Con este panorama, la estrategia de los principales actores que promocionan a Delgado ha sido salir a atacar directamente al Frente Amplio o a sus referentes.
Lo han hecho de forma ordinaria, como Graciela Bianchi y su lamentable exabrupto sobre Pepe Mujica, una figura legendaria e inalcanzable para ella, pero más allá de ella, ha sido la tesitura general. Un ejemplo incontestable es la insistencia con ridiculizar a Yamandú Orsi, incluso haciendo subir a un tipo disfrazado de Tribilín —personaje con el que han querido caricaturizarlo— en actos, con la anuencia del hoy dialoguista Álvaro Delgado, y otro ejemplo es la obstinación con enchufarle causas judiciales a Carolina Cosse, algo dirigido personalmente por el presidente, que ordenó pedir el reexamen del caso Antel Arena luego de que el dictamen fiscal echara por tierra uno a uno los argumentos del actual directorio de Antel y los acusara de armar una auditoría trucha.
Ahora, en un penúltimo manotazo de ahogado, los dirigentes de los partidos de la coalición se fueron a Argentina a intentar lograr que uruguayos que viven allá vengan a “salvar la patria”, una verdadera impostura de épica que ofende por la incoherencia, más que por una supuesta alarma que de admirable no tiene nada. ¿Cómo podés ser tan atrevido de negarle sistemáticamente a los uruguayos que viven en el exterior la posibilidad de votar y luego salir a reclutar uruguayos que habitan en otras tierras para que vengan a salvar la patria que, honestamente, no es otra que pedirles que te salven el cargo? Es muy indigno. Y además es contraproducente, aunque ahora estén regalando pasajes. Porque lo más probable es que los uruguayos que vengan les voten en contra, pero no por no votar un blanco o un colorado, sino por no votar un tremendo oportunista, un chanta.
Ahora lo único que tienen para agarrarse es el debate del próximo domingo.
En principio es una vana ilusión, porque los debates mueven muy poco y menos todavía cuando no se produce interacción entre los candidatos. Lo más probable es que sea un debate sin espectacularidad, porque ninguno de los dos tiene el perfil para los shows que le gustan a los canales. Sin embargo, hay que estar atentos, porque, perdido por perdido, es probable que el candidato Delgado busque alguna confrontación directa que le permita rescatar algún punto, frente a un Yamandú que es experto en no entrar en provocaciones y que difícilmente se aparte de su talante más genuino y, a la vez, más conveniente: el aplomo, la calma, el espíritu conciliador y la humildad. Tiene todo Yamandú para salir muy bien parado, porque aplomo, cabeza abierta y humildad es lo que más le gusta al uruguayo medio, sin importar la procedencia política, generacional o geográfica.