El libro de Fernando Amado "El comandante sin Jefe" sobre la carrera militar y política de Guido Manini Ríos, sale a la calle en un momento en que Cabildo Abierto y su líder está pasando por un momento de tensión con el gobierno nacional, pero esto claramente superó los planes del autor.
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De hecho fue concebido bastante antes de su publicación, pero en el momento político que toma estado público, se parece un poco a un éxito editorial.
Decimos éxito editorial porque alguna de las revelaciones como la que trajo tanto debate público sobre si Manini empezó a organizar una fuerza política siendo aún Comandante en Jefe y sus apreciaciones sobre el Presidente Luis Lacalle Pou, generó no pocos ruidos en el sistema político y en la interna de su propio partido, Cabildo Abierto.
Sin embargo estos ruidos en la interna (algo parecido le pasó a Mujica con "Coloquios" de Alfredo García) habla más del "divorcio" que se produce entre la necesidad de los entrevistados de dejar plasmados sus pensamientos y circunstancias, de los inmediatos intereses políticos partidarios.
La pluma de Fernando Amado resulta más que oportuna porque como hijo de otro general (Fernán Amado), le permite comprender y transmitir los "códigos" del universo castrense, tan lejano y a veces incomprensible para el Uruguay civilista.
Amado reconoce que debió sortear desconfianzas mutuas, pero sobre todo la del entrevistado que como me le expresó en la primera reunión de coordinación de las entrevistas, "Usted está del otro lado del espectro político".
En las 350 páginas del libro Amado recoge además de la versión de Manini sobre su carrera militar y política, las visiones de otros integrantes de Cabildo Abierto, y suma la de José Mujica y Lucía Topolansky entre otros, más una importante cantidad de citas de medios de comunicación en distintas plataformas.
Amado ayuda a comprender (sin ánimo de que se tenga que compartir e incluso creer) como el pensamiento político de Manini Ríos esta matrizado por su formación y abolengo en la política uruguaya, pero sobre todo por su praxis en la Institución militar.
No era raro que Manini con cerca de 30 años como paracaidista, "cayera" en la política nacional.
Pero Amado anuncia a los lectores (¿advierte?) que los elementos que aquí se encuentran concluyen en el reduccionismo tan político y uruguayo de aportar para quienes comparten preocupación (por la presencia de Manini y Cabildo Abierto en la política nacional) como para quienes miran su crecimiento con esperanza.
Al decir del propio Amado, "va a enojar a algunos y agradar a otros".