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Derecho Humanos

Abril en la Memoria

La vida de una de las Muchachas de Abril: Laura Raggio

"El brillo de tu ausencia" es el libro de Andrea Di Candia sobre la vida de Laura Raggio una de las Muchachas de Abril, asesinada el 21 de abril de 1974.

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El 21 de abril se cumple un nuevo aniversario del asesinato de las Muchachas de Abril: Silvia Reyes, Diana Maidanik y Laura Raggio; es sobre ésta ultima que Andrea Di Candia escribe en un libro presentado el año pasado y que se volvió a presentar este año rescatando la condición humana de la joven de 19 años asesinada por la Dictadura Militar.

Estocada a la Impunidad

El libro de Andrea Di Candia cumple con un pedido de los familiares de Laura de dejar registrada su vida y rescatarla por un lado del olvido, y por otro de esa suerte del martirologio de cada 21 de abril.

Como dice Di Candia, es preciso recordar la fecha de su asesinato para que nunca haya mas terrorismo de Estado, que se comprenda la intimación del CIDH al Estado uruguayo por esos asesinatos y desapariciones forzadas, el procesamiento del General Retirado Juan Rebollo, pero solo recordar en esa fecha a las Muchachas, es volver "a matarlas" de nuevo.

Pero lo mejor es dejar hablar a la propia Andrea Di Candia sobre su obra; Andrea Di Candia es psicóloga y sicoanalista, escribió ya los siguientes libros: La Partida , Cadena de Frío y los cuentos Las (mis) Tías y El Latido.

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Andrea Di Candia

¿Por qué contar la historia de Laura?

Lo primero que me gusta aclarar, porque siempre queda muy pegado a la historia de las gurisas, es que esta es una historia de Laura, que fue una las llamadas muchachas de abril. Uno de los hermanos de Laura me pide para escribir la historia de la vida de ella. Primero me lo propone un hermano y después el otro se suma al proyecto. Lo que quieren es rescatar algo que les permita recordar la vida de su hermana, porque para ellos, como para todo el mundo, Laura queda pegada a las “muchachas” por un lado, y al horroroso final, lo que hace que también hasta los recuerdos de la vida se vayan borrando. Eso es en general lo primero que viene a la memoria, porque la memoria es así.

Entonces el pedido es escribir sobre una vida, que por supuesto se resignifica a partir de la muerte, si no podría ser la vida de cualquier muchacha de aquel tiempo. Pero ellos me piden eso, qué puedo hacer para escribir sobre la vida. Yo dudo, me parece difícil, yo no escribo sobre política, escribo historias, historias mínimas, es mi forma de escritura. Y entonces así armamos este proyecto y mediante entrevistas a gente que la conoció, a la familia, con los objetos que quedaron, porque hay muchos objetos que quedaron, armamos una historia. Obviamente está construida con los pedazos de la memoria y la desmemoria de quienes la conocieron, más una parte que yo ficciono.

Es una posible historia de la vida de ella, hasta que se va en un taxi por la calle Almería….

En el libro yo voy avanzando en orden cronológico por la vida de Laura. En cada capítulo voy alternando con fotos de ella y de otros objetos personales. La madrina de Laura, Raquel Odizzio que era fotógrafa y muy meticulosa, y dejó una caja que decía Laura, que estaba llena de fotos, de papelitos escritos por ella, de cartas que fueron y vinieron del cuartel. Y eso fue maravilloso como insumo para escribir este libro. Entonces, como te decía, capítulo a capítulo le voy incorporando algunas esas fotos, estampitas de su nacimiento y de la comunión, cosas de su vida, su cortísima vida.

Paralelamente intercalo, bastante apretadamente, todos los sucesos históricos, políticos, y culturales que se fueron sucediendo en el mundo, en América Latina, y en nuestro país. Como para contextuar los años desde el 54 que nace Laura, hasta el final.

No me cuentes el libro, pero contame entonces la imagen de Laura.

Viste que la muerte hace siempre a todos más buenos, más santos. Pero la imagen que pude leer por los testimonios de todos los que la conocieron, coinciden en que era una niña, y luego adolescente buena, decidida. Hay una expresión que usa una amiga de ella, Silvia Fiori, que dice “paradita en la hilacha”, que creo que es una expresión chilena, como mandona, resolutiva. Era la mayor de los hermanos, madura dicen, madura con comillas, ¿no?, porque la mataron siendo un adolescente. Dicen que era muy alegre, amante de la música, que le encantaba el agua. Fue tan corta su vida…

.¿Cómo logras que el foco esté en el ser humano, en su peripecia de vida, a pesar del contexto político, y además de las opciones que ella toma?

Bueno, no se si lo logro. Yo arranco intentando ubicar esa niña que nace en esa familia. Es una historia mínima. Si Laura no hubiera tenido este final, tal vez hubiese sido una historia como cualquiera. Por eso digo que lo difícil para mí en este libro fue que el final resignificara la historia, la importancia de la historia de una gurisa de esos tiempos. Y lo difícil fue no pararse en el final y poder hacer la historia de una chiquilina que pudo haber sido cualquiera, que la vean, que se identifiquen con ella. Como te decía, no se si lo logré. De todos modos al final del libro pongo un documento que escribió para el libro Jorge Pan, el abogado de Ielsur sobre toda la peripecia jurídica, que fue infernal, porque acá en el Uruguay se cerraron las puertas, hubo que recurrir a la Corte Interamericana hasta que finalmente se falló a favor de este caso, que incluye a González y a Tassino, dos desaparecidos. Se incluye ese documento, y se incluye un pequeñísimo escrito en otro tono sobre lo que pasó, pero digamos como por fuera de la historia. Es re difícil porque está adentro, pero la idea fue que realmente quedara por fuera. Cuando presentamos el libro en Salinas, Sara Méndez me dijo algo que para mí fue buenísimo, super importante.

Porque Laura, entre otras cosas, tiene dos partes. Tiene la parte de la niña y adolescente que fue, familiar, privada, íntima, y el personaje, entre comillas, en que se transformó: el personaje público. Entonces, quien no la conoció personalmente va a lo conocido, que es todo aquello que se sabe. Pero Sara Méndez (presa política cuyo hijo Simón nació en cautiverio y estuvo desaparecido) me decía algo que para mí fue muy importante. Ella agradecía el libro diciendo que esto venía a aportar historias donde se parara a la gente en la vida, o sea que no todo el tiempo se remarcara la ausencia; porque había necesidad y sobre todo en los familiares y en quienes habían querido a los ausentes por estos crímenes o por desapariciones, de volverlos a ver vivir, palpitar, a tener la piel tibia, como se escribe en el libro de las 197 historias sobre desaparecidos. Esa necesidad de la vida, porque si no, digo yo, es como matarlos todo el tiempo.

Y a mí me parecieron las palabras de Sara, buenísimas porque creo que se trata un poco de eso. Y se trató un poco de eso, de desgajarlas dulcemente de las muchachas de abril, porque ellas son como un bloque, un bloque congelado, muriéndose cada 21 de abril. Los hermanos necesitaban sacarla un poquito de ahí, pararla en la vida y verla de vuelta, corriendo, zambulléndose en la playa, yendo a la parroquia, tocando la guitarra.

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