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Columna destacada | política exterior | Duque | Uruguay

Cuquito: Un Duque

Qué oculta la política exterior

Creí que ya nada nos sorprendería. Cuando me dijeron que Cuquito y Bustillo iban a ver al saliente y derrotado presidente colombiano, Iván Duque, dije: "Seguro es una fake news".

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Hemos dicho que nuestra diplomacia no tiene rumbo. ¿Pero esto? ¿Qué hay detrás? El triunfo de Gustavo Petro cambia por segunda vez en la historia el protagonismo político en Colombia. Conservadores y liberales fueron desalojados desde 2002 por 20 años de uribismo. En las últimas elecciones ni siquiera llegaron a la segunda vuelta y el presidente Duque ni se presentó a la reelección. Por primera vez la izquierda llega a segunda vuelta. Y la gana.

Tan profundo ha sido el cambio en Colombia. Antecedido por Arce y Boric y ante el inminente triunfo de Lula en Brasil, el neoliberalismo está siendo empujado al abismo. Uruguay, su último bastión. A Duque la historia no le guardará un lugar de honor: crímenes contra los firmantes de la paz, falsos positivos, fortalecimiento de las bases militares yanquis.

Podía haber ido a ver a Petro, con cierto pragmatismo. Pero no sobreestimarlo. Fue por Duque, que ya ni siquiera asume las responsabilidades formales del poder. La Comisión de la Verdad, de los tratados de paz, entregó su informe. Los recibió Petro en acto oficial; Duque ni fue. Empresarios piden una reunión por crisis económica. Duque sugiere que hablen con Petro, él ya se está yendo.

Pero nuestro presidente lo va a ver con rango de visita de Estado: máximo nivel formal de visita entre presidentes. Para consumo interno, se usó desinformación y propaganda. La prensa colombiana ignoró la visita. La uruguaya, casi… y lo poco que dijo es mentira. Por ejemplo, se informó que no era costumbre ver al presidente electo. No es verdad. De hecho, cuando el presidente Duque se enteró, gentilmente le pidió que lo visitara: papelón.

Hay detalles protocolares que sé que no son de mayor interés, pero demuestran los niveles de improvisación. Primer encuentro, Duque los recibe de saco y corbata; Bustillo y Cuquito llegan de guayabera. El presidente colombiano se quita la corbata y deja el saco. Ahí les informan que se usará el “protocolo de guayabera”.

Panamá, otrora parte de Colombia, y esta lo tienen: guayabera manga larga, pantalones negros… Se hace el primer encuentro, surfista y amigo ya más cómodos. Ambos, a diferencia del presidente Duque, de pantalón claro (Bustillo de camisa) y el joven mandatario, de zapatos sin medias. Bueno, un detalle.

¿Qué fueron a hacer? A firmar un tratado de extradición. Ha sido un tema muy sensible en Colombia. Pero con EEUU, no con Uruguay. El poder del narcotráfico era tan fuerte, que había una protección legal mediante la cual ningún ciudadano colombiano podía ser extraditado. Por ello se negaron varias a EEUU. Por ejemplo, la de Pablo Escobar, que se fugó de la prisión de lujo en Envigado, Antioquia, que él mismo había hecho construir.

Los acuerdos de extradición firmados el 14 de setiembre de 1979 con EEUU fueron, pues, muy importantes. Con Uruguay deberían serlo para justificar el viaje. Salvo una importancia histórica, como la visita de Perón a firmar los acuerdos limítrofes en 1973, el mecanismo es otro: el canciller de un país firma los acuerdos bilaterales con el embajador del otro a través de las llamadas “notas reversales”.

¿Era importante? No hay un solo colombiano cuya extradición se solicite a Uruguay ni viceversa. El 4 de julio se cumplieron 23 años de que negamos la extradición de una colombiana requerida por un delito inexistente en nuestro país. Con el tratado hubiera sido lo mismo.

Una semana de viaje. ¿Qué hicieron? En Bogotá, está la sede del Parlamento del Pacto Andino. Un organismo que el mismo gobierno ha dicho que es muy importante para nuestro comercio. ¿Fueron? No.

Quizás enviaron una señal al imperio del norte: “Ido Duque, quedamos solo nosotros”. Su amigo Bolsonaro no parece creer lo mismo. “Si pierdo las elecciones, no quedará en la región un solo aliado de EEUU en la región”, dijo hace dos días. A buen entendedor, dijo: “Cuquito, tú no cuentas”.

No se cuál será el próximo itinerario del gobierno. Hasta ahora, Bustillo fue a EEUU a ver al equipo de Trump cuando ya había ganado Biden. Con el presidente fue a ver a Bolsonaro (que pierde dentro de tres meses), a Piñera cuando estaba de salida en Chile, Boris Johnson (ex Unión Europea), cuando la duda es si lo sacan en ambulancia o coche fúnebre. Y a Duque.

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