“Construyen una épica desde el gaucho en alpargatas —le hacen la fiesta de la Expo Rural para que se luzcan—, pero guiados por las élites que dirigen sus establecimientos desde los barrios de Prado y Carrasco”, escribí. Y dicen, sueltos de cuerpo, “nosotros bancamos el consumo de los que viven en la ciudad” (ver discurso de Gabriel Capurro, presidente de la Asociación Rural, en la Expo Rural del año 2020). Entonces, con todo esto arriba de la mesa, ¿cuáles son los tótems en jaque? Una pista la dio el abogado Leonardo Costa, un defensor del liberalismo que pregonó Jorge Batlle: “Todo esto (el escándalo de Conexión Ganadera) hace mal a quienes defendemos el liberalismo y el libre mercado”.
El liberalismo
Entusiasmados por la retórica de Javier Milei, algunos liberales uruguayos —el caso de Pablo Carrasco es el más encantador— profundizaron su discurso en favor del libre mercado, de las desregulaciones de la economía y del achicamiento del Estado. Carrasco —un malla oro con perfume francés y carne Angus de exportación engordada a grano— fue un fiel exponente de esa filosofía.
El liberalismo uruguayo —desde el Estado, BCU y MGAP, por ejemplo— miró para el costado con este negocio de Conexión Ganadera. Dejaron hacer. “No pongamos regulaciones, que podemos afectar la actividad económica”, parece que coincidieron conservadores y progresistas. Carrasco la tenía clara: no quería más Estado que le afectara la estafa y, para reforzar su defensa, hizo todo lo que pudo para que ganara la Coalición Republicana en la última elección. (Es frecuente escuchar en algunos ámbitos políticos que la estafa no saltaba si ganaban los conservadores, porque le iban a tirar un cabo desde el Banco República. El 30 de noviembre ganó el Frente Amplio y 4 días después de la derrota de Álvaro Delgado, Gustavo Basso, socio de Carrasco, estrelló su auto contra una maquinaria vial y se mató.
Es interesante leer uno de los últimos posteos de Carrasco antes de las elecciones: “Tenemos muchos votantes jóvenes no alineados a partidos como los viejos. ¿A ellos les vamos a prometer continuismo? ¡Prefiero promesas imposibles a perder la elección!”. Prefería mentir con tal de ganar. Así, además, se explica su fuerte inversión en las finanzas de la lista 40 del Partido Nacional. Ganar a cualquier costa. ¿Ganar para salvarse?
Carrasco, con las complicidades de los medios en donde ponía propaganda, construyó reputación y confiabilidad. A sus movimientos de “pavo real emprendedor” sumaba su discurso liberal ortodoxo y radical. “Cuanto menos Estado, mejor”, decía en cada foro o plataforma que utilizaba.
El mercado y el Estado
No es nada nuevo la existencia de una fuerte tensión entre la libertad y la justicia. En ese debate, surge la importancia del libre mercado y el Estado como elementos de una lógica con cierta apariencia contradictoria. Más allá de que el mercado opera desde antes del capitalismo, sobreviven dos discursos: uno anti mercado libre porque, se sostiene, esa es la libertad del zorro en el gallinero; y otro a favor del libre mercado en toda su expresión. Lo cierto es que los poderosos —gritando “libertad” a voz en cuello— se comen a los más débiles, les importa un carajo la “justicia social”, como lo ha dicho Javier Milei. Así aparece el Estado con un afán de equilibrio, con marcos reguladores que tienen tantos matices como países tiene la ONU. Cada tanto, aparecen olas anti Estado. El mileísmo —una suerte de caricatura performática del liberalismo— permite que se renueven las voces en favor de achicar el Estado y definir una política de desregulación de toda la economía. (Claro: triunfa en una Argentina en donde el Estado se atrofió en nombre del peronismo).
Carrasco era uno de esos. Tenía la vaca atada —es un decir— y no quería ningún gendarme en la portera de las 100 mil hectáreas que, dice, administraba. El zorro capturó 4 mil gallinas y las desplumó.
