Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Cultura y espectáculos Susana Baca | Estar viva | Auditorio Nelly Goitiño

GIRA "ESTAR VIVA"

Susana Baca: "Para ponerle voz a los sin voz yo regreso a una raíz"

Virtuosa en su canto, sabia en sus búsquedas, Susana Baca vuelve a Montevideo en el marco de su gira “Estar viva”.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Por eso el anuncio de que esta voz, la que encarna la herencia afroperuana con virtuosismo único, volverá a Montevideo, en el marco de su gira “Estar viva”, se convierte en promesa de arte.

La cita será el miércoles 4 de junio, a las 20.30 horas, en la Sala Héctor Tosar del Auditorio Nelly Goitiño del Sodre. Y la otra noticia que también importa: antes de la presentación de Susana Baca y sus músicos actuará la joven artista uruguaya Guadalupe Calzada, que se apresta a lanzar su primera producción discográfica.

Días antes de cumplir 81 años y de este esperado concierto en Montevideo, para el que ya están agotadas las localidades de tertulia y platea alta, la artista peruana concedió una entrevista a Caras y Caretas. Los prólogos, en este caso, son innecesarios. Su voz, su música, son reconocibles, entrañables, y portan no solo su historia personal sino también la de otras voces, como la de la legendaria Chabuca Granda, que delinearon el mapa musical latinoamericano. Y su pensamiento se convierte en cada palabra en una lección de vida. Sobran entonces las otras palabras que no resuenen con su voz.

Estar viva

—¿La vida enciende aún más su luz cuando, al hacer arte con esa forma tan maravillosa que es la canción, se da voz y sentido a los que no tienen voz (a lo que no se le permite tener voz) y se ama sus sentidos de pertenencia, de comunidad?

El estar cerca a la muerte, cuando estás cerca a la muerte, no eres la cantante, ni la filósofa, ni la actriz, ni el político, eres un ser humano que transita por ese camino del desapego de la vida, y regresas. Entonces todo esto te induce de todas maneras, como ha sido mi caso, a que el regreso a la luz tenga que tener nuevos contenidos y esos nuevos contenidos no son una variante musical, ni es una variante de la raíz que uno busca en su universo, sino es la escogencia de un material que diga más, más de uno mismo, más de lo que no se dijo.

Y esto tiene que comprometer necesariamente la segunda parte de tu pregunta: que es el cantar para los que no tienen voz. El tema de cantar para los que no tienen voz es que tampoco puedes ponerles una voz que no sea la suya y por lo tanto tienes que hacer un ejercicio contigo mismo de cantar como cantarían ellos, los sin voz, y que sería cantar una canción más esencial, menos rebuscada, con menos lenguajes complejos, como muchas veces está en la poesía que yo canto. Para ponerle voz a los sin voz yo regreso a una raíz, donde sin dejar la poesía busco también una nueva voz primordial: decirle a la gente, desde lo pequeño, la importancia de estar vivo, transmitirle desde el amor.

Ponerle voz a los sin voz es un compromiso mayor. Antes de lo vivido me era más cómodo, tenía una visión del otro como más idílica y me ha costado entender que el otro no soy yo y que yo debía tener una visión más integral. Creo que el tiempo y el haber estado cerca de la penumbra te da un cierto tipo de sabiduría y la sabiduría es, como diría Pepe Mujica, tu presidente, tu amado presidente: “Hay que luchar por la vida, por la esencia de la vida, y no hay que distraerse en lograr cosas materiales a veces tan innecesarias, sino vivir con mas austeridad y por ello con mas decencia…”. Lo escuche decir una vez que vino al Perú… y entendí mejor, que, si algo me ha dado la vida, es el haber transitado por todos, todos, casi todos los caminos y rincones. Ahora me propongo cantar en canciones mas esenciales, pero con el mismo amor a la gente que no tiene voz y ojalá para darle quizás una voz real y poderosa.

La canción, lo político, la poesía

No hay que confundir hacer una canción que tenga un compromiso con hacer política —afirma Susana Baca.

—¿Qué es, entonces, un cantar comprometido?

