Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME
Cultura | Françoise Gilot |

Françoise Gilot ¿musa o víctima?

¿Quién fue la amante que logró escapar de Picasso?

La vida de Françoise Gilot terminó esta semana: 101 años en los que una historia fascinante tras escapar de su posesivo amante, el genio malagueño.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

La reciente muerte de la artista Françoise Gilot puso de relievo nuevamente los demonios del artista español Pablo Picasso, venerado como un genio de las artes, pero con un lado oscuro que arrastró a varias de sus musas y amantes.

La propia Gilot, que falleció tras recientes dolencias cardiacas y pulmonares, no dudó en calificar de “infierno” su vida como amante y musa de Picasso, con quien tuvo dos hijos, aunque nunca se casaron.

A diferencia de otras mujeres en la vida del gran referente del cubismo, Gilot le plantó cara y supo escaparse de su larga y poderosa sombra, una suerte que no corrieron otras musas del autor del “Guernica”.

“Pablo fue el amor más grande de mi vida, pero tenías que tomar medidas para protegerte. Lo hice, me fui antes de que me destruyeran”, le relató Françoise a Janet Hawley en un reciente libro.

En dicha plática, Gilot aseguró que las otras mujeres “se aferraron al poderoso Minotauro y pagaron un alto precio”. De hecho, la bailarina Olga Khokhlova cayó en una profunda depresión cuando Pablo la dejó; su ex amante Marie-Therese Walter se ahorcó; su segunda esposa, Jacqueline Roque, se pegó un tiro; y la más famosa de sus musas, la artista Dora Maar, sufrió una crisis nerviosa.

Según Gilot, Picasso era “asombrosamente creativo, un mago, tan inteligente y seductor... Pero también era muy cruel, sádico y despiadado con los demás, así como consigo mismo”.

amante de Picasso 2.jpg

Caballo viejo

Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nemopuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso, según reza el certificado de nacimiento de quien revolucionaría años después el arte moderno, superaba ya los 60 años cuando sedujo a Françoise, una pintora en ciernes, de apenas 21 abriles.

Él estaba casado entonces con la rusa Khokhlova, en la Francia ocupada de la Segunda Guerra Mundial, y ella era amante del fotógrafo, pintor y poeta francés Maar. Se dice que el español la vio en un restaurante parisino, y le llevó un plato con cerezas y una invitación para que lo visitara en su estudio.

Así nació un amorío que duró una década, y del que nacieron Claude, en 1947, y Paloma, en 1949. Pablo solía retratarla como la radiante y altiva “Mujer-Flor" en 1946, y en lo más avanzado de su segundo embarazo, en “Femme assise”, (Mujer sentada), en 1949.

En 1948, el fotógrafo Robert Capa capturó a la pareja en una playa, con Picasso jugando en la arena con su hijo, llevando obedientemente una sombra sobre la cabeza de Gilot. Un lustro después, Francoise decidió abandonar al pintor, para retomar su carrera creativa, y al malagueño no le sentó nada bien.

Pecado capital

Cuando Françoise se fue, Pablo le dijo que iba “directamente al desierto”. El pintor y su séquito la desairó a ella y a su trabajo, al punto que prácticamente tuvo que irse de Francia. Con el paso del tiempo relató que en ese país la vida se le complicó, pues “dejar a Picasso se consideraba un gran crimen y ya no era bienvenida”.

La artista se radicó en Estados Unidos, y ni se molestó en ir al funeral de Picasso, cuando su exmanate murió, en la primavera de 1973. Aparte de sus hijos, la pasión que alguna vez abrigaron y lo que inevitablemente aprendió junto al maestro, no le debía nada ya al hombre que no soportó el despecho de su abandono.

Entre otras razones, porque con su ruptura desplegó una prolífica carrera en la que firmó al menos 1.600 lienzos y 3.600 obras en papel. Fue, además, amiga del gran Matisse, tuvo una hija con el pintor Luc Simon, y se casó en 1970 con el virólogo estadounidense Jonas Salk, inventor de la primera vacuna contra la poliomielitis, con quien vivió en California hasta su muerte, en 1995.

Gilot pasó sus últimos años en Nueva York, donde continuó pintando hasta hace apenas una década. Su obra adornó las paredes del Museo Metropolitano de Arte, el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Centro Pompidou de París.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO