Las causas y los factores son múltiples, la consecuencia es una sola: el mundo económico y financiero ha iniciado, después de casi un siglo, un proceso de desdolarización.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El reinado de la moneda estadounidense, su majestad el dólar, ungido por los acuerdos alcanzados entre los los aliados de la Segunda Guerra Mundial en la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, en 1944, en el hotel Mount Washington, situado en Bretton Woods (New Hampshire, EEUU), se ve amenazado por otras divisas que aspiran, en un futuro no tan lejano, si no a desplazarlo, a compartir el trono.
La búsqueda de alternativas a la hegemonía del dólar no es nueva y cuenta con muchos años de discusión académica y aplicación práctica. La novedad son los múltiples acontecimientos que se han conjugado y que llevan a muchos países, China in primos, a explorar métodos para regular sus transacciones comerciales fuera de la órbita de la moneda reina.
De la misma manera que la principal amenaza política, tecnológica, diplomática, militar y comercial para la hegemonía de Estados Unidos es la República Popular, el gran rival de su moneda es, también, el renmimbi (RMB) (lteralmente, “moneda del pueblo”) que desde 1949 emite el Banco Popular de China y que hoy está cobrando una relevancia sin precedentes en el panorama financiero mundial.
Así como la irrupción epocal de China movió los cimientos del orden mundial y, en particular, su arquitectura comercial planetaria, es inevitable que su moneda aumente sensiblemente su participación como medio de pago en las transacciones de bienes y servicios entre la segunda economía del mundo (la primera si se mide en términos de la Paridad de Poder Adquisitivo) y el resto de los países, de los cuales más del 70% tienen al gigante asiático como su principal socio comercial y uno de sus principales inversores y financiadores.
Esta tendencia creciente a la adopción del RMB como medio de pago y a una, aunque embrionaria, pérdida de terreno del dólar se ha visto acentuada en los primeros meses de 2023.
China y Rusia firmaron un acuerdo que sustituye al dólar por el RMB como la principal moneda para el comercio de distintos rubros de la asociación estratégica entre ambos países. Lo mismo para las exportaciones de energía de los países árabes a Beijing.
Otro tanto ocurrió entre Moscú y Nueva Delhi, cuyo comercio bilateral empezó a utilizar las rupias a través de bancos de los Emiratos Árabes.
En marzo los presidentes Lula y Xi Jinping firmaron un acuerdo según el cual las transacciones comerciales, que ascienden a casi 200.000 millones de dólares, también utilizarán el RMB como medio de pago.
Al mismo tiempo crece la utilización del RMB en el comercio de los Estados miembros de la Organización de Cooperación de Shanghái (China, India, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán).
Dos meses atrás el mundo de las finanzas se despertó conmovido con la noticia de que los países Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) acordaron la creación de un sistema económico alternativo que incluye una nueva moneda de reserva.
Los cinco Estados Brics -a los que piensan unirse en un futuro próximo países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Argelia, Argentina, México y Nigeria- ya representan el 32% del PIB global, superan a las naciones G7 en PIB a valores de Paridad de Poder Adquisitivo y se estima que para finales de esta década serán el 50% del total de la economía mundial.
La decisión de los Brics (que en conjunto representan la superficie y la población más grande del mundo) de crear su propia moneda es el punto más alto de una tendencia a la multipolarización mundial, que pone a prueba el estatus de reserva de la moneda estadounidense, que hoy representa alrededor del 58% de las reservas oficiales globales totales, lejos del 73% que tenía a principios de este siglo.
Bajo la influencia de la ola de desdolarización, algunos países han reducido sensiblemente sus tenencias de bonos del Tesoro estadounidense. Entre ellos, Japón, el mayor tenedor de deuda estadounidense del mundo, recortó sus tenencias en 224.500 millones de dólares y China en 173.200 millones de dólares en 2022.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, reconoció recientemente que China es hoy el mayor exportador del mundo, lo que hace que cada vez más países usen el RMB para sus transacciones comerciales y aumenten sus reservas en moneda china en desmedro del dólar y el euro.
“Hasta ahora, los datos no muestran cambios importantes en el uso de las monedas internacionales, pero sí sugieren que el estatus de moneda internacional ya no debería darse por sentado”, agregó quien fuera también directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional hasta 2019.
El proceso de desdolarización se ha visto reforzado por una serie de acontecimientos que tienen como protagonista a Washington.
Primero fueron las sanciones impuestas a Rusia que, al cortarle el acceso al sistema financiero internacional prohibiendo la participación de sus bancos en la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (Swift), tuvieron un efecto boomerang al aumentar la inseguridad de los países sobre sus propios activos en dólares, así como su exposición a las decisiones unilaterales de EEUU.
“Hay un riesgo, cuando usamos sanciones financieras que están ligadas al papel del dólar [...], de que a largo plazo se socave la hegemonía del dólar”, reconoció Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos. “Por supuesto, ello genera la voluntad en [países afectados como] China, Rusia e Irán de encontrar una alternativa”, agregó la responsable de la economía en el gobierno de Joe Biden.
Las subas de la tasas de interés de referencia por parte de la Reserva Federal de EE.UU para combatir la inflación, en uno de sus ciclos más restrictivos en décadas, que ha fortalecido al dólar y debilitado los precios de las materias primas, que en su gran mayoría se comercializan en esa moneda, es también un ulterior estímulo a diversificar sus activos de reserva de parte de los bancos centrales de países exportadores y utilizar otras monedas en sus relaciones comerciales.
Según la última encuesta de Global Public Investors, en la que participaron 100 bancos centrales, el RMB se convertirá en una de las monedas con mayor peso en el sistema financiero internacional. El 30% de los bancos centrales planea aumentar sus reservas en moneda china en los próximos 24 meses y el 70% en un período a largo plazo.
La confianza del dólar está recibiendo un nuevo revés con la crisis de la deuda estadounidense, que de no resolverse, el 1º de junio la superpotencia entraría oficialmente en default técnico, una situación con pocos precedentes en la historia reciente y que podría impactar de manera significativa en Estados Unidos, cuya deuda ya supone el 129% de su PIB , y en los mercados financieros globales.
Economistas y analistas advierten que un incumplimiento de sus obligaciones con los tenedores de los títulos de deuda emitidos por el Tesoro sería devastador a nivel económico y podría hundir a todo el mundo en una crisis financiera.
El año pasado, la deuda nacional excedió los 31 billones de dólares por primera vez y muy cerca del techo máximo autorizado de 31,381 billones de dólares.
La responsabilidad de levantar o suspender el tope de endeudamiento es del Congreso y debe ser aprobado tanto por el Senado como por la Cámara de Representantes, actualmente en manos de la oposición republicana y cuyos legisladores, para aprobarlo, exigen a cambio una drástica reducción de los gastos presupuestales, condición considerada inaceptable por la Casa Blanca.
“Claramente la distancia es inmensa entre la posición del presidente y la de los republicanos”, dijo Yellen, comentando la reunión de la semana pasada entre Joe Biden y el líder republicano del Congreso, Kevin McCarthy, y advirtió que si el parlamento no resuelve rápidamente el asunto, “se desataría el caos financiero y económico”.
El debilitamiento geopolítico de Estados Unidos, el fortalecimiento de China y la creciente demanda por monedas alternativas de otras economías son la más seria amenaza a la hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial y unidad de pago, aun cuando su estatus sea difícil de cambiar en el corto plazo.
El rey dólar no está desnudo, pero empieza a perder su ropaje.