Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://twitter.com/CheNetflix/status/1919844618205622363&partner=&hide_thread=false
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/netflix/status/1919844620151714288&partner=&hide_thread=false
El anuncio está, faltan los detalles
Cierto es que esta confirmación de la segunda temporada despierta nuevas expectativas sobre esta realización dirigida por Bruno Stagnaro, y con las elogiadas actuaciones de los argentinos Ricardo Darín y Carla Peterson, y del uruguayo César Troncoso ("que se come la pantalla", literalmente, con una performance soberbia).
Pero los ánimos reencendidos ahora, tras el exitoso estreno realizado el 30 de abril (fecha en la que quedaron disponibles los seis episodios), tendrán que calmarse un poco.
La producción de la primera temporada fue compleja, tanto como el proceso de adaptación de la novela gráfica publicada por primeras vez en 1957 y que devino emblema nacional en la vecina orilla.
Por esta razón se estima que el próximo ciclo de episodios insumirá un tiempo importante de realización y se especula que su arribo a la plataforma sería, con suerte, en 2027.
Igualmente, que las peripecias de Juan Salvo (Darín), el "Tano" Favallo (Troncoso) y Elena (Peterson) tengan continuidad es tremenda noticia. La nieve tóxica que acompañó la invasión extraterrestre a Buenos Aires, el enemigo incierto, desconocido, las tácticas de supervivencia, tienen cuerda para rato.
Suceso planetario
El estreno de "El Eternauta" causó tanto furor como polémica. A poco de su desembarco oficial en Netflix, se convirtió en la serie más vistas en varios países, como Argentina y Uruguay. Y el ranking, sabemos bien, manda (y su algoritmo también).
A la vez, la adaptación al presente que hizo Stagnaro, que contó con la supervisión de uno de los nietos de Héctor Oesterheld, llegó en un tiempo político particularmente encendido en Argentina. Con la embestida violenta y destructiva del presidente libertario Javier Milei, la economía de este país sufre uno de los terremotos más difíciles. A esto hay que sumarte la instalación de la violencia tanto como factor estructurante del lenguaje (en las redes sociales, en los discursos oficiales, en las entrevistas periodísticas) como de las acciones represivas.
Tal contexto ha hecho que "El Eternauta" vuelva a ser territorio de disputas, de oposiciones acaloradas. Y está bien que así sea. Todo hecho simbólico es territorio de batalla. Allí se libra el combate por el sentido, por la construcción de lo comunitario, de lo público, de lo propio. Los cuerpos, la palabra, las imágenes, los sonidos, vuelven a (re)interpretar la historia, recomponen sus narraciones, revuelven el presente. Esto abre la discusión sobre cómo juegan al truco hasta qué significa la nieve tóxica o quién es ese enemigo que no se ve, salvo por algunos indicios monstruosos, y que vino de un más allá de lo conocido.
¿Es una metáfora política? Claro que sí. La propia historia de vida de su guionista, Oesterheld, da cuenta de ello: perseguido, desaparecido él y parte de su familia directa. Tras la adaptación al presente para las pantallas on demand por internet, ¿el enemigo es Milei?
Una y otra obra (la novela gráfica original y su adaptación al formato serie) están paridas y se explican por esos contextos.
Aunque el algoritmo concebido por las empresas que controlan la circulación de bienes simbólicos no les guste, las injusticias, esas que convierten en drama la asimetría social, así como la violencia, el recorte despiadado de los recursos para el arte, la cultura y la supervivencia diaria, tienen que ser denunciados. Y así debe ser aunque haya que "manipular" las reglas de la industria y buscarle una vuelta de tuerca a las pautas que sentencia qué es lo correcto y lo incorrecto en materia de ficción.
