Conocer la historia de Delia González es una oportunidad para aprender a mirar a las mujeres que nos rodean y muchas veces son invisibilizadas. Una invitación a buscar la otra mirada de las historias, a legitimar otras voces, aunque se refugien en el silencio. La directora de este documental, Victoria Pitoka Pena -quien forma parte del entorno cercano de la familia Mazzarovich González-, nos muestra con convicción, sensibilidad y valentía que detrás de los relatos que más resuenan pueden existir otros tan potentes como necesarios para construir la memoria colectiva. “Crecí escuchando la historia de este día: el día que Jorge fue liberado luego de 11 años sin estar en casa. Sin embargo, nunca había pensado en ella”, narra la voz en off de la directora al inicio del documental.
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En diálogo con Caras y Caretas, Pena explicó que su motivación para contar esta historia fue todo lo que no sabía de Delia, una mujer que conocía desde niña. “Darme cuenta de que no sabía nada sobre su historia y lo que había pasado con ella mientras Jorge estuvo preso fue lo más impactante. No sabía nada de ella como no sé sobre muchas otras mujeres”. Fue así que la directora, guiada por su intuición y sensibilidad, supo que Delia tenía mucho que decir. “Comencé a imaginarme cómo se hacía para pasar once años construyendo un vínculo de pareja a la distancia física, cómo se reconfiguraba la vida familiar. La película en un primer momento tenía que ver con eso: cómo se sostenía una familia con una ausencia física. Después fue fluyendo hacía otros lugares, pero el puntapié inicial fue lo poco que conocemos las historias de muchas mujeres”.
Consultada sobre la decisión de abordar temas tan fuertes como la dictadura y el rol de género, Pena expresó: “Son temas enormes y es difícil pensar en mostrar una sola posición. La idea no es concebir la película como una lucha de unos contra otros, sino desde una concepción de las estructuras familiares. En un comienzo, cuando no tenía tan clara la película, la pensé como una cuestión más familiar, aunque siempre con la idea de hacer un rescate sobre el tema de la mujer, de hecho, el nombre de la película siempre fue Delia. La película inicial era más compartida, pero cuando fui leyendo lo que Delia escribió se hizo más patente la necesidad que hablar de su vivencia. En sus escritos, Delia expresa con inteligencia, sencillez y lucidez lo que implica ser mujer, algo que forma parte de debates actuales. Fue así que la película dio un vuelco. Los relatos de sus hijos y su esposo son sobre ella, todo está en función de ella y lo que no pudo decir. Decidimos dejar afuera las historias individuales de Gabi, Dani o Jorge, que también fueron muy fuertes, por lo que fue una decisión difícil”.
La película
En el año 2016 Pena le transmitió a la familia la idea de hacer una película sobre Delia. Ella aceptó, la familia estuvo de acuerdo y así inició un proceso que duró siete años. En el rodaje, que llevó cinco años, la acompañó su amiga y productora de la película, Eugenia Olascuaga, y el sonidista Andrés Costa, junto a quienes, desde entonces, frecuentó la casa de esta familia para documentar su historia.
Con respecto al proceso creativo, la directora aseguró que al inicio no había una idea específica, sino que se dio durante el rodaje. El punto de partida fueron las cartas que se escribían Delia y Jorge mientras él estuvo preso, pero eso cambió cuando llegó a manos de la directora un tesoro inédito: poemas escritos por la protagonista que nunca nadie había leído, ni su familia. “Al comienzo no sabía cómo contar la historia porque me interesaba rescatar el pasado, pero no en formato de entrevista armada, entonces empecé a pensar qué dispositivos podía usar y se me ocurrió leer las cartas que entraban y salían del penal. Sentí que el dispositivo de leer todas las cartas junto a la familia podía ayudar a comprender, a hablar con ellos sobre esos días, y así fue. Esa confianza e intimidad que se generó con Delia habilitó a que ella me diera los poemas que había escrito. Al final las cartas no están tan presentes porque con los poemas se abrió otro universo. Las cartas eran conocidas, pero los poemas no los había mostrado nunca”.
La poesía de Delia da cuenta de las implicancias de su condición de género, su amor, sus miedos, angustias, incertidumbres, cansancio, alegrías, así como de sus deseos de libertad. “Como quisiera no ser mujer”, escribe en uno de sus textos. En el documental se puede ver la reacción de su familia cuando se enfrentan por primera vez a estos sentimientos que desconocían. Además de la lectura de poemas y los testimonios de Delia, Jorge y sus hijos, Daniel, Gabriel y Santiago, el documental ostenta bellas fotos de archivo que están perfectamente ensambladas con los sonidos. “Cuando empezamos a probar con los poemas tampoco queríamos que la película fuera lecturas y lecturas. Entonces vimos la oportunidad de empezar a armar ambientes sonoros que también contarán, que construyeran el ambiente de esas fotos fijas preciosas. Utilizamos materiales sonoros que tanto el sonidista como yo teníamos de nuestra propia vida. Más allá de las escenas de la vida cotidiana, y las charlas, el recurso de utilizar mi voz fue una puerta de entrada a los cuadernos de Delia, que habilitaron el marco más poético”.
Cuando Pena comenzó a filmar el documental había muchas vivencias de la familia que ya conocía, pero otras la fueron sorprendiendo durante en proceso. “Lo que más me sorprendió fue Delia, todo lo que guardó durante tanto tiempo, su forma de escritura. Yo intuía que había algo en ella muy potente, pero nunca pensé que fuera tanto, que lo que ella escribía me iba a llegar de esa forma”. La directora contó que, al ver la película con otras personas, confirmó la potencia de las palabras de la protagonista. “A la gente que la ve, por lo general le re llega”, aseguró.
Contó que el principal desafío que le impuso la realización de este documental fue “el cuidado, el respeto y los límites” hacia la historia intima de una familia. “Más allá de que yo conocía a la familia, es importante manejar el respeto. Nuestro vínculo de confianza nos dio tranquilidad, ayudó mucho, pero algunos días de filmación pasaron cosas muy fuertes y yo estaba muy nerviosa antes de grabar”.
Sobre lo que significa Delia en su vida, la directora expresó: “Fue una invitación y un regalo. A detenerme. A volver a mirarme a mí, a las mujeres con las que comparto la vida, y a pensar en los silencios que muchas veces las familias decidimos resguardar”.
Sobre la directora
Victoria Pitoka Pena, nacida en 1987, es licenciada en Comunicación y docente. En 2011 realizo la maestría especializada en Dirección de Fotografía en la Escac. Se define como realizadora y trabaja como directora de fotografía y en departamentos de cámara en cine. Algunos de los proyectos que dirigió fueron Cambalache, estrenada en Televisión Nacional y TV Ciudad en 2021, y el largometraje Carmen Vidal mujer detective, en el que participó como codirectora de fotografía. Delia es su ópera prima como directora, largometraje documental producido por Monarca Films en coproducción con el estudio argentino Groncho.
Ficha Técnica de Delia
- Uruguay, 2021, 72 min.
- Guion y dirección: Victoria Pena Echeverría
- Productora: Eugenia Olascuaga Fierro
- Casa productora: Monarca Films
- Coproductora: Rocío Pichirili, Groncho Estudio
- Dirección de fotografía: Victoria Pena Echeverría
- Montajista: Magdalena Schinca Damian
- Diseño Sonoro: Andrés Costa Carbajal
- Música: Tatu Estela
- Corrección de color: Guido Tomeo
- Coordinación de posproducción: Valentina Gedanke
- Identidad gráfica: Lucía Cardullo
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