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Derecho Humanos

Un documento más justo

Cambios en el pasaporte que marcan un antes y un después para migrantes en Uruguay

El nuevo pasaporte uruguayo reconoce la ciudadanía legal y elimina el lugar de nacimiento, un paso más hacia la inclusión de miles de personas extranjeras en igualdad de derechos.

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Gulnor sonríe con una mezcla de alivio y emoción contenida. No todos los días una persona recibe un pasaporte con el peso simbólico de una historia de vida que, como la suya, se teje entre fronteras, identidades y esperas. Nacida en Tayikistán y residente en Uruguay desde hace 25 años, Gulnor es la primera ciudadana legal uruguaya en recibir el nuevo pasaporte modificado por la Dirección Nacional de Identificación Civil. Un documento que representa una conquista largamente esperada por miles de personas que han hecho de este país su hogar.

La escena ocurrió en la sede del Ministerio del Interior, acompañaron la entrega el ministro Carlos Negro, la subsecretaria Gabriela Valverde, el subdirector de Secretaría, Rubén Amato, y el director nacional de Identificación Civil, Williams García. El momento tenía rostro de justicia porque Gulnor no llegó sola, llegó en nombre de una comunidad diversa, silenciosa y muchas veces invisibilizada, que viene reclamando, desde hace años, ser reconocida en igualdad de condiciones.

Las modificaciones introducidas al pasaporte común uruguayo responden a las recomendaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), pero también a algo más profundo, el reconocimiento de los ciudadanos legales como parte integral del país. A partir del 23 de abril, el campo "Nacionalidad" será reemplazado por "Nacionalidad/Ciudadanía", y se consignará el código “URY” tanto para ciudadanos naturales como legales. Un pequeño cambio, quizás, para los ojos ajenos, un gran paso para quienes por fin ven reflejada en su documento la nacionalidad que ya portaban en el alma.

Otro ajuste importante es la eliminación del "Lugar de nacimiento", una información que no es requerida por las normas internacionales y que, en muchos casos, generaba trabas, sospechas y discriminaciones. Aunque esta información seguirá figurando en la cédula de identidad, su exclusión del pasaporte alinea al país con estándares internacionales y, sobre todo, elimina una barrera simbólica.

Para Gulnor, el nuevo pasaporte es un certificado de pertenencia. "Este momento marca un hito muy importante para miles de personas que están en una situación similar a la mía", dijo con emoción. Su agradecimiento se extendió a colectivos como Somos todos uruguayos, que empujaron esta causa durante más de ocho años de trabajo silencioso pero persistente.

La subsecretaria Valverde lo dejó claro: “Detectamos la necesidad de cambiar estos campos desde el período de transición. Nos reunimos con organizaciones sociales y, con el respaldo técnico de Identificación Civil y Migración, fuimos ajustando el pasaporte a una realidad más justa”. Lo técnico, en este caso, fue también profundamente político.

El pasaporte modificado es una conquista de derechos, de ciudadanía efectiva, de reconocimiento institucional. Pero, sobre todo, es una señal de que Uruguay avanza en su camino de integración y respeto por la diversidad. Porque cada vez que una persona como Gulnor recibe un documento que le dice "sí, sos parte", el país también se transforma.

Y ese país, que se construye día a día con historias migrantes, hoy es un poco más justo.

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