"El tema de la equidad de género ha estado presente desde el comienzo de este proyecto", explicó Robert. "Incluso ha estado presente sin pensarlo como tal, surgió naturalmente dada la gran cantidad de talentosas artistas que tenemos por acá y también en la región. Ese debate, no estaba ni instalado hace diez años. De todas formas, viendo hacia atrás ha sido bastante importante la presencia femenina en todas las ediciones del festival".
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Con respecto al espectro de géneros y estilos a los que apunta el festival, "tratamos de cubrir un amplio abanico para que sirva como muestra de los nuevos sonidos, siempre cuidando la calidad y no forzando nada".
Este año, por ejemplo, "en la primera noche (viernes 3) se presentarán artistas que apuntan a una estética sonora más urbana y moderna, como son las propuestas de Mica Sotera, de Argentina, y Juano, de Uruguay. El sábado 4 recibimos al argentino Rafa Doorish, que aborda sonidos del folklore y del Río de la plata con marcada influencia de la trova latinoamericana; por otro lado, compartiendo la noche se presenta el compositor minuano Gonzalo Rezk, cuya música fluye entre diversos géneros como el rock, pop, funk, folk y jazz, pero con marcada influencia de raíces uruguayas como el candombe. Yendo al domingo 5, última noche del festival, se presenta Proyecto Manantial, de Uruguay, una propuesta más experimental con matices del Indie Pop alternativo, y Caro Cruces, también de Uruguay, que va por el camino del pop rock y baladas".
Dado que este año el festival cumple su primera década, "tendremos dos invitados especiales: Gonzalo Deniz y Papina de Palma. Gonzalo cerrará la noche del sábado y Papina la del domingo, dándole un toque singular, ya que ambos artistas participaron de la primera edición del festival en el año 2015".
Jugarse por la militancia cultural
Sostener un proyecto de festival durante una década entraña un sinnúmeros de desafíos, de hallazgos y logros, de frustraciones. ¿Cómo se evalúa esta historia?, ¿por qué vale la pena jugarse por un festival así?
Robert disparó sin darle muchas vueltas al asunto: "Efectivamente, tal como lo mencionas, se transita por todas esas etapas y en ese camino es que se va construyendo el proyecto. Sin dudas que no es nada sencillo llevar adelante una iniciativa independiente en nuestra escena cultural, en este caso, más precisamente musical".
El problema, siguió, es que "hay poco apoyo en general, pero más aún si la propuesta no está emparentada con artistas que 'generen negocio' y corten tickets fácilmente, eso en el ámbito privado. Por otro parte, el Estado carece de espacios e instancias donde postular, ya que lo que hay es tan acotado, que se hace muy difícil acceder ante la enorme cantidad de artistas y proyectos que se postulan. Sin entrar en terrenos más oscuros, como los criterios de selección y amiguismos, que están a la orden del día. Por lo tanto, hay que creer mucho en lo que puede aportar el proyecto y jugársela en una especie de militancia cultural y seguir adelante. Te diría que, ante todo, si vale la pena, porque miro hacia atrás y veo la cantidad de artistas que pudieron aprovechar la oportunidad que da el festival para mostrar su arte".
Se viene el concurso
Este año, además del festival, Canciones de Otoño se la jugará por una segunda edición del concurso de canciones.
"Aún no tenemos definida una fecha exacta, pero si lanzaremos la convocatoria en el mes de junio, al igual que la integración del jurado. Aunque si puedo adelantar que la gran mayoría de ellos fueron parte de la primera edición", explicó Robert.
"Estamos muy entusiasmaos con esta segunda edición porque la experiencia del 2022 fue excelente. Se inscribieron más de 200 artistas y la que obtuvo el primer premio (grabación y edición del primer disco) posteriormente ganó el Premio Grafitti como Mejor Artista Nuevo. El círculo se cerró perfecto, digamos".