Desde el 15 de noviembre hasta el 24 de marzo del próximo año, la Sala 5 del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV) recibe la instalación Leibniz saltando a la cuerda, del reconocido artista, economista y docente Ricardo Pascale, que cuenta con la curaduría de Enrique Aguerre, director del MNAV.
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Aguerre explicó en su texto curatorial que esta instalación se enmarca en una línea de trabajo del museo, que apuesta a que "artistas destacados del medio" desarrollen en estas instalaciones "un proyecto expositivo, teniendo en cuenta las características espaciales del edificio".
Leibniz saltando a la cuerda es un interesante "ejemplo de instalación pensada y desarrollada para un sitio específico, la sala 5 del MNAV", agregó Aguerre. En ese sentido, Pascale explicó en el citado texto curatorial: "Se observa la hermosa sala 5. Ese es el espacio en donde hacer una intervención temporal. Su largo, su ancho, su altura, su luz, la información que tiene incorporada, es el lugar con que cuento. Tan bello y tan desafiante. El espacio me pide un site-specific, donde habrá una relación casi inseparable entre la obra y el lugar, que toma una realidad tangible que incidirá directamente en la obra".
Matemáticas entre las cuerdas
Esta instalación no es el primer proyecto creativo que Pascale expone en el MNAV. En 2008 presentó Irreversibilidad, que fue curada por la entonces directora del museo, la artista Jacqueline Lacasa. Pero en Leibniz saltando a la cuerda, detalla su curador, plantea un trabajo distinto con el espacio, que está "en consonancia con una suerte de ruptura" en la prolífica producción de Pascale, y "que podemos datar a partir de Viento (2017), en el Museo Gurvich, y El espacio integrado (2020), en el Museo Blanes".
Este nuevo proyecto tiene, sin embargo, una constante en el lenguaje del artista: el interés por las matemáticas y su proyección a la creación. Sus ideas matemáticas se materializan con gruesas cuerdas "que configuran catenarias que cuestionan el espacio expositivo al punto de transformarlo totalmente, de manera radical".
"El dibujo tiene nueve módulos todos iguales. Cada módulo -ya definido- en el techo entra en la tridimensionalidad y tiene once cuerdas cada uno. Cada cuerda cae vertical hacia el piso luciendo una de las funciones más bellas de las matemáticas. La catenaria. Una curva que adopta un material flexible, dócil, pero de densidad uniforme sujeto por sus dos extremos y sometida únicamente a la fuerza de la gravedad".
Tal como en su exposición El espacio integrado, Pascale volvió a invitar a la cantante, instrumentista y compositora Syvia Meyer, que está por estos días en Uruguay, para componer una banda sonora que tiene una fluida conexón con la instalación. Dice el artista: "Será un recorrido de cuerpos no opácidos, sino transparentes, sin filos, con formas que dependen de la naturaleza que pese a su complejidad matemática, tienen una formalización cálida al tiempo que sofisticada, ejecutada con simples cuerdas, respetando el lugar. Será un desfile de esos cuerpos en el espacio, que el espectador observará y descubrirá sentidos impensados".
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