Cantar comprometido no es hacer política, es decir cosas con más decir, nada más que eso. Porque la opción de hacer política es de quien las recibe, con lo que recibe. Yo cuando canto al amor, estoy cantando también a la política porque el hombre que reciba esa canción de amor, amará mejor y quizás se anime a hacer la revolución. Me pregunto: ¿Acaso sembrar una rosa que va a despertar ternura, admiración, encantamiento, es hacer política? ¿Lo es y no lo es? ¿Política en el sentido militante, en el sentido, no sé, formativo de política? Quizás no, pero hacer cualquier acto que compromete una emoción y que va a contaminar de esa emoción al otro, es hacer política y eso es lo mejor de la vida de un artista, en todo lo que podemos hacer, desde sembrarnos rosas hasta hacer una declaración de protesta contra los asesinatos de Gaza. También todo eso es una política porque forma parte de un hombre que tiene múltiples identidades, múltiples percepciones y múltiples maneras de actuar.

La música no es política como esencia, pero puede convertirse en el público receptor, en un arma política, como diría (parafraseando) a Gabriel Celaya el poeta español: ‘la música es un arma cargada de futuro’.

03 “del archivo propiedad de susanabaca”.jpg

“El temor de salir y no poder abrazar a todos”

—Con una trayectoria musical tan extensa, ¿cada vez que usted sube a un escenario la experiencia se convierte en única, se descubren sentidos nuevos en la interacción con sus músicos y con el público?

Siempre que uno sube al escenario, sobre todo una persona como yo, que le tiene miedo al escenario, que le tiene miedo a esos ojos divinos que te miran y que a veces se conmueven y pueden llorar, ¿cómo decirles cosas bonitas y cómo decirles cosas intensas? Siempre hay un miedo y para mí nunca hay una experiencia que pueda decir: esto es una o unas repeticiones de las de ayer. La experiencia en términos científicos es la constatación de algo, en este caso de la música y con la emoción no se constata nada, y más cuando hay magia.

Lo único que se constata es el temor de salir y no poder abrazar a todos, porque yo me siento abrazada por todos y esto sería la experiencia única para mí, para el otro quizás que no me puede ver todos los días, también será una experiencia única, ese es lo maravilloso de estar, de ser artista y cantar y estar en la escena.

“Te inventas el entusiasmo pensando en el otro”

—¿Cuáles son las variables que entran en juego a la hora de definir el repertorio para un concierto? ¿Son ideas narrativo-expresivas, son sonoridades, son memorias? La industria suele imponer un factor: difundir el último lanzamiento discográfico. Pero esto (¿a veces?) parece convertir o reducir el hecho artístico a mercancía que pelea por su valor en el mercado.

A los 80 años uno aprende a descubrir muchas cosas que antes en el tiempo y la quimera no te permitía mirar. Un concierto se convierte en una obra, y una obra que tiene un precio, el precio que me paga el público por salir a cantar y que me permite caminar y vivir, lo que también requiere de atenciones, requiere del compromiso desde mi parte para darle a ese público lo que espera de mí. ¿Y entonces esto puede condicionar de alguna manera un repertorio? Sí, esto puede hacer que uno pueda escoger dentro de ese repertorio lo que se debe cantar o no. Puede ser que promocione este último disco, todo eso forma parte de ese entramado que es estar vigente, porque el público también quiere estar vigente.

Tengo tres o cuatro canciones emblemáticas que no las puedo quitar del repertorio y que a veces me aburren en una gira de cuarenta conciertos y cantarlas todas las noches. Sin embargo, cada público diferente de cada noche me las va a pedir y entonces es eso, es esa interacción, un entusiasmo. Te inventas el entusiasmo pensando en el otro, en los ojos del otro, que el otro también viene a escucharte, en lo nuevo, pero también en aquello que te acercó en su primer momento, esa canción puente y entonces hay ambas cosas: está la industria, que quiere promover cosas tuyas nuevas, porque tú también te renuevas; pero también tienes que tener aquellas cosas que, como una madre le dice al hijo hasta el cansancio ‘te quiero hijo’ y está siempre, o sea: hay cosas que se repiten, siempre se repetirán. Es imposible que me baje del escenario y no cante Negra Presuntuosa. Es imposible que me baje del escenario y no cante María Landó. Pero tengo que tener la magia para hacer que una nueva canción se convierta en esa que quiero también cantar ahora y ese es el desafío del concierto de Uruguay, es cantar cosas nuevas y cantar cosas que nos hacen abrazar lo que ya nos abrazó.

