¿Podría haber más rapidez y fluidez en las comunicaciones al equipo entrante? Sí. Pero basta con pensar en nuestros dos queridos vecinos para ver si una transición así hubiera sido posible. Sin ir más lejos, pensemos cómo nuestras relaciones con Argentina y Brasil no van a depender del Gobierno que las presida.
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¿En qué país de la región —y me atrevería a decir del mundo— se puede ver un clima de tolerancia como el de Uruguay? Se reúnen ministros salientes con los entrantes, y aún los presidentes. ¿Podría ser mejor? Sí. Pero no nos neguemos observar que el mundo entero mira la cultura cívica de Uruguay con admiración.
Los que ya estamos un poco (sólo un poco) más veteranos añoramos otros tiempos en que el respeto era un culto, una razón de ser, un fin en sí mismo. Como cantan las coplas de Jorge Manrique, cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero aún así seguimos siendo distintos, por suerte. No lo perdamos nunca…
El año pasado fue el año electoral por definición; el año de la historia con mayor cantidad de elecciones y mayor cantidad de habitantes del planeta convocados a las urnas. Desde un país pequeño como el nuestro a la India, el país más poblado de la Tierra. Pocos resultados eran previsibles. Aún en eso somos distintos.
El año electoral cerró prácticamente con la elección de Donald Trump en EEUU. (También hubo presidenciales en Georgia, pero con apenas 3 millones de habitantes). En EEUU todas las encuestas eran encabezadas por Kamala Harris, aunque dentro del margen de error. Perdió por amplísimo margen. “Las encuestas mienten” es la respuesta más fácil. Yo no la comparto, es de un facilismo imprudente. Las pautas de conducta de la gente han cambiado. Yo personalmente no diría que hay una nueva tendencia.
La nueva derecha alza propuestas nuevas. La izquierda ha incorporado otras banderas como la igualdad de género, el medio ambiente, etc. La credibilidad y la rebelión contra el clientelismo son algunas de las pautas que hay que tener en cuenta. Otro elemento importante es la identidad partidaria. En las fuerzas tradicionales la solidaridad partidaria ha desaparecido. ¿Qué ha pasado con los partidos fundacionales? Hace mucho que insistimos en esto. ¿Dónde están liberales y conservadores en Colombia? ¿PDC y Unidad Popular en Chile? ¿Qué pasó con adecos y copeyanos en Venezuela? ¿El liberal radical y el conservador de Ecuador? Hoy en el propio Estados Unidos los republicanos se distinguen claramente en los miembros del “establishment” partidario y los MAGA (Make America Great Again) o trumpistas.
Detengámonos un segundo más en el coloso del norte. A esta altura de su mandato, unas dos semanas, hace 8 años, cuando comenzaba su primera presidencia, Trump tenía una aceptación neta de -20 puntos (negativos). Hoy, en medio del anuncio de medidas mucho más controversiales, tiene 40 puntos (positivos); 60 puntos mejor…
Si nos acercamos al vecindario encontraremos otros ejemplos. El año electoral (2024) se fue, pero nos dejó alguna herencia. El domingo pasado, o sea, ya encaminado el 2025, hubo elecciones en Ecuador. Fueron este año, pero por un proceso que comenzó en el 23 y se desarrolló en el 24.
Al presidente Guillermo Lasso el Congreso le votó juicio político. La Constitución de aquel país tiene una cláusula llamada “muerte cruzada”. ¿Qué significa? Que cuando esto ocurre el presidente puede someterse al juicio o disolver el Parlamento y convocar a elecciones presidenciales inmediatas para elegir un mandatario que termine el período constitucional. Eso hizo. En aquellas elecciones, el actual presidente fue a segunda vuelta, que ganó contra la candidata correcta Luisa González. Pero observemos cómo cambió el panorama electoral en un año y poco.
Es cierto que en el 23 Luisa González entró primera, pero lo hizo con un 33 % de los votos, contra Daniel Noboa, que obtuvo un 24 %. De 16 candidatos, los dos que fueron a balotaje tenían que aún lograr más de 20 % más que en la primera vuelta. Luisa entró primera, pero perdió con Daniel Noboa en el balotaje. Generalmente el correísmo saca en primera vuelta muy cerca de lo que obtiene en la segunda.
En esta elección del domingo pasado, Luisa González entró segunda, pero con muchas más posibilidades de ganar que hace un año. ¿Por qué? Porque ambos quedaron muy cerca de ganar la elección. En el 23, juntos, estaban lejos y debían crecer, Luisa González un 20 % y Noboa un 30 %. Ahora, con menos de unos pocos puntos más de lo que sacaron, pueden ganar. Noboa obtuvo el 44,31 % contra un 43,83 % de González. Repetimos, hace un año estaban ambos a más de 20 puntos de la mitad del electorado. Ahora distan apenas 0,48 % uno del otro con 7 puntos brutos del 50 %. ¿Cómo pudo cambiar todo en un año? Salvo uno, los restantes 13 candidatos no llegaron al 1 %.
Son los nuevos tiempos. O cambiamos los criterios con los que queremos mirar la realidad o ésta nos pasa por arriba.