A partir de mañana, miércoles 4 de mayo, se exhibirá Sobre pérdidas y paraísos en el Museo Histórico Cabildo, un nuevo proyecto del reconocido artista uruguayo Federico Arnaud.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Esta muestra es el resultado de una investigación de Arnaud en objetos coloniales y postcoloniales del acervo del Museo Histórico Cabildo, que, como explica el artista, fueron abordados en forma crítica "en un proceso que en sí mismo pretende unir e hibridar culturas y visiones estéticas antagónicas".
"El resultado es una fusión que siempre lleva el lastre de la subordinación de una cultura 'occidental' sobre la 'otredad' de las otras culturas". En tal proceso de creación, los significados que portan esos objetos se desplazan para activar un nuevo juego significante en el presente. A través de estas relocalizaciones también se movilizan nuevas reflexiones sobre los "conflictos que se disparan en la confrontación de identidades latinoamericanas".
Sobre esta muestra, Nicolás Guigou escribió: "Unos muebles que exhiben y construyen escenas profundas y dolorosas de ese abrazo no deseado (todo un oxímoron) que va conformando estos territorios, estos tiempos, estos cuerpos. Colonización, colonialismo, poblado de rostros horrorosos, cuerpos descompuestos y una mismidad de la cual apenas podemos salir para avizorar otros futuros, otros pasados, otros tiempos. En la cercanía, tal vez unas sillas-altares, tal vez también unos muebles-altares y unas series-conjunciones de objetos, sujetos, entramados de relaciones que atentan contra toda intención fácil –occidentalista y blanca- de establecer una taxonomía racional y cierta capaz de dar cuenta de los intersticios que en el emblemático sitio escogido –y revisitado- por Federico Arnaud, el tan nuestro Cabildo de Montevideo, se van, paradójicamente, manifestando. Desmontar la racionalidad caucásica que nos atrapa como una segunda piel, parece ser la gran tarea del arte político en nuestra contemporaneidad. El trabajo de Arnaud viene a completar desde una propuesta mitológica, mitopráctica y profundamente afectante, este nuevo campo de posibilidades más allá de clasificaciones, taxonomías y sincretismos, en el cual una nueva forma de devenir parece convocarnos en estas tierras y en estos mundos".
La modernidad y la belle époque
Junto con la muestra de Federico Arnaud, el Museo Histórico Cabildo también exhibirá a partir de mañana el proyecto Montevideo, la belle époque, una muestra que se enfoca en una estética que conquistó territorios y sensibilidades en la transición del siglo XIX al XX, y que dejó profundas huellas en la capital uruguaya; como artistas invitados participan tres figuras de referencia en el medio plástico local: Mª Agustina Fernández, Alfredo Ghierra y Martín Sastre.
La llamada belle époque se extendió en el período histórico que va aproximadamente desde 1871 hasta 1914. Años de relativa paz y desarrollo, en los que el porvenir se anunciaba de forma optimista y donde la fe en el progreso, la ciencia, la tecnología y la moda generaron transformaciones culturales y económicas que influyeron en todos los estratos sociales. Esta modernidad que fue signo y emblema de occidente tuvo en Montevideo expresiones clave para la reconfiguración del paisaje urbano, que hasta el presente siguen configurando parte de la identidad local.
La modernidad -escribió Rosana Carrete, directora del museo- "se caracterizó por apostar a lo nuevo, a confiar en el poder del hombre para cambiar el mundo. Hoy asistimos al fin de los grandes relatos, la historia se acelera y la superabundancia de acontecimientos cambia la manera en que percibimos el mundo. Ante este cambio de paradigmas, ¿cómo nos define la arquitectura que conforma nuestro paisaje urbano?, ¿qué dice en torno a la relación entre sus habitantes?. ¿A quién o a qué se quiere parecer Montevideo? ¿Es símbolo de estos tiempos un paisaje urbano uniforme de vidrio y cemento armado, despojado de aquel eclecticismo historicista que fue carácter identitario de nuestra ciudad? ¿Es banal preocuparse por cuestiones estéticas en estos tiempos? ¿O es considerar a la estética como una de las formas vinculares con la realidad, ya que nos genera una afectación emocional? ¿Es que la emoción no vale nada?"