Los enemigos según Nacho Alonso
El dirigente de River Plate fue consultado acerca de las razones por las cuales se había dado la remoción y expresó algo que sorprendió al mundo del fútbol y no sólo: “La explicación que me dio el señor Alonso, que lamento que siga como presidente de la AUF, fue: Álvaro, te tengo que sacar, lo lamento mucho, sos muy buen delegado, pero vos sos River Plate, para la AUF sos River, y River es un equipo enemigo de la AUF”. A lo que Silva le respondió: “Tas mal de la cabeza Nacho, cómo vamos a ser enemigos de la AUF si siempre tuvimos gente de River en la Asociación”. En esa oportunidad, Silva dijo que Alonso había puesto a uno de “Torque, porque es amigo de la AUF” y, por si fuera poco, reveló otro pasaje de la conversación con Alonso, sumamente grave. De acuerdo a Silva, Alonso le habría dicho que Danubio, Defensor y Peñarol también eran considerados como enemigos de la AUF. Lo relatado por Silva condice, al menos, con lo que pasó en gran parte del año pasado. En el 2023, el fútbol uruguayo tuvo picos de altísima tensión; tal vez la máxima expresión se vio con el paro de jugadores, pero antes estuvieron las discrepancias y enfrentamientos en relación a la conformación del ejecutivo de la AUF. En una situación sin precedentes, Peñarol, que junto a Nacional son los dos equipos más importantes del país, quedó fuera de la dirección del fútbol uruguayo.
Las SAD y la AUF
Junto al desplazamiento de Álvaro Silva se dio otro movimiento, la remoción del aurinegro Leonardo Viñas de la AUF. Todo el conglomerado de acciones son leídas políticamente como un desplazamiento orquestado por Alonso contra quienes no lo apoyaron en su candidatura. Pero también como una jugada para colocar a sus aliados circunstanciales en lugares de decisión y relevancia. Pero va mucho más allá de estos aspectos. La señal no sólo es dejar afuera a quienes considera sus enemigos, en este caso a Peñarol, sino, además, ir posicionando en el fútbol uruguayo a las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas) como parte de un proyecto que se pretende importar desde las altas esferas de la Conmebol. No por casualidad, el lugar que hubiera correspondido al club aurinegro en el ejecutivo de la AUF fue finalmente ocupado por Carlos Manta, gerenciador de Plaza Colonia y elegido como representante de las SAD para integrar el ejecutivo de la AUF. Tampoco es casualidad que luego de que Alonso desplazara a Silva, el lugar fuera ocupado por otro delegado que pertenece a las SAD. En una primera instancia había trascendido públicamente que el lugar en Conmebol sería ocupado por Torque, pero luego del escándalo a raíz de lo que narró Silva, la AUF “comunicó” que el lugar sería asumido por Albion, otro equipo del fútbol uruguayo convertido en SAD.
La discusión técnica, política y comercial acerca de las SAD es un asunto que escapa a las posibilidades de análisis de este artículo, pero, al menos deportivamente, se puede decir que dejan mucho que desear. Por lo pronto, es llamativo que las SAD continúen asumiendo posiciones de relevancia en la dirección del fútbol, cuando en este caso se trata de tres clubes que se encuentran en la Segunda División. Los tres equipos que se han mencionado, Plaza Colonia, Albion y Torque han descendido de categoría y abandonaron la Primera División. Los resultados deportivos fueron muy malos. El impulso de Alonso a las SAD no es algo nuevo y, como se dijo, tiene mucho que ver con las proyecciones económicas de la Conmebol. El presidente de la máxima jerarquía deportiva de la región, Alejandro Domínguez, visitó Uruguay en varias oportunidades para intercambiar con autoridades de nuestro país. Una de sus visitas, en marzo de 2021, en medio de la pandemia, fue motivada por la invitación de Pedro Bordaberry para que Domínguez participara en la inauguración de las instalaciones del City Torque. Cabe recordar que Bordaberry había sido uno de los interventores del fútbol uruguayo y responsable junto a otros dirigentes, como el caso de Armando Castaingdebat y Andrés Scotti, de elaborar el estatuto del fútbol uruguayo que hoy marca las reglas del funcionamiento del gobierno del fútbol. Domínguez volvió a Uruguay en junio de ese año para recorrer las instalaciones del Centenario de cara a las finales de los certámenes sudamericanos y también en octubre de ese mismo año. Luego concurrió a las finales.
Conmebol y AUF, un sólo corazón
Como parte de este capítulo, donde es notorio el involucramiento de la Conmebol en la disputa por el negocio del fútbol en Uruguay, la organización otorgó en 2023 un préstamo de 10 millones de dólares para que los clubes no tuvieran que negociar anticipadamente el contrato de televisación. De acuerdo a lo que había trascendido por aquel entonces, la intención era que los clubes no negociaron ahogados por la situación económica y pudieran de esta manera optar por la mejor oferta económica en el año 2025. Todo esto este tire y afloje, cambios en los ejecutivos, en las representaciones, desplazamientos de instituciones deportivas, demuestran los graves problemas por los que atraviesa el fútbol uruguayo, y evidencia otras discusiones mucho más complejas que reúnen poderosos intereses económicos que pujan por sus tajadas en un negocio multimillonario. Los derechos televisivos y la Liga Profesional son la “madre” del borrego. Esta puja es la que explica en gran medida el conflicto del año pasado, donde fue utilizada una justa reivindicación de los jugadores de fútbol como escudo para no avanzar en otras discusiones que van de la mano con la financiación del fútbol uruguayo, y, por ende, con la posibilidad de repartir mejor la torta entre los protagonistas. En diciembre de 2025 culmina el contrato entre la AUF y la empresa Tenfield por los derechos de televisión. El 2024 comenzó mostrando las puntas de la madeja de la disputa, colocando artificialmente las categorías de amigos y enemigos de la AUF.
En todo caso, más allá de las razones que tenga cada club, de sus argumentos para tomar tal o cual postura, no parece convincente ni conveniente situar a las voces críticas con el gobierno de la AUF en el bando enemigo. Ese término, típico de las guerras y de los enfrentamientos salvajes que la humanidad ha vivido y aún vive, debería estar lo más alejado posible del fútbol. Nadie puede desconocer que el fútbol es un negocio, esa es una dimensión. Pero sería bueno que el fútbol no pierda todas las otras dimensiones que lo convierten en una actividad recreativa, de integración y disfrute para miles de niñas, niños y adolescentes a lo largo del territorio nacional.
Los enfrentamientos por una tajada del botín erosionan la sana pasión futbolera y dan señales terribles a las nuevas generaciones, a los pequeños que se están formando en el baby fútbol, a los juveniles, a las familias, a todos. Después no vale hablar contra la violencia, firmar declaraciones y sacarse fotos, si desde las altas esferas del deporte no se dan ejemplos claros contra la misma.