Paola Derquin, Gabriel Collado y Álvaro Pérez trabajaban en los galpones que dispuso la organización Uruguay Adelante (UA) para la logística de las ollas populares.
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El Ministerio de Desarrollo Social (Mides), entonces al mando de Pablo Bartol, hizo un convenio con Uruguay Adelante para proveer a 300 ollas de Montevideo en 2020. La organización privada recibió de manera directa 65 millones de pesos y quedó a cargo de conseguir, acopiar, procesar y distribuir los alimentos. Y de la gestión del dinero.
UA nació en marzo de 2020 como una conjunción de distintos grupos que estaban gestionando ollas populares. Meses antes de que el Mides hiciera el convenio con ellos, el INDA había dejado de enviar insumos para las ollas.
En su página web se definen como una organización sin fines de lucro destinada a combatir problemáticas sociales en Uruguay. Coordinando esfuerzos con otras organizaciones, dicen, colaboran con ollas populares para hacer llegar un plato de comida a quienes más lo necesitan.
Cuando el Mides le adjudicó el dinero a UA la organización no tenía personería jurídica. Una nota publicada en Brecha en junio de este año recuperó las declaraciones de Santiago Pérez Gazzano, referente de UA, en La persiana (Radio Pedal): «El día que UA termine de emitir su personería jurídica, ahí vamos a poder tener gente trabajando [en forma] remunerada. Esperamos [que] sea el mes que viene».
Eso mismo le decían a Paola y a decenas de personas que trabajaban dentro de Uruguay Adelante. Pero les hacían afirmar (y firmar) que su labor era voluntaria, para evitar cualquier clase de denuncia o problema.
Tras meses sin estar en caja, Gabriel fue cesado de su puesto. En la nota de Brecha antes mencionada se informó que él «había tenido discusiones con las autoridades de UA por las condiciones de trabajo en el galpón donde se acopia la comida para las ollas populares. Hasta hace pocos días, allí no se les daban zapatos para trabajar, no había microondas para calentar la vianda y, además, las ratas abundan en el recinto, coincidieron las fuentes. Gabriel cobraba 800 pesos por día, en efectivo, por trabajar en el fraccionamiento de la mercadería de lunes a miércoles, ocho horas cada día».
Ahora él, Paola y Álvaro llevaron el asunto al Ministerio de Trabajo.
Caras y Caretas dialogó con Paola Derquin sobre las condiciones de trabajo, las indicaciones de los referentes de UA y la denuncia. Al momento de cierre de esta nota los trabajadores estaban por asistir al Ministerio de Trabajo. Más información podrá obtenerse en la edición de este viernes 30 de julio de Legítima Defensa.
¿Cómo llegaste a Uruguay Adelante?
Yo conocí a Santiago Pérez en el galpón de Corrales, cuando recién arrancó la crisis, en una reunión. Le pasé mi número y nos pusimos en contacto. En junio fui [representante de] una de las ollas invitadas por él cuando se hizo aquel guiso de lentejas. Nos integramos a Uruguay Adelante. Siempre fuimos voluntarios hasta que salió el tema del pago, porque a lo que no éramos remunerados no teníamos que ir todos los días. En febrero [de 2020] se informó del pago.
¿Cuáles eran las condiciones de trabajo?
Las condiciones de trabajo eran malas. Nos daban una remerita y un tapabocas en el galpón. El último día que estuve, Gabriel [su compañero de trabajo] me trajo muñequeras porque yo era la que fraccionaba y realmente fraccionaba mucho y me dolían las muñecas. Trabajaba de lunes a viernes de 9 a 17 en el galpón y, además, recorría los barrios para ver si las ollas funcionaban. También lo hacía los sábados y domingos. Me mandaban la lista de los barrios y yo tenía que llenar un montón de preguntas en el celular.
¿Qué están denunciando, específicamente?
La denuncia es porque nos prometían «la semana que viene, el mes que viene los ponemos en caja». Estábamos más de 30 [personas] sin estar en caja en el trabajo «hasta que tuvieran la personería jurídica», pero nunca llegó. Queremos los aportes, las horas extras. En el estado de cuenta de mi tarjeta tengo los depósitos que me hacían desde UA.
¿Tenían que decir que su trabajo era voluntario?
Aquel día que se abrieron los portones, que estaba Bartol, antes de abrir Santiago [Pérez] lo que nos dijo a todos fue «nadie contesta pregunta, nadie habla con la prensa y nadie cobra sueldo acá adentro. Si alguien pregunta algo ustedes son todos voluntarios». Cobrando ahí te incluyo a Jesús Graña [el otro gran referente de UA], la esposa; en su momento Belén Morán, la novia de Santiago, que supuestamente era la psicóloga del grupo; Daniela Pérez, la hermana [de Santiago]; Ernesto Andrioli, el hermano de Jesús Graña.