—Es cantar con la memoria…

—Cantar a Viglietti, cantar a Benedetti, esa es la memoria, ahí está la memoria de lo que he vivido, de lo que he cantado. Y recuerdo los momentos hermosos que tuve cuando cante y me encanta recordar por ejemplo, las caras lindas de estas niñas maravillosas del grupo La Melaza, también de nuestro encuentro con el único negro grande en su ser y en su tamaño que tienen los uruguayos, Rubén Rada, y saber cantar un tango como canta esta mujer maravillosa Malena Mulaya. En fin, Uruguay es muchas cosas. Es la China Zorrilla y ni qué decir del Uruguay que nos regó y nos ayudó a crecer con muchas almas inmejorables allá en los 80, claro, desde el dolor del exilio. Son amigos maravillosos que llegaron perseguidos, pero que en Perú hicieron librerías, que hicieron cafés de diálogo, que nos trajeron su mate eterno y que intentaron, eso sí, sin éxito en mi caso, enseñarme a tomarlo.

Lo afro, el dolor, la fiesta

—En todo nuestro continente la música de raíz afro tiene no solo un valor fundante de las identidades, sino que articula los sentidos del presente y actúa como potenciadora de mixturas con otras músicas. En el caso de Perú, y a partir de su experiencia en los campos de la investigación, la composición y la interpretación, ¿cuáles serían los rasgos más potentes de la música afro dentro la canción popular de su país?

El tema de lo afro, de la raíz afro en nuestro continente, creo que tiene un denominador común: lo afro es, aún con el dolor con el que se produce, es una música que nos lleva a la fiesta, a la alegría, al sentido de vivir. No conozco en ningún lugar de nuestra América que la música afro no tenga esas virtudes. Y nos junta a todos, necesariamente, por una razón muy simple, porque están cantadas en el lenguaje del colonizador, el castellano. No conozco ningún grupo de países en nuestra América que lo afro no esté vinculado a una lengua materna, portugués en el caso de Brasil, pero igual colonizador, o español en nuestros países, igual lenguaje de colonizador.

Lo afro nos junta por nuestra rítmica; nuestros acentos son de tal sutileza, porque todos tenemos la misma raíz y lo que nos queda es la sutileza del ritmo.

Yo creo que los rasgos más importantes de la música llamada afroperuana está en dos cosas fundamentales. La primera, que es una música que se expresa con mayor fuerza en la Costa peruana. El Perú es un país que tiene como dos identidades muy fuertes, una identidad prehispánica que es el mundo andino que está en las provincias de altura Cusco, Puno, Ayacucho, Huancavelica, que son provincias además con gentilicios quechua hablantes. Y hay una mitad del territorio peruano que es el de la costa, que contiene aproximadamente 20 millones de habitantes y que todos son castellano hablantes y donde la música afro ha hecho un proceso interesante.

Lima es una ciudad que en la centuria de los 1600, 1700, fue una ciudad de afro. El 70% de la población afro estaba en la ciudad de Lima y era una ciudad de negros, creo que como Buenos Aires. Con las enfermedades, guerras y en los procesos de adaptación y resistencia, la población afro fue mermándose hasta convertirse del 70% a un 4%. Y ese 4% se manifiesta mucho más en las zonas más bien rurales de la Costa, y entonces gran parte de la música de raíz afro peruana proviene de la zona rural, donde la simbiosis, la junta con el mundo andino es muy fuerte.

Porque además hay un elemento que vincula a estos gentilicios y es el tema religioso, un tema de fe religiosa. Casi todas las canciones tienen como un eje motivador o inspirador la adoración a Dios, al Dios cristiano, al Dios católico, Estas canciones que se mantienen vivas tienen esta fuerza que se ha ido hoy en día con una puesta de moda de las poblaciones afro, del éxito de lo afro en términos de música, cocina, deporte, hasta en lo erótico. Lo afro, entonces, ha tomado vigencia, ya hay una producción musical que habla de esto desde la parte urbana. Pero en general casi toda la música afroperuana mantiene esa cadencia y esta poca capacidad de haberse mezclado tanto como ha sucedido con la cumbia colombiana, como ha sucedido con mucha de la música brasilera,

¡Somos tan fuertes que nadie nos vencerá y a escucharnos se dijo! Porque, si no han entendido esa parte que es más bien suave, les doy una clase total sobre instrumentos, rítmicas en la zona, la explotación de la caña, la explotación del café, los modos de esclavitud y el dolor surgido de este trato.

00010 “del archivo propiedad de susanabaca”.JPG

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO