Alcira, el misterio, la poesía y el nacimiento de un mito

Poco se sabía de ella hasta que el fotógrafo Agustín Fernández Gabard decidió volver sobre la vida de su tía abuela, a quien había conocido en la década del ochenta, cuando él tenía 8 o 9 años. Fue, según relató Agustín, un proyecto que parecía imposible de concretar pero que era una suerte de compromiso familiar.

Tras 14 años de investigación y de producción, esta aventura que transitó entre México y Uruguay se concretó en el documental Alcira y el campo de espigas, cuyo estrenó fue en el mes de marzo en el festival internacional de Málaga, y, poco después, recibió el premio del público en la reciente edición del Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay organizado por Cinemateca.

Esta ópera prima del joven fotógrafo uruguayo se podrá ver a partir del jueves 4 de mayo en varias salas del país: Cinemateca, Sala B del Auditorio Nelly Goitiño, Life Cultural Alfabeta, Centro Cultural Florencio Sánchez, Centro Cultural Julia Arévalo, Centro Cultural Alba Roballo, Casa de la Pólvora, Sala Lazaroff, Cine Mercedes, Casa de la Cultura de Paysandú, UDELAR Regional Salto y Pequeño Teatro Durazno.

Del misterio al mito

Agustín Fernández Gabar ha contado que Alcira era un personaje misterioso de su familia. Maestra y poeta, emigra a México en los años cincuenta y retornó a Uruguay en los ochenta. Los contactos con su familia durante todo ese tiempo fueron relativamente escasos hasta que se interrumpieron totalmente.

¿Qué había pasado con ella en esos años? ¿Qué hacía en México y en la UNAM? ¿Por qué se había convertido en un mito de este reconocido centro de estudios?

Hacia fines de los años sesenta, Alcira vivía y trabajaba en el campus de la UNAM, y desde ahí había estabecido contacto con la escena poética de la capital mexicana.

En setiembre de 1968, el ejército tomó por asalto y ocupó todas las instalaciones de este campus. En este violento episodio, Alcira logró esconderse en un baño de la torre de la Facultad de Humanidades, y allí permaneció durante los doce días de la ocupación, sobreviviendo apenas con agua y papel como comida. Cuando el ejército se retiró, algunos amigos, como el poeta Rubén Bonifaz Nuño y el historiador Alfredo López Austin, la encontraron y rescataron en un frágil estado de salud.

A la postre, su resistencia se convirtió en un mito para el movimiento estudiantil y para toda la UNAM.

El documental de Agustín vuelve sobre esta historia, recupera al personaje Auxilio Lacouture que Roberto Bolaños compuso para la novela Los detectives salvajes a partir de ella, enhebrando su trabajo poético, sus relaciones familiares, pero también su delicada salud psicológica.

AGUSTÍN FERNÁNDEZ GABARD (Montevideo, 1982). Con formación en fotografía, periodismo y derechos humanos, ha trabajado para diversos medios de prensa y ong’s a nivel local e internacional. Ha realizado diversas exposiciones e intervenciones urbanas, así como algunas crónicas y publicó el libro “¡Hasta Borinquen!” junto al periodista Diego Recoba. Han tenido especial repercusión sus trabajos para madres y familiares de uruguayos detenidos desaparecidos, su exposición sobre la Comunidad de Paz de San José de Apartadó (Colombia) con colaboración de Noam Chomsky y más recientemente su exposición/instalación.

El equipo

Este documental se realizó con un equipo integrado por Margarita Brum como productora, Paola Perkal como montajista, Jorge Fierro como director de fotografía y Carlos Casacuberta como responsable de la música original.

La postproducción de sonido estuvo a cargo de Santiago Carámbula y Sebastián Cerveñansky fue responsable de la postproducción de imagen.

La película contó para su producción con el apoyo del FONA y Montevideo Socio Audiovisual de la Intendencia de Montevideo y el estreno se realiza con el apoyo de la línea de promoción de cine nacional del Fondo de Fomento Cinematográfico y Audiovisual que gestiona INCAU y la oficina Montevideo Audiovisual de la Intendencia de Montevideo.