El otro valor de la “patria ganadera” que quedó destruido es el de la palabra en las transacciones entre “paisanos”. Este valor —frecuente en campaña, en las relaciones comerciales— sale mal parado y la “confianza” —te dejo los animales y cuando los vendas, liquidamos— será difícil de recomponer. Rematadores, consignatarios y escritorios ganaderos quedaron en falsa escuadra. Ni hablar del Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG) de donde salen las caravanas para la trazabilidad del ganado. Hay escritorios que tienen cajas con caravanas, entregadas en confianza por el SNIG. “En el SNIG pueden tener como entregadas 10 millones de caravanas, los incorporan como animales existentes, pero no hay respaldo alguno de que realmente existan”, me dijo un operador.
Pero hay más todavía: hay quienes quieren que el Estado ayude para solucionar la gran estafa. Desean y postulan que el BROU se asocie a lo que queda de Conexión Ganadera para salvar el cuero de algunos novillos.
Por eso la alarma de algunos liberales honestos que sostienen que la lógica del mago de Carrasco —con comportamiento tan impune y perverso— atenta contra el mejor discurso del liberalismo.
Que Dios te lo pague
"Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén".
Ese padrenuestro era el que con frecuencia recitaba Gustavo Basso en la iglesia de Florida, allí donde ahora descansan sus cenizas. Basso —al que en el pueblo le decían “el Piojito”, en tanto su padre era “el Piojo”— invitaba a los feligreses a una de sus estancias para realizar retiros espirituales. “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”, decían, mientras la peonada preparaba el asado, una buena ensalada y destapaba los mejores vinos.
Basso era un creyente y hacía que creyeran en él. Así desembarcó con sus encantos en varias iglesias —la de Florida y la de Canelones— y sedujo al Opus Dei a través de Martín Bartol, hermano del que fuera ministro del Mides. Martín tenía un alto cargo jerárquico en Conexión Ganadera y eso permitió que el Opus Dei colocara sus dineros en el emprendimiento. (El Opus Dei es una prelatura personal de la Iglesia Católica, fundada en 1928 por Josemaría Escrivá, que promueve la santificación a través del trabajo y la vida cotidiana).
Conexión Ganadera “cuidaba” a sus inversores más significativos y les iba pagando sus dividendos. El Opus no perdió plata. Pero todo parece indicar que esta organización está dentro de Conexión Ganadera, tanto que algunos de sus funcionarios —que ya no reciben salario alguno— pertenecen a esa expresión católica. Y ahora rezan, en tanto no tienen la mejor relación con Martín Bartol.
Referencias
Alonso, R.; Geymonat, J.; Oyhantcabal, G. (comps.) (2023). Uruguay por export. Capital extranjero y declive del empresariado nacional. Ediciones del Berretín.
Moraes, María Inés (2022). «La fragua del ruralismo conservador». En Caetano, G.; Broquetas, M. (eds.), Historia de los conservadores y las derechas en Uruguay: De la contrarrevolución a la Segunda Guerra Mundial. Banda Oriental, pp. 118-131.
Caetano, G. (2021). «El primer herrerismo. Liberalismo conservador, realismo internacional y ruralismo (1873-1925)». Prismas.
Discurso de Gabriel Capurro, presidente de la Asociación Rural. (2020). chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://aru.org.uy/wp-content/uploads/2020/09/Prado-2020-Ing.-Capurro.pdf
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AQUÍ SAIGÓN
“El Piojo”
En Florida todos se conocen. Los Basso son respetados, o eran. “El Piojo” era el padre de Gustavo Basso. Gran comerciante, comenzó sus primeros pasos de prestamista desde el mismo hall del Banco República local. En los años 50, “el Piojo” se instalaba en la sucursal bancaria y desde allí gestionaba préstamos a sola firma con aquellos a los que el banco no les concedía dinero. Con la anuencia del gerente del BROU, “el Piojo” vio que el hall del banco le quedaba chico. Fue entonces que instaló un cambio en la capital floridense. Era otra cosa. Ahora el prestamista tenía una fachada respetada en el pueblo. Ese cambio pasó a manos de su hijo, “el Piojito”, y ahora es una de las propiedades que, quizás, sean embargadas por los damnificados de Conexión Ganadera.