? Más bien, debería ser algo que nos una, en vez de exhibir diferencias.

Digo deliberadamente “lacallistas” porque no hay una sola foto del viejo Herrera con la mano en la billetera a la hora de entonar las estrofas del himno. Recuerdo que el entonces presidente Sanguinetti le mandó una esquela comentándole “veo que te sientes mejor porque mantienes intacto tu humor”. Lamentablemente, solo lo segundo era cierto.

Más allá de la ironía de Wilson por la extraña costumbre con que Lacalle comenzó solo y sobre todo, tras ser Presidente impuso a sus seguidores (y se ve que a la familia también), hay mucha cosa fea en la costumbre. El propio Wilson definía al Uruguay como una “Comunidad Espiritual”. Un país con padres fundadores sin vocación independentista, sin fronteras naturales importantes; es eso (una comunidad de valores) o no es nada. Por eso debemos aferrarnos tanto a nuestras costumbres e idiosincrasia.

¿Qué país tiene la costumbre de poner la mano derecha en el corazón a la hora de cantar el himno? Estados Unidos… Dos preguntas: ¿Por qué copiar nada más ni nada menos que al imperio del norte? Menos cuando se ocupa un cargo, una investidura en nombre de todos. Y ¿saben dónde nace esa costumbre en EE. UU.?

Aunque el autor del Himno Nacional Americano, John Stafford Smith, era un gran amante de la música clásica, la tonada la tomó del canto popular de los inmigrantes británicos e irlandeses que bajaban de los barcos. La habían aprendido en los espontáneos coros masculinos de los pubs ingleses e irlandeses. Ya el ejército y la marina le habían dado cierta formalidad. Finalmente, Scott Key terminó por hacerle una nueva letra patriótica.

El himno yanqui es muy posterior a la Independencia en el 76, cuando su autor aún no había nacido. Los primeros años se le comunicó con una letra que entonaban en sus “boliches” los inmigrantes cerveza en mano. La mano en el corazón era una manera de decir: “Atentos, que esta versión patriótica es la seria: es el Himno”.

Por eso llevan sus manos al corazón los americanos al escuchar el himno que hoy les identifica, lo hacen desde fines del siglo XVIII. Pero lo lacallistas, ¿por qué?

Hay varias razones para creer que no es una idea linda. Primero porque es copiado, y no precisamente de los pueblos latinoamericanos. Es copiado del imperio del norte, al cual seguimos rindiendo pleitesía (ver reciente acuerdo de cooperación militar). Segundo, porque notoriamente se ha vuelto un signo proselitista. Ni siquiera de un Partido -que ya estaría mal- sino de un sector.

Si alguien precisa señales de unidad nacional por encima de diferencias partidarias, es un país pequeño y frágil como el nuestro. Hay momentos en que debemos sentirnos más orientales que blancos, colorados, y frentistas… Al honrar el himno es uno.

Creo que en este caso, tras el sarcástico e incurable humor ácido de Wilson había una lección de fondo. Por eso ahora que el lacallismo, cosa que Wilson no imaginó en vida, llega al gobierno por segunda vez, el chiste pasa a ser advertencia: no usar los símbolos patrios como elemento identificatorio sectorial. Nunca.

Ojalá abandonen esta costumbre con un saborcito cipayo.

"¿Qué país tiene la costumbre de poner la mano derecha en el corazón a la hora de cantar el himno? Estados Unidos… Dos preguntas: ¿Por qué copiar nada más ni nada menos que al imperio del norte? Menos cuando se ocupa un cargo, una investidura en nombre de todos. Y ¿saben dónde nace esa costumbre en EE. UU.?"

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