Peñarol sabe que no tiene un equipo invencible, pero tiene conocimiento de que el torneo Apertura 2023 tendría otra tabla de posiciones sin los errores arbitrales que han favorecido a Nacional.
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"Estamos cuidados", fue la frase que se le escapó a Eduardo Ache y que persigue a un dirigente que habitualmente no comete esos errores. "No avivemos giles", otro de sus comentarios. Todo en medio del Campeonato Uruguayo 2021, cuando fecha tras fecha el equipo de Mauricio Larriera era perjudicando por los errores involuntarios de los jueces.
El fin de semana el viejo antagonista fue beneficiado con un penal escandaloso. Nuevamente con un yerro de Andrés Cunha en el VAR. Aquel árbitro que no pitó dos penales a favor de Peñarol en el Parque Viera, que no vio penal el día que fracturaron a Hernán Novick en el Estadio Centenario, que dijo malas palabras en la inauguración del Estadio Campeón Del Siglo, que estando en el VAR indujo a un error en aquel Sud Amércia - Peñarol en Jardines del Hipódromo y no vio el penal a Fabian Estoyanoff en la final de 2019 y muchas acciones más. Todo eso, sin contar sus errores involuntarios en encuentros de Nacional, hay más, pero sería aburrir.
Este fin de semana Cunha volvió a equivocarse y su error evitó una catástrofe en el Gran Parque Central. Supuestamente es el mejor árbitro de los que están capacitados en el trabajo con el VAR. Sabemos que los jueces merecen más presupuesto, que no pueden entrenar de la mejor manera con el VAR y que no todas las canchas tienen la infraestructura para el mejor desarrollo de la nueva herramienta. Pero los hombres de negro deberían poner más de sí. Es notorio como sus equivocaciones han permitido que Nacional todavía no esté eliminado de la lucha por el torneo Apertura.
Solo se sostienen por la protección mediática que les brindan algunos periodistas a los que les sirve el status quo. Es notoria la cantidad de entrevistas a los jugadores de Torque por una supuesta falta en el segundo gol de Peñarol, y la falta de entrevistas a los jugadores de Boston River por el penal fantasma pitado el sábado.
Los dirigentes albos han salido a defender a su club (como debe ser), los de Peñarol no tanto. Es año electoral y casi todos quieren quedar bien con los colegas. Así está Peñarol. Parte de los partidos se juegan afuera de la cancha, la dirigencia mirasol lo sabe, o juegan, o perderán otra vez.